Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Tuesday, June 26, 2012

Examen de Inconciencia Parte III: Mis No´s y mis manías


Continuando con este recuento de vida a escasos siete días de llegar a los 45 enlistaré aquellas cosas que no me gustan, que verdaderamente no me gustan. En la siguiente entrada continuaré con el recuento tocando otras zonas.

No me gusta la gente prepotente. Más que soberbia, no me gusta la gente prepotente. La mayoría de las personas enlistan la mentira, no soportan que les mientan, dicen. Pero, es un hecho que todos mentimos en menor o mayor manera. Es casi inevitable. Según se mire es necesario. 

No me gustan las flatulencias. Me provoca una incomodidad mayúscula percibir que alguien se ha atrevido a soltar las llamadas plumas o pedos en público. Aún mayor es mi indignación cuando lo hacen a propósito. Yo me levanto ipso facto, contrario a la mayoría que se los fuman completos. No soporto siquiera mis propias flatulencias, humanas sí, pero que no significa que uno duerma intoxicado. La involuntaria plumilla en la noche es inevitable, pero si uno percibe que está en proceso de putrefacción opto por conducirme a la privacidad del baño (antes le llamaban el privado, nada que ver con los teibols) y ahí descargar toda la suciedad. Alguien que disfrute realizar estas demostraciones públicamente y sin el mínimo recato se está ganando un boleto a la tierra de mis rechazos. También aquellas personas que gozan sinceramente conversar sobre el tema, causas y consecuencias. No. Me he prohibido engullir frijoles de la olla y brocoli. Y he disminuido al mínimo mi ingesta de huevo y lácteos.

No me gusta la gente que llama a otra con silbidos insoportables. Me parece que más que el sonido del silbido lo que me pone los pelos de punta es que alguien se atreva a llamar a otro a base de silbidos, como si se tratase de guajolotes. Por consiguiente, aquellos (a veces son los mismos) que optan por los Chts! Chts!

No me gustan los cables. No me gusta verlos. No me gustan las enredaderas de cables de cualquier tipo. Soporto la de mi Mac porque no hay remedio y es bonito y amigable. De ahí en fuera, detesto los cables. He llegado a la conclusión que, además de no encontrar o no tener los recursos para adquirir los enseres domésticos que me gustan (por su diseño más que por su eficiencia, debo confesar, aunque obvio tendrían que ser buenos) no los compro porque o me gusta la selva de cables. Imagínense ustedes mi andar por las calles de México atestadas de cables colgantes, cables sueltos por el suelo, con o sin corriente eléctrica, diablitos, y demás madejas.

No me gustan los muebles en demasía. No me gusta tener una casa atestada de muebles. Tratar de abrirte paso en tu propio entorno como en una jungla de mesitas, muñequitos, sillones, silloncitos, sillas, bancos, tapancos, baúles, muñecos, columnas, lámparas, se me hace nefasto. Solo pienso en tener los muebles necesarios y que estos sean bellos. Precindo del comedor. Bajo ese mismo principio carezco de "cuarto de triques". Mis "triques" están en la basura. Con esto contradigo el muy cantado dictamen de que un cáncer adora guardar porquerías (ellos le llaman recuerdos).

No me gusta el pasado (otra contrariedad contra mis congéneres cancerinos). Hubo un tiempo en que sí, vivía en el pasado. Pero trabajé intensamente, me esforcé y logré desterrarlo de mi vida. Por supuesto que, dependiendo del suceso en mi vida, podría tomar poco o largo tiempo dejarlo atrás. Pero no me quedo ahí. Me gusta el futuro.

No me gusta la gente que suelta en público groserías sin ton ni son para, según ellos, alegremente adherezar sus nimias conversaciones. Tampoco me gusta la gente que se estira cual gato pero feo en lugares públicos o que se rasca las axilas o cualquier otra zona privada en público.

No me gusta la gente que piensa que una persona noble es estúpida. Nos damos cuenta, solo que no respondemos ni nos comportamos igual.

No me gustan los espárragos: desde niño jamás he vuelto a probarlos ni por accidente.

No me gusta la política ni los políticos (lugar común lo sé). He tenido que trabajar para ellos y es irrebatible el hecho de que son una mierda. Entre más lejos de ella mejor. Pero también todos tenemos nuestra cuota de mierdez: presumimos de ser cuidadanos ejemplares y en el día a día nos comemos los unos a los otros, nos robamos, no nos devolvemos lo prestado, evadimos pagos, etc.

No me gusta la gente que piensa que ellos solo ellos son los que están muy ocupados y te hagan perder tiempo. Tolero a la gente que no llega a la hora, pero no me late.

Una mujer que ame con todo su corazón el futbol, perdón, no me gusta. No podría estar con una mujer que interrumpe cualquier cosa porque el juego va a comenzar y encima lo vea en la televisión. Se me figura una actitud totalmente anti femenina que a una mujer le obsesione el futbol y hable de marcadores y si tal o cual equipo llego a X o Y posición. Más aún y de manera alarmante si su amor se desborda por el futbol mexicano.

Una mujer que espete dos tres peladeces es lindo. Una mujer que cada dos palabras suelta wey, pendejos, chingasatumadre, vamosacoger, se gana mi segura distancia.

Una mujer tonta no me gusta. 

No enlisto que no me gusta la injusticia, primero porque es obvio que si son injustos conmigo no me va a gustar; pero ni modo, es otra condición inevitable: alguna vez todos nosotros hemos sido injustos (a propósito y no).

No me gusta ver el par del zapato izquierdo del lado derecho o viceversa. Me causa una sensación de incomodidad muy  desagradable.

No me gusta ver a la gente que ve a la gente cuando se sopla las narices (como dicen)

No me gusta la gente que en una comida o junta o presentación se la pasa tuiteando. Es la nueva grosería más grande del mundo. Tampoco estoy idiota: si se encuentra uno en horas de trabajo, con solicitar permiso para responder un mensaje es suficiente. Si son en demasía ¿para qué concertas una reunión? 

No me gustan las películas dobladas. Excepción: las dedicadas a los niños. Llegan a ser muy buenas. Pero también veo la original.

No me gusta aquello a lo que se dedica un Arjona, Juanes, Alejandro Fernández, Coldplay, Pulp, Oreja de Van Gogh, Bandas norteñas, el ska.

No me gusta (y no lo considero un buen escritor, porque puede haber escritores que no me gusten pero que son buenos) Murakami, Aguilar Camín, y naturalmente las novelitas de la semana.

No me gusta la ropa de verano para hombres: es alarmante ver el tráfago de panzas enfundadas con dificultad en bermudas. No me gustan las playeras multicolores "hawaianas". Las chanclas esas que descubren los pies y dedos horrendos de los hombres. Las mujeres es otro cantar: se ven maravillosas y es lo único que me gusta de las épocas de calor, las ropas vaporosas con las que se pasean. 

Detesto las gorras. Para mí es sinónimo de "no me bañé". Además de total falta de elegancia y hasta educación. Ni modo, así lo veo. Excepción: una mujer se ve maravillosa recién bañadita, de pants y con una gorra. Una mujer hermosa se ve hermosa incluso sin nada.

No me gusta el calor. No soy fanático del sol. No soy fanático de la playa. Llegaría a ir, claro. Pero un par de días, no más. 

No me gusta que la gente coma nachos o comida japonesa o cualquier cosa que cruja en un cine. Detesto las salas VIP por esta razón.

No me gustan las PC.

No soy muy afecto a la gente.





















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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.