La paz no se puede pedir. A menos de que se trate de hechos bélicos concretos como el conflicto palestino/israelí.
La paz se puede pedir en situaciones concretas como este caso.
Cuando se quiere reunir a la gente para que "luche por la paz", entonces tocamos el terreno de lo nebuloso, de lo poco claro. Paz, ¿cuál paz?
La paz solo se puede realizar actuando en paz, tratando de estar en paz, tratando de no tener conflictos (o los menos) con los semejantes.
Organizar conciertos o eventos para "luchar por la paz" es extraño, por no decir imposible.
Porque la paz la genera cada uno desde su propia personalidad, desde su propia lucha con la vida cada día.
La paz se genera tratando de tener paciencia con aquellos quienes no son tan gratos, con jefes que tenemos que soportar, con personas que tenemos que tolerar.
Pero la paz comienza con uno mismo. Y no solo es una frase, es la única manera para construir la gran paz total.
Estamos viviendo el tiempo de los holgazanes, en contraste con el tiempo de los que se están manifestando casi con la vida por delante. Un mundo dividido realmente pero en actitud, no en ideologias. Están quienes se quedan viendo lo que pasa y se la pasan quejándose; y están aquellos que intentan participar, ofrecer un punto de vista, e incluso proponer análisis y soluciones.
La Paz también es hoy un producto mercantil. Por ella, Coca Cola refuerza su imagen en el mundo. Y no podríamos negarnos a ello. Todo lo que hable de paz, como sea, será benéfico y mil veces preferible a hablar de lo que nada más están hablando hoy en día las personas que leen noticias frente a la cámara de televisión (los leenotas), periodistas, etc.
La cuestión es tener la conciencia, intentar tener la conciencia de que la paz es individual. De que la paz mundial comienza realmente desde la paz individual. El que lo llamen a uno a hacer la paz, parece una obviedad ofensiva, ¿qué no sería lo natural? Pues no, hoy en día nos tienen que pedir, convocar, convencer de hacer la paz.
Por otra parte, quienes asumen la bandera de la paz no se percatan que generan reacciones totalmente anti pacíficas. Es una contradicción que tiene que tenerse en cuenta aunque sea inevitable.
Por ello, la responsabilidad de aquellos que "se dedican" a buscar la paz es triple, es aún mayor de quienes se dedican a hacer la guerra. Siempre el bueno que quiere hacer el bien a toda costa está más frágil y cercano a desilusionar e incluso a generar odios imprevistos, al contrario de quienes "ya sabemos" son ladrones o asesinos. Hay una pureza malévola, una honestidad trastocada en quienes abiertamente hacen lo que llamamos el mal. Políticos y servidores públicos aparecen como peores cuando se les descubren (casi podríamos afirmar que el 95% de los que se dicen servidores públicos tienen asuntos poco éticos, no legales o hasta criminales) , cuando se revelan sus oscuras acciones, quedan peor parados que quienes abiertamente se manifiestan como criminales.
La paz es un concepto muy delicado, nebuloso en momentos. Tanto o más que el concepto de libertad.
Otra obviedad: vale la pena tratar de estar en paz.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.