Antes que nada dejar muy claro que no estoy de acuerdo con la manera en que ha sido conducido el país durante la presente administración. Nada de acuerdo. Partiendo de esto, puedo continuar y decir que es cómodo ser crítico contra el gobierno e incómodo contra quienes conforman La Caravana. Pero tenemos que buscar ser exigentes con nosotros mismos.
1. Es probable que no nos agrade, dado a nuestra idiosincracia mexicana, pero todo en esta vida se trata de ganar.
2. Hay que emocionarnos, enojarnos si nos provoca, gritar, señalar, criticar; pero a la hora de estar frente a quienes personifican el poder no se debe perder el respeto, pero tampoco la firmeza.
Es determinante ser determinado frente al poder. Si no todo comienza a sentirse endeble.
3. Aunque debió de hacerse esto antes del encuentro, sería tal vez buena idea que se rodeara el Sr. Javier Sicilia de personas expertas en los puntos se desean plantear como propuestas a Felipe Calderón.
4. El señor sabrá su cuento, es adulto y conciente, y se respetará. Pero, solo como sugerencia para su reflexión, sería buena idea que evitara hacer chascarrillos. Será increíble, pero en estos diálogos es necesario si no de vital importancia que prevalezca una atmósfera de seriedad, incluso esa incomodidad que nos mueve cuando escuchamos a una madre llorando por sus hijos.
Se está en un encuentro con quien detenta el poder, con quien necesitamos convencer para que replanteé su ataque contra los comerciantes de la droga. No es momento de hacerse amigo de él. Sería incluso desilusionante que se siguiera por ese camino. No somos amigos. Somos ciudadanos que exigiendo explicaciones clara y sobre todo, que se cambie de rumbo.
5. Reiteramos: sí se trata de ganar.
No es un juego de pelota, pero cada paso que damos en esta existencia siempre está el ganar algo, en crecer. Se trata de lograr "algo" frente al poder. Se tuvo una oportunidad única para hacerlo. Se tiene que ser lo más claro posible en cuánto a qué es lo que queremos obtener de esto, qué sería lo que podría cederse, qué será lo que no. Sí, hay que negociar. Ni modo. Pero si no tenemos claro que tenemos que vencer en el argumento, ¿entonces qué estamos haciendo?
Percepción personal rápida de lo que sucedió en el llamado "Diálogo de Chapultepec".
1. El presidente se presentó preparado. Tenía conocimiento de los casos. Se mostró en actitud de escucha, abierto. Habló, sentimos, con toda sinceridad, defendiendo su punto. Nadie lo sacó de él, así es, pero él tenía el derecho de defender su punto (sean cuales fuesen sus argumentos, válidos para nosotros o no).
2. Mientras se siga ignorando el poder que tienen las técnicas de comunicación, mientras sigamos ignorando el poder de la persuasión (que se utiliza irrevocablemente con mucho éxito por parte de la publicidad de productos, servicios y hasta candidatos políticos) será imposible arrebatarles la atención a quienes detentan el poder. Tenemos que estar concientes y no olvidar que ellos nos llevan ventaja porque ellos tienen el sartén por el mango.
Sí, se dirá que es el pueblo. Es bonito pensarlo. Y si en verdad, en verdad, todo el pueblo se uniera entonces sí estaríamos hablando del poder del pueblo (ejemplo: Europa, en estos momentos). Pero no es el caso de México.
La realidad es que el presidente tiene el poder. Y tiene el poder de cambiar el rumbo, no nosotros.
De ahí que enumere los aciertos del presidente (conciente o que inconscientemente) que le ganaron (sí, le ganaron) puntos en su imagen frente a millones de mexicanos.
1. Cuando la madre no pudo más y lloró inconsolable, fue el presidente Calderón quien se puso de pie y se aproximó a ella y la abrazó. Y la escuchó. Y tomó notas literalmente sobre lo que le decía la señora.
2. El presidente le responde a un integrante de una comunidad indígena (discúlpenme por no recordar su nombre) en su dialecto.
3. Se mostró con argumentos, enterado.
4. Dejó hablar a prácticamente quien fuera que pidiese el micrófono. No existió censura de ningún tipo.
De aquí que muchos expresaramos nuestro descontento y casi irritación ante algunas cosas que hizo desafortunadas el señor Sicilia:
1. Interrumpe al señor Barón cuando éste planteaba el deseo de levantar un monumento o memorial para no olvidar que esto no se ha acabado, que tuviese los nombres de los desaparecidos y muertos.
Interrumpe Sicilia en un acto reflejo, que yo en lo personal sí atribuyo a un impulso inevitable de su ego (no que lo haya hecho de mala fe) para hacer su acto de entrega de rosarios.
2. La entrega de escapularios y rosarios no fue en el momentum correcto. Interrumpió a uno de los suyos en un punto álgido. Y además lo hizo Sicilia como si fuera un chiste, algo superfluo. Ya luego quiso componerlo, pero vuelve a errar cuando le da un abrazo al presidente.
Sentimos que no deben de existir este tipo de manifestaciones afectuosas ante el presidente. Sobre todo cuando no se había ganado nada. Calderón no solo se mantuvo en su punto, sino que pareció en un momento que Sicilia lo justificaba.
3. A mí me dio una lección muy valiosa sobre el quehacer de un poeta. Un poeta no puede llegar a estos puntos de negociaciones. Porque el poeta es un escritor, es un ser humano de imaginación exhorbitante. Y aquí se vio. No aterriza Sicilia.
Claro que es símbolo, es inspiración. Pero, en México estamos errados. Nos fascina esa sensación poética, imaginativa de que así se puede enfrentar a la gente del poder. Y nada más lejano de ello.
Se puede comenzar con un poema para darle esa referencia humana, bella. Pero de ahí en adelante tiene que ser gente muy terrena, muy fría, y con conocimiento de lo que se plantea para dialogar.
Dicho lo cual, si me enfrentan a decidir de qué lado de la mesa estaría: no tengo que pensarlo.
Estamos del lado de la mesa en donde está Sicilia sentado. En donde está la representante de todas esas madres, en donde está el señor Barón. Sin duda.
Dicho lo cual, les deseamos mucha suerte, mucha serenidad, mucho ser concretos.
Y sí: ir para ganar.
Conversar es comunicar, y comunicar es persuadir, nos guste o no.
Necesitamos entender que todo gira en torno a ello, además porque creo que para eso es el encuentro que se ha dado. ¿O no?