Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Monday, March 14, 2016

Muero el próximo 21 de marzo: gracias












Estoy a unos días de vivir la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.


En un poema de juventud escribía, "Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy". Era un poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.


Y como voy a morir y Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente una etapa sino un punto final. Es el adiós.


A todos lo que se brincan mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el nombre de Jesucristo". Es verdad.


Aquí les agradezco a personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El intenso. El exagerado. Gracias de corazón.


Si siempre fui extraño, ¡imagínense ahora!
Porque triste es que en estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!


Es muy curioso, toman a guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de "cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.


Y yo lo veía así, claro, no soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y trabajar para lo Malo. Es verdad.

Estoy a unos días de vivir la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.


En un poema de juventud escribía, "Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy". Era un poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.


Y como voy a morir y Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente una etapa sino un punto final. Es el adiós.


A todos lo que se brincan mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el nombre de Jesucristo". Es verdad.


Aquí les agradezco a personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El intenso. El exagerado. Gracias de corazón.


Si siempre fui extraño, ¡imagínense ahora!
Porque triste es que en estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!


Es muy curioso, toman a guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de "cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.


Y yo lo veía así, claro, no soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y trabajar para lo Malo. Es verdad.

Estoy a unos días de vivir la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.


En un poema de juventud escribía, "Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy". Era un poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.


Y como voy a morir y Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente una etapa sino un punto final. Es el adiós.


A todos lo que se brincan mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el nombre de Jesucristo". Es verdad.


Aquí les agradezco a personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El intenso. El exagerado. Gracias de corazón.


Si siempre fui extraño, ¡imagínense ahora!
Porque triste es que en estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!


Es muy curioso, toman a guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de "cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.


Y yo lo veía así, claro, no soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y trabajar para lo Malo. Es verdad que hay muchos así, como los hay católicos, budistas, ateos, indús, chamanes, angélicos, testigos, ateos, etc.


Sólo puedo compartir mi testimonio:
Si yo me ha conducido en el camino del conocimiento, si ha leído un poco, si me encanta saber más, investigar, preguntarme sobre el cosmos, la vida, las artes, las ciencias; si conté con una educación sólida, basada en valores clásicos como la cortesía, la puntualidad, el trabajo, entre otros; no iba a ser fácil para mí caer en sectitas o grupos que solo intentan exprimir tus inseguridades y miedos. En mi largo camino de búsqueda topé con muchas asi. Me salí en cuanto sospeché que algo ya no encajaba con mi ser interno.


Me parece que por ello uno cuenta con criterio. Tú, yo, cualquiera que haya tenido una vida vivida puede discernirlo. Y si cae uno en lugares que no, en verdad les digo que si la búsqueda de nuestra paz y nuestro centro es sincera, todo se alinea para aprender en donde estemos metidos para salir y continuar. La vida es aprendizaje.


La vida actual es aprendizaje sí, pero también es un desorden.
La mayorìa venera el desorden y contradictoriamente se queja de él.
Se queja de todo: de la ciudades mal gobernadas, de funcionarios, profesionistas y trabajadores deshonestos, pero nadie quiere dejar la zona de confort que es el desorden. No quieren ordenar su vida.


Yo llegué a un punto crítico, inesperado en verdad, en que ya no pude más. Me postré y clamé a Dios por su perdón. En ese momento decidí matar al Gabriel que ha vivido hasta estos días. Ya no más.


Y como para nacer de nuevo hay que morir para matar lo malo, el proceso para mí ha sido fascinante, arduo, grato, duro, hermoso, doloroso, placentero: gozoso.


Porque cuando acepté a Cristo acepté que pusiera orden en mi hogar, en mi corazón. Le pedí que se hiciese cargo de mi vida.


Mis planes no cuentan. Lo que importa es la voluntad de El.
Porque al someterte a su voluntad lo único que estás haciendo es dejar que tu corazón se llene de cosas maravillosas. Porque todo comienza a tomar otro brillo. Te sientes perdonado. Estás perdonado porque pediste su perdón.
Y pides también el perdón de aquellos a quienes les hiciste daño o algún mal.


Yo lo hice en persona. Y si no fue posible en mi oración. Y realmente arrepentido de quien fui me voy a morir.


Este Gabriel que se va de este mundo quiere agradecer, en especial por este paso que voy a dar, a Ceci Alvarado, a Lourdes Delgadillo, a Mel Molina, quienes oraron por mí (sin yo saberlo) para que me acercara a Dios. Gracias de corazón.


Gracias a los que ya no me quieren ver por esta razón.
Gracias a los que se alejan.
Aunque al principio uno siente feo de inmediato esto se evapara porque ya existe una razón, la más poderosa.


Y es que este paso que voy a dar de muerte para vivir es, como dice mi pastor Pablo Gil, como cuando te vas a casar. Estás tan feliz que quieres compartirlo, gritarlo a todo el mundo, y que los seres que más amas estén ahí presentes contigo en ese día tan especial.


Así me había ilusionado que sería. Parecía yo más la novia que el novio. No se dio. Y no por voluntad de Dios en este caso. Si esto no se pudo dar fue porque en el proceso aparecen obstáculos que uno u otro no podía sortear en ese momento. Y es por amor que yo me fuí. No por otra cosa. Si una pareja, cualquiera que sea, no va a la par en el amor a sus ideales como pareja que serán al final, nos guste o no, un solo ser; no es posible esa unión. Es duro pero es mejor para ambos. Por eso repito que aquí no fue que Dios nos hubiese separado. Aquí fue una consecuencia de nuestras vida vividas y nuestro grado de progreso. Gracias a Dios, eso sí, ambos estamos acercándonos a Dios, separados. Pero no importa. Lo que importa es no abandonar el camino del orden que nos manda Dios. Y no por El. El no necesita y ni quiere nada, sino por nosotros. Dios es bueno. Dios es sabio.


También yo anhelaba compartirlo con gente cercana a mí, en mi familia, pero sus procesos son otros y los comprendo y no los recrimino ni me quejo. Solo requiero dejar asentado antes de irme que los amo, que los amaré siempre y que no me siento mal ni nada.


Al contrario, me siento muy feliz. Mucho.
Porque así como unos se van, y yo me voy; otros llegan y me reciben con cariño. Y eso tampoco importaría.


Lo único importante es que, de cierto, de cierto, no saben que maravilloso es vivir una vida más cerca de Jesucristo. Porque lo tienes presente a cada instante: en tu desayuno, comida, cena. En un lugar donde alguno respetuosamente me presentó su objeción a que yo "metiera a Dios en esas cosas": en el trabajo. Y todo lo contrario: todos necesitamos que Dios esté en cada aspecto de nuestra vida sin excepción.


Yo ya no comprendo ese dejar aparte a Dios. Nada más para el domingo. Y eso si pelo lo que diga el señor allá en frente. Eso si no me duermo. En mi experiencia no puede ser así. Porque tiene uno, tengo yo, tal necesidad de El que se vuelve como respirar. Tiene uno la avidez de aprender más de las Escrituras.


Sigo pensando que sería vital que se dieran clases de cómo leer la Biblia e, idealmente, fuese parte de la formación íntegra de todo ser humano. Incluso si aún no decide o duda en recibir a Cristo. Porque más y más me percato de decenas o más de malentendidos que tiene la gran mayoría de la gente sobre Dios, Cristo y la Biblia; sobre lo que hay que hacer, sobre los mandamientos, sobre el perdón de los pecados, sobre el arrepentimiento, sobre la Salvación. Estamos perdidos. Todo lo tenemos confundido.


Ahora que me adentro poco a poco en las aguas de las Sagradas Escrituras no sólo continúo asombrándome de la gloriosa unidad que tiene este conjunto de libros tan contradictoriamente disímbolos. Tiene muchas muchas lecturas, pero también tiene unidad y un único propósito. Es maravilloso. Nada más como cultura general las personas intelectuales y las no intelectuales deberían de tomar clases. Es de veras toda una experiencia.


Para mí la Biblia tiene una coherencia absoluta, no tengo ninguna duda, al contrario todo está tan claro y diáfano una vez que uno se sumerge de la mano de una guía docta y calificada.


Confieso que desde joven mi proyecto literario ha tenido como ejemplo la Biblia. Los variados temas, los variados estilos y libros, los variados géneros. Me ha fascinado desde siempre. Pero antes no entendía nada. Me atreví a cuestionar muchas partes. Ahora es diferente. Ya con una experiencia de vida y un poco más de conocimientos, siendo aún un lerdo en el tema, ya lo veo todo claro e íntegro.


Ignoro que rumbo tome mi escritura y aún si deberé o no continuar con mi afán de que la conozca el mayor número de personas posibles. Más o menos he recibido señales pero a veces pareciera que Dios me está pidiendo otra cosa. Aún no lo sé. Aún no comprendo sus señales. Pero ya no importa tanto como ser digno de su perdón, su misericordia, su amor.


Eso se sabrá cuando vuelva a la vida. Por ahora, muere todo ello, con lo malo que tuvierse impregnado. Muero yo en todo lo malo. Muero yo de lo que fui para ser.


Gloria a Dios.
Dios los bendice queridos hermanos.
Si alaban a seres humanos que hacen música, que le cantan al desamor y a los tormentos torpes de nosotros los diminutos humanos que nos hacemos bolas con tan poquito y no agradecemos nada y que ahí andamos en el crujir de dientes cuando nos falta algún beneficio material, o cuando nada más le chillamos a Dios en una desgracia sin recordar que hay que acatar su Voluntad y que no le hemos pedido nos perdone, si así son muchos, si así yo era y no quiero volver a ser, aunque la tentación incluso pudiese meterme Dios para probar si es cierta mi palabra, si así somos, ¡cómo no voy a cantarle y adorarle con canciones y a alzar los brazos y saltar de alegría!
¡Si es Dios! ¡Si es nuestro Padre! ¡Si es Cristo, el Maestro! El que ES, antes que nada y después de todo, El ES.


Y como he recalcado, no se trata de que uno esté atosigando a la gente o fingiendo una actitud que no se tiene. Ahí peor sería ello. Mayor condenación. " Dice San Juan, en su primera epístola unviersal, vers. 6-10


"Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad;
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."


Así que no se trata de qué tanto y qué tan bonito escriba, o qué tanto me sabré o no los pasajes y cómo localizarlos en la Biblia; se trata de vivir las leyes de Dios, de vivir lo que Cristo nos enseñó. Se trata de ser como Cristo.


Muero habiendo pedido perdón. Muero perdonado por Dios. Muero con gozo. Muero agradecido.




Gabriel Garibay (30 junio 1967- 21 marzo 2016)

Thursday, March 3, 2016

Respeto a todos los credos. Comparte tu experiencia pero no juzgues


Cuando se abraza una nueva fe (porque no es en si una religión), hay ocasiones en que el entusiasmo nos mueve a compartir con todos la gran noticia. Hay que tener cuidado de no ser encajosos con los demás, con quienes no han vivido esa experiencia.

Hay que vigilarse para no comenzar a adoctrinar a los demás cuando apenas se está aprendiendo.
Una cosa es compartir una hermosa experiencia, una vivencia increíble, con sinceridad. Y otra querer "enseñar a los demás y señalarles lo mal que están".

Por eso es indispensable que uno tome clases, que personas con la preparación debida nos guíen. Todo alumno debe tener su maestro.

Yo comparto en este medio de redes sociales mi proceso. Lo hago porque no tengo vergüenza de lo que hago, al contrario. Pero de ninguna manera quiero aleccionar o señalar a los demás.

Por supuesto que me encantaría que más se unieran. Pero no es a la fuerza. No es señalando. Sobre todo porque yo he pasado por un larguísimo camino de caminos hasta llegar a Dios.

Fui educado en la religión católica. Mi madre fue católica, luego franciscana, luego buscó en otras religiones, creencias y disciplinas. Al final, con una fe inquebrantable, con una fe que no era creencia sino certeza decía: Yo soy ferviente de Dios Nuestro Señor, Cristo y el Espíritu Santo. Punto.

Yo después de leer mucho y sentirme cultísimo llegué a la no muy original conclusión de que Dios no existía. Sin faltar al respeto. Simplemente yo sentía que Dios no existía.

Luego, también muy cómodo para los que nos sentimos intelectuales, cultos, socialistas y etc, me volqué al budismo. Porque mal llevado es como "tratar de ser buena onda". Cuando en realidad ser budista implica (como en cualquier religión) una dedicación y disciplina férrea. O sea que, como muchos, yo hacía como que hacía.

Fui agnóstico, más por lo cool que se oía la palabra que por real convicción y conocimiento.
Luego me fui a lo que ahora está muy en boga: le llaman espiritualidad. Y es creer en tu ángel, en usar piedras minerales y depositar ahí tu creencia y fe. Fue de las experiencias más bonitas que viví. Pero no me sentí completo. Me sentía aún solo. Desolado.

Ir y venir. Estira y afloje entre creer y no creer. En querer pruebas para creer. Y creencias comprobables científicamente, con lo cual se anula el hecho de tener Fe.

Diversas circunstancias me acercan al cristianismo. De una forma tan sutil, bella, tan clara como agua, que no he requerido de forzar mi mente o "convicciones" para aceptarlas. A toda pregunta, a toda lección he respondido, "Sí, claro que sí."

Pero el proceso no es fácil.

No es que digas ah ya, y shazam. Dios no es un genio de la botella.

Precisamente, al haber transcurrido yo en tantos años sin Dios, imagínate todo lo que traigo dentro. Los demonios se debaten, se revuelcan, les da coraje.

Y me lo dijeron: no es fácil. Se te van a aventar a la cara tus pecados, los más mínimos, los más recónditos, los que ni siquiera recordabas.

Me he sentido en profunda tribulación. Me he sentido mal porque me han surgido dudas. Me he sentido mal porque en momentos parece que le exijo a Dios que por el hecho de abrazar esta fe ya me de todo lo que quiero. Y no es así. Y sé que no es así. Y me duelo. Y estoy orando y pidiéndole perdón, perdón por pensar así. Por desesperarme. Porque esas son precisamente las cosas que Dios no acepta.

Pero El sabe quién soy. El conoce mi principio y sabe mi fin.

Me siento solo. Pero de manera distinta. Es difícil explicarlo. Es un río que se tiene que cruzar de esa manera. No significa que no tengas a tu lado gente que te ame. Pero uno por fin acepta que Dios acomode tu vida. Y se siente.

Por ello tampoco estoy solo.

Toda esta tribulación la encamino a mi oración y relación íntima con Jesucristo, con Dios, con la conciencia que es el Espíritu Santo. El está conmigo. Yo soy quien me alejo por mis iniquidades. Por ello la lucha. El jamás te abandona. Dios es bueno. Dios es sabio. Y hace justamente lo que yo requiero.

Aprender a aceptar no solo con humildad pero con gozo y agradecimento la voluntad de Dios es quizá de las cosas que más trabajo cuestan pero es lo necesario. Y dejar todo en manos de Dios te libera, pues lo haces en responsabilidad. Antes de amar a tu madre, a tu padre, a tu mujer o a tus hijos está el amor a Dios.

Aquí ya no cabe el "primero yo, luego yo y al último yo"; ese decreto que reflexionado no deja de ser triste además de soberbio.

Cuando uno se adentra se da cuenta que si es primero Dios precisamente todo lo demás está bien, y se llena de amor, porque El no va a dejarte desamparado a ti ni a nadie de sus hijos.
No lo comparto para provocar penas o lástimas o porras. Solo lo comparto.

Dios en ningún lugar de la Biblia dice que vivas azotándote, quejándote de tu pobre vida. Jamás lo dijo. No está escrito en ningún lado. ¿Quién nos enseñó a que ponernos en actitud de víctimas es lo ideal para Dios? Al contrario. Aguas con eso. Bueno, si no lees la Biblia, en cualquier película que hayas visto sobre Cristo, en ninguna he visto a Cristo contento porque alguien se victimice. El mismo lo dice, "No os acongojéis por vuestra vida. Ay, hombres de poca fe." En el Antiguo Testamento leemos que Dios clama en el desierto y dice, "¡Consolaos en el Señor!"

En velorios fíjate cómo muchos (no todos) de los que lloran a sus muertos están doliéndose más por ellos mismos que por el ser que partió. Observa. Igual y tú eres así. Yo fui así. Yo no sabía. Era ignorante. Dios jamás ha pedido eso. Ni los melodramas de telenovela, como si eso nos ganara el cielo.
Al contrario, Dios (y de hecho el sentido común y cualquier otra fe seria) te dice, "A ver, ¿te sientes mal por algo que hiciste? Porque no te portaste tan bien con ese ser que ahora yace muerto. Pudiste atenderlo mejor, pudiste decirle más veces que lo amabas. Está bien. Si te sientes mal es porque te duele. Ahora, no te quedes en el remordimiento. Arrepiéntete. Arrepiéntete de lo que hiciste mal. Pídele perdón a ese ser (vivo o muerto) y Dios te perdonará...y tú te sentirás perdonado. Y tómalo en cuenta. Y no lo vuelas a hacer.
Contrario a lo que piensas, todos tenemos mucho, mucho de qué arrepentirnos.
No te quedes en la amargura.

Por otra parte, debo decir que aprendí mucho del Dalai Lama, sin sus enseñanzas yo no estaría aquí. El mismo se expresa correcta y bien de Jesucristo. Aprendí también de amigos judíos, de la belleza, profundidad y amor por Jehová. Aprendí y constituyó una vital base la instrucción católica que recibí en mi colegio cuando niño.
Ningún hombre y mujer destacados, humanos, entregados a la Humanidad, se azotan chillando y arrastrándose por las calles; ninguno de ellos le falta el respeto a otra Fe. Incluso los ateos (que son rarísimos, he llegado a la conclusión, como otros escritores, de que en realidad no hay un solo ateo genuino sino enojados con Dios), incluso ellos, los genuinos, viven tan en paz que no requieren criticar a las religiones o a Dios.
Piensa en cualquier hombre o mujer que admires mucho. Que sientas que es ejemplo de humanidad.
Nunca vi azotarse ni arrastrarse ni querer llamar la atención con su sufrimiento a la Madre Teresa de Calcuta, ni a Martin Luther King.
Jamás vi a Juan Pablo II azotarse o atacar fieramente a otras iglesias.
Jamás he visto raspándose las rodillas y chillando al Dalai Lama.
Fíjate qué vidas, recuerda todas las cosas graves, terribles en las que anduvieron, y que atravesaron con fe y determinación y amor por sus semejantes.

Compartamos nuestras experiencias pero no ataquemos. Todos venimos de distintos lugares. Todos andamos en pos de nuestro Padre. Todos andamos en pos de paz. Todos queremos conocer el verdadero camino para rescatar nuestra vida. Todos erramos. Todos somos errantes. Todos morimos cuando nos apartamos del camino correcto. Y nos dolemos. Y cargamos nuestras heridas. Y las transmitimos con corajes, con enojos, atacando a los demás por nuestras faltas, rompiendo nuestros propios espejos.

Y cuando no sabemos queremos lástima y que nos apapachen porque es fácil eso y porque así manipulamos a los demás.

Pero también queremos encontrar el verdadero camino. Ser fuertes. Forjar nuestro carácter. Ser fieles.
Todos, ponle el nombre que quieras, todos buscamos lo más infinito, lo más poderoso. Buscamos a Dios aunque lo reneguemos. Porque todos somos falibles.
Yo se que atravesaré esta tormenta interna y Dios me indicará el camino correcto.
Y lo aceptaré con humildad.
Y agradecimiento.
Al final, esta es la experiencia más significativa, importante y definitiva que he tenido en mi vida.
Por cierto, ¿sabías de dónde viene la palabra Entusiasmo?
Viene del griego y significa: arrebato, éxtasis, inspiración divina. Una voz formada de entheus o entheous que significa Con Dios Dentro.