La luna no tiene pruebas y es indiscutible.
La luna mira que la miras pero no te mira.
Por eso los que somos lunáticos estamos en nuestro espacio.
Andamos por ahí flotando, aparentemente sin ton ni son, sin oficio ni beneficio
Andamos por ahí los lunáticos imaginando cosas futuras
en un imaginar presente y placentero
vamos con la música en las venas, imposible salir sin la música
y contemplamos entre la muchedumbre, siendo parte del gentío que nos agobia,
rostros y rostros y cuerpos, masa celular andante, torrente de sangre, corriendo,
tropezándonos, chocando
Andamos los lunáticos sin agenda ni horas
Andamos con el libro en la mochila, con varios libros en la mochila,
Andamos en pos de nada
Nada más andamos
A uno le dijeron de niño, vete a jugar, anda, ve a jugar
y uno solo o acompañado de los fantasmitas jugaba por eras
Ya de grande te dicen No juegues. No juegues, es así o asá
Y los lunáticos seguimos siendo como niños
Nos sorprende lo que se puede hacer con un móvil,
un teléfono que ya no es solo teléfono
Si no nos queremos comunicar es porque no queremos
los objetos ahí están
Y hay unos hermosos, diseñados con precisión, con la magia eléctrica,
esa energía que a Tesla la fascinaría
Los lunáticos ahí vamos en pos de lo que venga
no siempre de lo que nos venga en gana
simplemente de lo que venga
Aunque nos mate la luna con sus locuras
Te puedes conectar aquí y allá
Puedes entablar comunicación directamente con ese artista que admiras
(cuando ellos quieren y muchos lo hacen)
Puedes enviarle un mensaje a un astronauta que justo en este momento gravita alrededor de la Tierra.
¿Por qué ninguno a descrito a detalle cómo se ve la luna desde ahí?
¿Se verá más cercana? ¿Se verá igual desde ahí?
Podemos hablar con quién sea e intercambiar impresiones o soledades
Podemos sentirnos acompañados como un radio en la noche
Podemos ver qué ven los demás, qué les motiva, qué les gusta, qué les tiene paralizados de frustración.
Dime que posteas y te diré quién eres.
Tal vez.
Quizá podemos saber de sus deseos y de sus fracasos.
Incluso en el fingimiento o en la apariencia.
Pero, ¡todos queremos ser otros! Y todos podemos ser otros.
La cosa es que no queremos.
¿Qué dirá la gente?
Vemos hacia abajo. Es lo malo.
Andamos por la calle mirando hacia abajo.
Si se está leyendo bueno, si se está concentrado en la música, también
Pero si se trata de mirar hacia abajo porque no nos damos la oportunidad de mirar lo que hay alrededor, eso no está bonito.
Los edificios en construcción son sorprendentes. El hecho de ver tanto y tanto automóvil con gente dentro, cada una de ellas con una historia de anhelos, éxitos, derrotas...
Y todo lo puedes captar con un aparato que ya es parte de tu mano.
¿Cómo usamos las cosas?
Esta época tiene mucho de poco grato, cierto es. Pero también tiene cosas tan asombrosas: siempre hay una mujer hermosa que ese día te hizo el día nada más cruzando la acera o tomando su café.
Siempre hay un perro caminando pagando su vida pasada con el mirar más noble que he visto.
Siempre hay una grúa que se lleva un auto y alguien que protagoniza una anécdota que para nosotros, que no la estamos viviendo, nos parece divertida, queriendo hacer como que todo está normal. Pero vemos su rostro desconcertado, el dedo índice en los labios, mirando ora a la derecha, ora a la izquierda, No, pss si yo lo dejé aquí. Acto seguido lo vemos corretear tras la grúa y el auto pegoteado de calcomanías de propósito ininteligible...y posiblemente el perro vaya detrás, sonriendo, moviendo la cola, feliz...
La luna mira que la miras pero no te mira.
Por eso los que somos lunáticos estamos en nuestro espacio.
Andamos por ahí flotando, aparentemente sin ton ni son, sin oficio ni beneficio
Andamos por ahí los lunáticos imaginando cosas futuras
en un imaginar presente y placentero
vamos con la música en las venas, imposible salir sin la música
y contemplamos entre la muchedumbre, siendo parte del gentío que nos agobia,
rostros y rostros y cuerpos, masa celular andante, torrente de sangre, corriendo,
tropezándonos, chocando
Andamos los lunáticos sin agenda ni horas
Andamos con el libro en la mochila, con varios libros en la mochila,
Andamos en pos de nada
Nada más andamos
A uno le dijeron de niño, vete a jugar, anda, ve a jugar
y uno solo o acompañado de los fantasmitas jugaba por eras
Ya de grande te dicen No juegues. No juegues, es así o asá
Y los lunáticos seguimos siendo como niños
Nos sorprende lo que se puede hacer con un móvil,
un teléfono que ya no es solo teléfono
Si no nos queremos comunicar es porque no queremos
los objetos ahí están
Y hay unos hermosos, diseñados con precisión, con la magia eléctrica,
esa energía que a Tesla la fascinaría
Los lunáticos ahí vamos en pos de lo que venga
no siempre de lo que nos venga en gana
simplemente de lo que venga
Aunque nos mate la luna con sus locuras
Te puedes conectar aquí y allá
Puedes entablar comunicación directamente con ese artista que admiras
(cuando ellos quieren y muchos lo hacen)
Puedes enviarle un mensaje a un astronauta que justo en este momento gravita alrededor de la Tierra.
¿Por qué ninguno a descrito a detalle cómo se ve la luna desde ahí?
¿Se verá más cercana? ¿Se verá igual desde ahí?
Podemos hablar con quién sea e intercambiar impresiones o soledades
Podemos sentirnos acompañados como un radio en la noche
Podemos ver qué ven los demás, qué les motiva, qué les gusta, qué les tiene paralizados de frustración.
Dime que posteas y te diré quién eres.
Tal vez.
Quizá podemos saber de sus deseos y de sus fracasos.
Incluso en el fingimiento o en la apariencia.
Pero, ¡todos queremos ser otros! Y todos podemos ser otros.
La cosa es que no queremos.
¿Qué dirá la gente?
Vemos hacia abajo. Es lo malo.
Andamos por la calle mirando hacia abajo.
Si se está leyendo bueno, si se está concentrado en la música, también
Pero si se trata de mirar hacia abajo porque no nos damos la oportunidad de mirar lo que hay alrededor, eso no está bonito.
Los edificios en construcción son sorprendentes. El hecho de ver tanto y tanto automóvil con gente dentro, cada una de ellas con una historia de anhelos, éxitos, derrotas...
Y todo lo puedes captar con un aparato que ya es parte de tu mano.
¿Cómo usamos las cosas?
Esta época tiene mucho de poco grato, cierto es. Pero también tiene cosas tan asombrosas: siempre hay una mujer hermosa que ese día te hizo el día nada más cruzando la acera o tomando su café.
Siempre hay un perro caminando pagando su vida pasada con el mirar más noble que he visto.
Siempre hay una grúa que se lleva un auto y alguien que protagoniza una anécdota que para nosotros, que no la estamos viviendo, nos parece divertida, queriendo hacer como que todo está normal. Pero vemos su rostro desconcertado, el dedo índice en los labios, mirando ora a la derecha, ora a la izquierda, No, pss si yo lo dejé aquí. Acto seguido lo vemos corretear tras la grúa y el auto pegoteado de calcomanías de propósito ininteligible...y posiblemente el perro vaya detrás, sonriendo, moviendo la cola, feliz...
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.