Estoy a unos días de vivir
la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.
En un poema de juventud
escribía, "Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy".
Era un poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.
Y como voy a morir y
Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que
me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente
una etapa sino un punto final. Es el adiós.
A todos lo que se brincan
mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla
ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención
hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra
Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude
porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y
distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las
cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar
dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo
vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de
razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios
dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el
nombre de Jesucristo". Es verdad.
Aquí les agradezco a
personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El
intenso. El exagerado. Gracias de corazón.
Si siempre fui extraño,
¡imagínense ahora!
Porque triste es que en
estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!
Es muy curioso, toman a
guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde
las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita
ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los
Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de
"cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese
precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien
le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de
alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.
Y yo lo veía así, claro, no
soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es
verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y
trabajar para lo Malo. Es verdad.
Estoy a unos días de vivir
la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.
En un poema de juventud escribía,
"Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy". Era un
poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.
Y como voy a morir y
Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que
me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente
una etapa sino un punto final. Es el adiós.
A todos lo que se brincan
mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla
ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención
hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra
Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude
porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y
distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las
cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar
dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo
vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de
razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios
dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el
nombre de Jesucristo". Es verdad.
Aquí les agradezco a
personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El
intenso. El exagerado. Gracias de corazón.
Si siempre fui extraño,
¡imagínense ahora!
Porque triste es que en
estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!
Es muy curioso, toman a
guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde
las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita
ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los
Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de
"cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese
precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien
le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de
alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.
Y yo lo veía así, claro, no
soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es
verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y
trabajar para lo Malo. Es verdad.
Estoy a unos días de vivir
la experiencia más importante de toda mi vida. Voy a morir.
En un poema de juventud
escribía, "Viví por más que viví. Viví apartado y apartado me voy".
Era un poemita que tenía un tinte de amargura pero más de aceptación.
Y como voy a morir y
Gabriel ya no existirá, quiero agradecer con toda humildad y a las personas que
me ven más raro que en mis anteriores etapas. Aunque esta no es precisamente
una etapa sino un punto final. Es el adiós.
A todos lo que se brincan
mis posts donde se lee la palabra Dios o Cristo, gracias en verdad. No es burla
ni ironía. Tardaría mucho en explicarme aquí y además no es mi intención
hacerlo. Sí, es fuerte que a nos hablen de Dios. El solo pronunciar la palabra
Jesucristo nos remueve por dentro. Por supuesto, nuestro interior se sacude
porque no nos creemos dignos de Dios.
Es más sencillo apartarse y
distraerse y hasta sonreírle a Satanás. Se la ponemos muy fácil: nos acerca las
cosas mundanas, las que duran nada, las que se evaporan como algodón de azúcar
dejándonos con una avidez de más que jamás acaba. Nos adentra en un círculo
vicioso. Por eso nos espanta oír de Cristo. Por eso, no dejan de tener algo de
razón esas películas en donde un pastor o sacerdote expulsa a los demonios
dentro de un pobre ser humano clamando "En el nombre de Jesucristo! En el
nombre de Jesucristo". Es verdad.
Aquí les agradezco a
personas cercanas a mí que me ven como el loco que anda en una locura más. El
intenso. El exagerado. Gracias de corazón.
Si siempre fui extraño, ¡imagínense
ahora!
Porque triste es que en
estos tiempos se vea como rareza, como "fanatismo" ¡adorar a Dios!
Es muy curioso, toman a
guasa que miles de personas llenen estadios para escuchar un concierto donde
las letras adoran a Dios, se ruborizan, dicen que les da "penita
ajena" pero sí se hincan sin problema ante Gloria Trevi, Radiohead o los
Rolling Stones. ¿No es curioso que adoremos seres humanos y nos de
"cosita" adorar a quien los creó a ellos, a quien les otorgó ese
precioso don para maravillar, a quien nos dio talentos, inteligencia, a quien
le da a millones de mujeres la maravilla de ser madres? ¿Eso no es digno de
alabanza a quien nos lo concedió? Aparentemente para millones no.
Y yo lo veía así, claro, no
soy la excepción a la regla. Y es que en este mundo confundido y caótico, es
verdad que existen sectas, iglesias, grupos que usan lo bueno para manipular y
trabajar para lo Malo. Es verdad que hay muchos así, como los hay católicos,
budistas, ateos, indús, chamanes, angélicos, testigos, ateos, etc.
Sólo puedo compartir mi
testimonio:
Si yo me ha conducido en el
camino del conocimiento, si ha leído un poco, si me encanta saber más,
investigar, preguntarme sobre el cosmos, la vida, las artes, las ciencias; si
conté con una educación sólida, basada en valores clásicos como la cortesía, la
puntualidad, el trabajo, entre otros; no iba a ser fácil para mí caer en
sectitas o grupos que solo intentan exprimir tus inseguridades y miedos. En mi
largo camino de búsqueda topé con muchas asi. Me salí en cuanto sospeché que
algo ya no encajaba con mi ser interno.
Me parece que por ello uno
cuenta con criterio. Tú, yo, cualquiera que haya tenido una vida vivida puede
discernirlo. Y si cae uno en lugares que no, en verdad les digo que si la búsqueda
de nuestra paz y nuestro centro es sincera, todo se alinea para aprender en
donde estemos metidos para salir y continuar. La vida es aprendizaje.
La vida actual es
aprendizaje sí, pero también es un desorden.
La mayorìa venera el
desorden y contradictoriamente se queja de él.
Se queja de todo: de la
ciudades mal gobernadas, de funcionarios, profesionistas y trabajadores
deshonestos, pero nadie quiere dejar la zona de confort que es el desorden. No
quieren ordenar su vida.
Yo llegué a un punto crítico,
inesperado en verdad, en que ya no pude más. Me postré y clamé a Dios por su
perdón. En ese momento decidí matar al Gabriel que ha vivido hasta estos días.
Ya no más.
Y como para nacer de nuevo
hay que morir para matar lo malo, el proceso para mí ha sido fascinante, arduo,
grato, duro, hermoso, doloroso, placentero: gozoso.
Porque cuando acepté a
Cristo acepté que pusiera orden en mi hogar, en mi corazón. Le pedí que se
hiciese cargo de mi vida.
Mis planes no cuentan. Lo
que importa es la voluntad de El.
Porque al someterte a su
voluntad lo único que estás haciendo es dejar que tu corazón se llene de cosas
maravillosas. Porque todo comienza a tomar otro brillo. Te sientes perdonado.
Estás perdonado porque pediste su perdón.
Y pides también el perdón
de aquellos a quienes les hiciste daño o algún mal.
Yo lo hice en persona. Y si
no fue posible en mi oración. Y realmente arrepentido de quien fui me voy a
morir.
Este Gabriel que se va de
este mundo quiere agradecer, en especial por este paso que voy a dar, a Ceci
Alvarado, a Lourdes Delgadillo, a Mel Molina, quienes oraron por mí (sin yo
saberlo) para que me acercara a Dios. Gracias de corazón.
Gracias a los que ya no me
quieren ver por esta razón.
Gracias a los que se alejan.
Aunque al principio uno
siente feo de inmediato esto se evapara porque ya existe una razón, la más
poderosa.
Y es que este paso que voy
a dar de muerte para vivir es, como dice mi pastor Pablo Gil, como cuando te
vas a casar. Estás tan feliz que quieres compartirlo, gritarlo a todo el mundo,
y que los seres que más amas estén ahí presentes contigo en ese día tan especial.
Así me había ilusionado que
sería. Parecía yo más la novia que el novio. No se dio. Y no por voluntad de
Dios en este caso. Si esto no se pudo dar fue porque en el proceso aparecen
obstáculos que uno u otro no podía sortear en ese momento. Y es por amor que yo
me fuí. No por otra cosa. Si una pareja, cualquiera que sea, no va a la par en
el amor a sus ideales como pareja que serán al final, nos guste o no, un solo
ser; no es posible esa unión. Es duro pero es mejor para ambos. Por eso repito
que aquí no fue que Dios nos hubiese separado. Aquí fue una consecuencia de
nuestras vida vividas y nuestro grado de progreso. Gracias a Dios, eso sí,
ambos estamos acercándonos a Dios, separados. Pero no importa. Lo que importa
es no abandonar el camino del orden que nos manda Dios. Y no por El. El no
necesita y ni quiere nada, sino por nosotros. Dios es bueno. Dios es sabio.
También yo anhelaba
compartirlo con gente cercana a mí, en mi familia, pero sus procesos son otros
y los comprendo y no los recrimino ni me quejo. Solo requiero dejar asentado
antes de irme que los amo, que los amaré siempre y que no me siento mal ni
nada.
Al contrario, me siento muy
feliz. Mucho.
Porque así como unos se
van, y yo me voy; otros llegan y me reciben con cariño. Y eso tampoco importaría.
Lo único importante es que,
de cierto, de cierto, no saben que maravilloso es vivir una vida más cerca de
Jesucristo. Porque lo tienes presente a cada instante: en tu desayuno, comida,
cena. En un lugar donde alguno respetuosamente me presentó su objeción a que yo
"metiera a Dios en esas cosas": en el trabajo. Y todo lo contrario:
todos necesitamos que Dios esté en cada aspecto de nuestra vida sin excepción.
Yo ya no comprendo ese
dejar aparte a Dios. Nada más para el domingo. Y eso si pelo lo que diga el señor
allá en frente. Eso si no me duermo. En mi experiencia no puede ser así. Porque
tiene uno, tengo yo, tal necesidad de El que se vuelve como respirar. Tiene uno
la avidez de aprender más de las Escrituras.
Sigo pensando que sería
vital que se dieran clases de cómo leer la Biblia e, idealmente, fuese parte de
la formación íntegra de todo ser humano. Incluso si aún no decide o duda en
recibir a Cristo. Porque más y más me percato de decenas o más de malentendidos
que tiene la gran mayoría de la gente sobre Dios, Cristo y la Biblia; sobre lo
que hay que hacer, sobre los mandamientos, sobre el perdón de los pecados,
sobre el arrepentimiento, sobre la Salvación. Estamos perdidos. Todo lo tenemos
confundido.
Ahora que me adentro poco a
poco en las aguas de las Sagradas Escrituras no sólo continúo asombrándome de
la gloriosa unidad que tiene este conjunto de libros tan contradictoriamente
disímbolos. Tiene muchas muchas lecturas, pero también tiene unidad y un único
propósito. Es maravilloso. Nada más como cultura general las personas
intelectuales y las no intelectuales deberían de tomar clases. Es de veras toda
una experiencia.
Para mí la Biblia tiene una
coherencia absoluta, no tengo ninguna duda, al contrario todo está tan claro y
diáfano una vez que uno se sumerge de la mano de una guía docta y calificada.
Confieso que desde joven mi
proyecto literario ha tenido como ejemplo la Biblia. Los variados temas, los
variados estilos y libros, los variados géneros. Me ha fascinado desde siempre.
Pero antes no entendía nada. Me atreví a cuestionar muchas partes. Ahora es
diferente. Ya con una experiencia de vida y un poco más de conocimientos,
siendo aún un lerdo en el tema, ya lo veo todo claro e íntegro.
Ignoro que rumbo tome mi
escritura y aún si deberé o no continuar con mi afán de que la conozca el mayor
número de personas posibles. Más o menos he recibido señales pero a veces
pareciera que Dios me está pidiendo otra cosa. Aún no lo sé. Aún no comprendo
sus señales. Pero ya no importa tanto como ser digno de su perdón, su
misericordia, su amor.
Eso se sabrá cuando vuelva
a la vida. Por ahora, muere todo ello, con lo malo que tuvierse impregnado.
Muero yo en todo lo malo. Muero yo de lo que fui para ser.
Gloria a Dios.
Dios los bendice queridos
hermanos.
Si alaban a seres humanos
que hacen música, que le cantan al desamor y a los tormentos torpes de nosotros
los diminutos humanos que nos hacemos bolas con tan poquito y no agradecemos
nada y que ahí andamos en el crujir de dientes cuando nos falta algún beneficio
material, o cuando nada más le chillamos a Dios en una desgracia sin recordar
que hay que acatar su Voluntad y que no le hemos pedido nos perdone, si así son
muchos, si así yo era y no quiero volver a ser, aunque la tentación incluso
pudiese meterme Dios para probar si es cierta mi palabra, si así somos, ¡cómo
no voy a cantarle y adorarle con canciones y a alzar los brazos y saltar de
alegría!
¡Si es Dios! ¡Si es nuestro
Padre! ¡Si es Cristo, el Maestro! El que ES, antes que nada y después de todo,
El ES.
Y como he recalcado, no se
trata de que uno esté atosigando a la gente o fingiendo una actitud que no se
tiene. Ahí peor sería ello. Mayor condenación. " Dice San Juan, en su
primera epístola unviersal, vers. 6-10
"Si decimos que
tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la
verdad;
pero si andamos en luz,
como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo
su Hijo nos limpia de todo pecado.
Si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad.
Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros."
Así que no se trata de qué
tanto y qué tan bonito escriba, o qué tanto me sabré o no los pasajes y cómo
localizarlos en la Biblia; se trata de vivir las leyes de Dios, de vivir lo que
Cristo nos enseñó. Se trata de ser como Cristo.
Muero habiendo pedido perdón.
Muero perdonado por Dios. Muero con gozo. Muero agradecido.
Gabriel Garibay (30 junio
1967- 21 marzo 2016)
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.