La verdad es que no fumo, casi no. De pronto me entraron unas ganas de fumar, de hacer borlas de humo. No sé si porque en MADMEN, en la primera temporada, todo mundo fuma cual chacuaco.
Luego, fumo de vez en cuando. Nunca he sentido particularmente una sensación de relajamiento. Creo que es la actitud de encender el cigarrillo y colgarlo entre los labios la que me mueve a sentir que me calmo. Una actitud cinematográfica, un gesto histriónico.
Y poner una foto de mí que casi no fumo fumando es como un decir: sí, eso que está ahora prohibido.
Sí, eso que no debieras hacer o decir.
Sí, eso que uno calla, y que a veces ni siquiera se piensa.
Ese ahí de tantas cosas que no nos atrevemos a señalar. Decir: ahí está. Ahí se encuentra.
Fumar sí da una imagen. Yo creo que a veces fumo porque me gustan las figuras caprichosas de humo, esas esculturas silenciosas. Yo creo que cuando fumo lo hago porque está frente a mí alguna chica y mis manos han probado tener éxito entre el público femenino (a mí también me gustan mis manos, confieso, y no que sean algo del otro mundo..a lo mejor les gusta mis manos porque ¿escribo con ellas? Quién sabe, misteriosa la mujer como es). Creo que fumo porque se te crea una atmósfera. Pero, efectivamente, casi no lo hago. Las cajetilla de Lucky Strike (aún conservo una sin niños muertos) y la de Delicados, están casi llenas.
Poco a poco, ya dispersándose la nube mediática en la cual el gobierno mexicano casi casi hizo ver a los fumadores como criminales y más que eso, como unos cochinos insensibles, me doy cuenta que fumar es interesante.
Poco a poco, ya dispersándose la nube mediática en la cual el gobierno mexicano casi casi hizo ver a los fumadores como criminales y más que eso, como unos cochinos insensibles, me doy cuenta que fumar es interesante.
Creo que se extralimitaron en etiquetar así a los fumadores. Ahora la idea que proyectan es de unos seres indignos que ni siquiera tienen derecho a fumarse su pitillo luego de comer.
No significa que defienda la fumadera. Dicen que hace daño. La realidad, o por lo menos la que yo he visto, es que los que fuman siguen fumando. Aunque les pongan fetos en las carátulas de las cajetillas, aunque les pongan un enorme letrero diciendo: "te vas a morir." Aunque presenten casos clínicos.
Otra droga legalizada, por cierto.
Las angustias humanas, a veces triviales por materiales, pero angustias al fin, provocan que las personas busquen un resguardo, un mástil de donde amarrarse para soportar el fardo inacabable de la cotidianeidad.
Por eso las personas toman hasta perderse (otra droga legal, por cierto); por eso comen hasta estallar, por eso consumen azúcar de manera apabullante. Aunque te explote el corazón. No importa. Puede más esa angustia enterrada, ese tema, ese ahí que no puede uno señalar o ver. O que si es visto, no es tan fácil enfrentar.
Los noticieros insisten e insisten en que tenemos que vivir la "realidad". En que nos dicen "la verdad".
Verdad y realidad, dos palabras que cada quien interpreta como mejor le parece.
Mientras unas drogas son permitidas y legales, mientras otras son legales pero perseguidas y otras son totalmente prohibidas, la gente continúa buscando en lo prohibido la fuente de la juventud, de la vida.
Eso que no puedes hacer llama tanto. Es imán.
Eso que no se debe hacer es imán también.
Todos los sabemos.
Quién sabe qué juego nos han puesto a jugar.
Pero, una y otra vez se ha visto, cuando se excava profundo y con paciencia, que no es porque los gobiernos estén interesadísimos, preocupadísimos, por nuestra salud.
Todo tiene el color del dinero.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.