Pienso que, en honor a la verdad, si nos abrimos el capote resulta que donde quiera moran turbiedades.
Ahí donde laboramos, en el seno familiar, nadie estamos impolutos. Por supuesto que no necesariamente somos nosotros los generadores de iniquidades de cualquier tamaño e intensidad, pero nos rodea lo nebuloso, andamos dentro a veces a ciegas, a veces a tientas.
Ayer que sin querer resultó que deambulaba por el Ángel (que en realidad no es ángel) de la Independencia (quién sabe a la independencia de quién se refieran)...era grato ver a la gente despavorida celebrando, sonrisas bien plantadas en la cara, ni vi disturbios y sí granaderos delimitando los alrededores del recurrido monumento, única utilidad.
Pero, ¿por qué no me embarga esa misma intensidad, esa "Pasión" como la denominan (palabra que uso por segunda vez pero que jamás jamás pronuncio ni escribo en ninguna parte por haber sido tan manoseada e inevitablemente relacionada equívocamente con el soccer)? ¿Por qué no me siento arrobado y tan contento y pleno como si yo hubiese sido el que se la jugó en el campo? Quienes dicen saber de este espectáculo que ellos denominan deporte, afirman que el contagio es unánime, fuera democracias pues esta es más una hazaña totalitaria. ¿Por qué no me atrapa? Sin querer también, pues no estaba planeado aterrizar en un restaurant que además pensaba carecía del OJO dominante, la caja lista, vi momentos del partido de la selección americanista ahora de México..claro, me dio gusto, pero nada más, me decía, a ver, pasión esta, contagiame, hazme sentir más mexicano, y pues no.
Veo lo que veo, lo que me rodea porque no me gusta vivir en una cueva...bueno sí, pero cuando vuelvo de ver las maneras de un mundo que siempre me ha tenido alienado, desde niño, desde el colegio (o tal vez he sido yo el que no ha podido entrar totalmente al aro, porque de que entras entras)...y me apena que un espectáculo y un negocio antes que deporte, delimite tu grado de nacionalismo.
Está bien: me revienta eso del patriotismo, las nacionalidades, las banderas. Pero vivo en este mundo y eso no signifique que no me guste tanto tanto la bandera de México, es hermosa (sin patrioterismos es bella, misteriosa, contradictoria como somos los mexicanos, cruel, llamativa), no significa que no me encante el Himno Nacional (que nunca nos han dicho bien a bien cuál fue ese concurso universalo que ganó) indiscutiblemente hermoso, una marcha que si la pones en las mañanas y al tempo de marcha de guerra que debe sostener te levanta, te dice, sí, vamos (quién sabe si a la hora de la hora podamos o no, pero qué ánimo. Mi madre, a veces, a tono de guasa y en serio, nos levantaba con las notas del himno nacional, genial)...pero no adorar y avasallarme como la gran mayoría de mis conciudadanos por Su equipo, por la Publicidad atronadora que nos avientan..¿me hace menos mexicano?
Sería lástima. Me valen las fronteras y los países, pero si hay que delimitarse a fuerzas o sin remedio, amo ser mexicano, amo a mi país. Por eso me da tanto coraje muchas cosas e intento, tal vez ociosamente, dejar una semillita pequeñita, constructiva (pienso yo) en mis poco importantes libritos.
Me desgarra México. Ha sido mi obsesión no tomada por gusto. Todo lo que escribo, así hable de Dostoievski me rebota con México y el ser mexicano, no hay de otra, uno es de donde es. Y me quiebro la cabeza con miles de por qués que nunca responderé pero que intento tomar como colores para mi lienzo narrativo (muy humilde muy modesto) hacia este país que me vio nacer.
Si tuviese que elegir eligiría ser mexicano. Aunque me encantaría tener un multipasaporte que me hiciese español, alemán, italiano, chileno, africano, egipcio, libio, indio, gringo, islandés, ruso, croata...
Que curioso que por mano de un puñado de hombres se haya repartido el planeta a puro capricho y nos dijeran (impusieran) tú eres ahora checoslovaco, ustedes rusos que no son rusos son todos rusos, porque sí, ustedes mexicanos tan de pueblos distintos son todos mexicanos, quieran o no, ustedes de España no pueden ser catalá ni gallgos no, son todos Españoles y se amuelan. ¿Por qué?
Y luego a qué caso si todos se supone que somos eso que llaman Seres Humanos.
Y por eso hasta con orgullo un distraído se atreve a espetar que el futbol es una guerra...una guerra sin muertos. ¿En serio? ¿De veras? Ahí sentadito disfrutando. MIentras millones, millones viven más oprimidos que nunca. En fin. Tiene razón, la verdad es que tiene razón, los seres humanos somos seres de guerra, de pelea, de riña, de buscar el desacuerdo, de erigirnos encima del otro, del poder...no es queja, asi somos. Los inocentes deberíamos ya darnos cuenta.
Delimitaciones. Nos delimitamos. Nos dedicamos a separar, clasificar, guardar, entrecerrar, distanciar. Así somos. Así es esto.
Y no comprendo aún las racionalizaciones de quienes adoran a un grado, para mí, exagerado, un deporte ¡que no practican!
Yo veo que como no tenemos otro rubro en el que pudiesemos colectivamente ser grandes nos abrazamos de otros que hagan lo que nosotros no podemos hacer. La pasiva pasión. Y la pasividad no puede ser pasión, es justamente su contradicción, no se comprenden.
Pero, con todo y todo, intervenga el dinero (que ha arreglado series mundiales, super bowls, peleas de box) o no, que bueno que a mis connacionales les causa tal alegría.
Hay un manto turbio sobre nuestras cabezas, hay una niebla espesa, pero nosotros, cada uno de nosotros hemos contribuido por palabra, obra u omisión.
Ojalá nos vayamos respetando poco a poco nosotros con ese yo y esos muchos y muchas que habitan dentro de nuestro Yo.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.