Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Tuesday, December 31, 2013

Nosotros, girando en la inercia como grumos de café




Cierto es que cada quien mira el mundo desde sus ojos. Obviedad que por serlo nos ha impedido comprender su significado. Quizá alguna vez lo comprendimos y lo olvidamos. 

Un joven filósofo se aventura a escudriñar una filosofía no revelada y resulta que Anaxágoras o Aristófanes o los pensadores del antigüo Japón o la India ya la ha expusieron de manera ejemplar.

¿Somos hijos de la copia? ¿Somos clones, ya no de los antigüos, sino de los modernos? Somos hijos de Marx y Freud, de Kant y Schopenhauer, de Picasso y Pollock, de los Beatles y los Rolling Stones. Somos hijos de Poe y de Baudelaire.

Schopenhauer hizo la crítica del pensamiento Kantiano. Crítica y afirmación. El procedimiento se acentúo hasta fines del siglo XX. 

En el siglo XXI, luego del fin del mundo que no fue, o que sí fue y del cual no nos percatamos, giramos en torno de los centros gravitacionales que han dejado esos cerebros. En una inercia semejante a aquella que experimentan los grumos de café dentro de la taza una vez que la cuchara movilizó el agua.

Ya tiene tiempo entonces que la noción de novedad, de lo nuevo, ha dejado de existir. Por lo menos en una acepción pura. Y aún dudando de que haya sido alguna vez pura. 

Novedad y originalidad parecieran fundirse y haberse disuelto. ¿Qué significa la originalidad ahora? ¿Qué significa lo nuevo?

Dentro del ámbito publicitario todo es suceptible de trocarse en nuevo nuevamente. Se renueva la envoltura, el empaque, se reavivan los colores o se modifican las tipografías. ¿No realizamos nosotros la misma operación?

Y con la pregunta sobre la noción actual de lo nuevo y la originalidad viene la del libre albedríó. ¿No podríamos afirmar que vivimos la época en la que el libre albedrío ha rebasado sus propios lindes si es que alguna vez los contuvo?

¿Es posible afirmar que quienes se dedican a mercar con mercancías, denominadas por unos ílicitas, ejercen su libre albedrío en la más extrema manifestación, pues la mayoría está expuesta cotidianamente a verse las caras con la muerte?

A esto agregaríamos más interrogantes: ¿qué significa ser hombre, en su contexto de virilidad potenciada a límites que la contradicen y rozan la homosexualidad? El contacto inevitable, físico y simbólico, con las pistolas. La obsesiva urgencia de poseer incontables mujeres. Probar la hombría al extremo, desde su raíz animal, cazadora. ¿Qué significa esta exposición de conductas que no cesa de machacarnos la prensa?

En ese aspecto pero también en el cotidiano, en ese que yace tranquilo tras las sombras de los estatutos sociales implícitos. ¿Cuál es la función del hombre en una sociedad donde la mujer reclama y conquista cada vez más posiciones laborales iguales a las del llamado sexo opuesto? Lo cual nos conduce a preguntar de inmediato sobre lo que significa ser mujer ahora. 

Conceptos entremezclados, acepciones equívocas. Los esfuerzos por dilucidar estos enigmas han sido hasta ahora velados o superficiales. Hoy en día vivimos la ascención de la verborrea y la opinión como sustituto de la reflexión paulatina, pausada, lenta. 

La reflexión lenta es aquella que se toma el tiempo para escuchar su alrededor, compara y atrae lo pasado e imagina el futuro. Esta reflexión no es común hoy en día. De hecho, no tiene tiempo de ser pues aquí domina la inmediatez. Y con esta, la explosión emocional, el prejuicio, que nace de la cerrazón de oídos. 

Estar cerrado, estar solo listo con una respuesta como la mordida agresiva que lanza un perro en señal de defensa, es lo que estamos viviendo y manifestando.

Porque se ha trastocado el significado de la palabra Crítica. Porque la idea de rebeldía se ha convertido en ejecución publicitaria. Todos quieren ser alguien. Todos quieren la fama, el dinero, los premios. Todos "se expresan": gritan, blasfeman, ofenden. ¿Soluciona en algo esta libertad de expresión? Desahogo, válvula de escape, es la olla exprés que le sirve más a los poderosos que a los poseídos. 

¿Cuándo se había visto tal avalancha de premios alrededor del globo?
La sed de reconocimiento a toda costa, pese a que no pocas veces el esfuerzo que presupone no existe. 

Se aparenta con la indumentaria y con el grito. Es claro que la indumentaria puede o no corresponder a quien la porta, por eso es un disfraz casi infalible dentro de la muchedumbre que compite por ser lo que desea ser sin esforzarse en ello. Desgranar un rosario de ofensas o señalamientos contra equis o zeta privilegiado otorga el título de activista, de luchador social. ¿Es el único requisito que se solicita?

No se trata de tachar. Nos preguntamos, ¿qué significa todo esto?
Como siempre, la respuesta es tan clara que la atravesamos sin percatarnos.

La sociedad, se dice, exige. Exige soluciones: exige respuestas. Pues la respuesta que no soluciona algo no es respuesta.

Y hemos cesado de preguntarnos dentro de ese silencio que, una vez experimentado y saboreado es como un oásis pacífico. Hemos cesado de preguntarnos con los ojos cerrados que ven hacia dentro. 

Hemos cesado de preguntar.

¿Por qué?



Monday, December 23, 2013

Sobre la Reforma Energética y el presidente


Estos son unos puntos rápidos que pienso hay que anotar en lo referente a las discusiones eternas que ya ni siquiera escuchamos al respecto de la polémica reforma energética y la decisión o no del presidente de México.

Poco a poco iremos explicando cada punto en sucesivas entradas.

Por ahora enumeramos:


1.  Los analistas que se oponen a la Reforma Energética han discutido innumerables horas y la realidad es que no nos han explicado concretamente qué se pierde con esta reforma.

Están sumergidos en una terminología estridente que no clarifica sino que simplemente se manifiesta como profesía fatalista.

Usan frases como que "el país se ha vendido", "que el petróleo ya no es nuestro", "que solo quedará en pocas manos el petróleo que es de todos."

Ellos y todos los que se oponen de manera virulenta a esta Rerforma no nos han aclarado:

¿Qué significa realmente "vender al país"?
¿Qué significa eso de que el petróleo "es nuestro"?


2. No es que defendamos el actuar del gobierno, pero tampoco podemos suscribirnos a una negativa inflexible que no nos ofrece razones, razones concretas, Se nos arrojan frases exhaltadas, condenas, pero no razones.


3. O son muy inocentes los analistas o de verdad también les interesa únicamente conservar su posición de "rebeldes" y recibir el pago de sus honorarios. ¿Por qué afirman con tanta seguridad que se está afianzando EL PRESIDENCIALISMO? A todas luces, el presidente Enrique Peña Nieto no es quien tiene la primera ni la última palabra. 

Esas y otras iniciativas y estratégias no provienen de una sola mente. Y con toda seguridad menos de Enrique Peña Nieto. 

México no vive ya un presidencialismo como lo hizo en los más de setenta años del PRI o en los dos penosos regímenes panistas (el último gran dedo fue Felipe Calderón, ¡sin duda alguna!) 

Es un error garrafal y de apreciación el que se coloque a Enrique Peña Nieto como el único cerebro maquinando todas estas maniobras. Esto sí podría ser un distractor. Y si yo hiciese estrategia me vendría muy conveniente que todo se cargara sobre una sola persona para ocultar la verdadera relojería detrás.

Enrique Peña Nieto encarna la figura del presidente a manera de imagen. Efectivamente, candidato y presidente envuelto con las ropas de la maquinaria televisiva, es solo "la cara", literalmente, "el rostro" que lee discursos y se pasea. Pero, él no gobierna el país. No es ataque ni elogio, simplemente así es. 

4. Los analistas que se expresan en contra del gobierno, en este sexenio, han tenido toda la libertad de expresarse pero su nivel de análisis o ha sido mesurado o autocensurado, o de verdad ya no están viendo con claridad las cosas, envueltos en su ya vieja verborrea. 

Al final, todos quieren llevar agua a sus molinos.


5. De los que apoyan la Reforma Energética y cada decisión del gobierno, ni vale la pena decir nada. Simplemente preguntaríamos:

¿Cuándo el gobierno de México ha cumplido lo que promete a los mexicanos que gobierna?

¿Cuándo no ha robado el gobierno sea priista, panista, sea municipal, sea del interior de la república o del Distrito Federal?

¿Cuándo hemos vivido un sexenio en que de verdad se noten más los beneficios a la gente que su despojo?

¿Cuándo ha sido el petróleo nuestro? ¿Cuándo? Y ¿cómo? 

¿Cuándo un político ha dicho la verdad?

¿De verdad no nos damos cuenta de quiénes son los que realmente gobiernan este país?

¿De verdad tenemos que sentirnos tan sorprendidos y ofendidos? 


6. La respuesta no está quejándonos en los medios o en las redes sociales. Ayuda, te desahogas. Pero no estás resolviendo nada. Ir a las marchas, te desahoga, es trendy, pero no solucionas nada. No vas a solucionar nada enojándote, perdiendo los estribos, atacando, criticando. Será triste o enojoso también pero así es. 

7. Si de veras el llamado "pueblo" (del cual yo en lo personal ya perdí la noción de su significado real, más allá de ser palabra mágica que en cualquier bando ayuda a venderse), si de veras todos los mexicanos fuesemos todo lo contrario a los políticos, me parece que sí sería factible una rebeldía manifiesta sin tener que marchar ni gritar. Pero en las calles siempre nos topamos con alguien que quiere sacar provecho de nosotros, o nosotros de ellos. 

Todos nos merecemos un examen sincero, sin juicios, de cómo somos y de cómo queremos ser. Si no comenzamos por cada uno de nosotros menos, menos, podremos esperar que un gobierno cambie y troque en maravilloso dador de beneficios y buenaventura para sus gobernados. 


Feliz año nuevo.
 






Monday, December 16, 2013

Me gusta el mundo


Me gusta el mundo. Me gusta mucho. 
Me gusta todo lo que abraza el mundo.

Me gusta todo lo que sucede. 
La capacidad que tienen los seres humanos de crear cosas hermosas y también me maravilla, sí, la capacidad igual que tienen (tenemos) para destruir.

Somos una amalgama de contradicciones y nos negamos a aceptarlas.
Entonces estamos en el estira y afloje de ser o no ser con ellas o sin ellas.

Me gustan las olas que se forman entre los que piensan de una manera y los que piensan de manera contraria.

Todos somos ellos. Y todos, dependiendo de las circunstancias, venimos de un lado y estamos del otro, o nos pasaremos al otro, en algún momento.

Estos años he disfrutado como nunca mi escribir, que aquí en estos blogs quiere ser sencillo pero que en mis obras quiere ser más retador, más exploratorio, más para los aventureros del lenguaje. Cuando me vuelvo a leer me digo, órale, qué bien se escucha esto, cómo dio este cambio el personaje.

También he disfrutado como nunca leer. Qué placer tan grande es leer. Qué las palabras activen tu imaginar y tú formes a la heroína, y tú le pongas rostro al villano.

He gozado, sobre todo, de mis relecturas. Los favoritos personales y los hallazgos nuevos que sorprenden luego de unos años en que uno no había vivido tanto como ese libro.

La música sigue siendo mi regidora por sobre todas las cosas. No hay minuto en que no esté escuchando algo. 

Me encanta viajar en Metro y más me gusta tener mis audífonos y escuchar música, mi música, perderme ahí, sobre la música fea que atraviesan los oídos las bocinas mal calibradas y archiagudas de las personas que venden discos.

Veo rostros. Veo a la gente. Me veo en ellos y no me veo en ellos. 
Nunca he encajado en ningùn grupo. Ni siquiera en los que pensé me abrigarían: el intelectual, el de los escritores...no.
Y no me quejo, así es y me ayuda a aprender más cosas.

Sí busqué durante años ser publicado por una firma conocida porque pienso que mis libros valen mucho la pena de ser leídos por alguien por ahí que espera un libro así.

Pero, también estoy conciente que mis libros no son populares, ni son para todos. Son para gente muy aventurera de la literatura y esa es muy poca.

No importa.

No solo hago eso.

Estoy fascinado con los idiomas, y pretendo continuar con ello hasta el final de mis días. Es increíble leer a un poeta en su lengua original.

Todo es descubrimiento

Soy todo ojos.

Vengo a ver. Vengo a verte. Vengo a verlos.

Tal vez, por ello, nunca he podido hacer contacto duradero con ninguna persona. 

Yo vengo a ver y a registrar lo que veo.

Ya traspasé las barreras del querer estar con alguien toda mi vida. Ya busqué. Encontré pero no me encontraron a mí. No importa. Ya ví. Ya lo viví.

Y ya despojado de esas necesidades me dedico a trabajar y a disfrutar lo que hago.

Más conciente de mi cuerpo. Siento que ya es un deber humanitario tener un peso adecuado. Tener sobre peso o estar obeso se me figura una falta de respeto para quien no tiene nada que llevarse a la boca. 

Más conciente de mi mente. Sientes una gran ligereza cuando te libras, lo más posible, del pensamiento de personas que se cruzaron en tu camino y chocaste y no hubo la conexión que tú querías. No importa, se continúa ya sin el peso del coraje o del resentimiento. No digo que anhele verlos otra vez, mejor no, no quiero. Pero mi ser está sin esas cargas. Simplemente son pesos que uno no debe llevar. No sirve de nada.

Más conciente de lo que uno come. La contención. Contenerse de no comer únicamente y en exceso aquello que no es sano. Contenerse de los placeres de la gran droga que es un alimento o dulce que nos gusta. En mi caso, el chocolate. 

Más conciente de los demás: no dejándote pisotear, pero tampoco tú sintiéndote más. Simplemente comprendiendo que así somos los seres humanos. O tratar de estar, o evadirse de cualquier situación que no ayude a tu bienestar. No es obligación estar, ver, hablar, escuchar a alguien que no nos cae. Siempre sin atacar. Solo defenderse. 

Más conciente de la sexualidad: somos humanos y no importa a quién se decida amar o no. No importa si es mujer u hombre, no importa si es hombre que quiere ser mujer o mujer que se comporta como hombre. Importa la libertad de elección. Importa que eso no nos afecta en nada y que todos tenemos algo oscuro en los cajones más recónditos de nuestro ser. E igualmente, si no nos parece, no estar ahí, pero no atacar.

Más conciente de hacer que de decir.

Yo he descubierto, el mundo también me lo ha hecho saber, que soy un ser, que siempre he sido un ser solo. Que al final, siempre me la paso muy a gusto conmigo mismo. Que dedico mucho tiempo a escribir, a pintar, a leer, a ver películas.

Desde niño fui así. No es sorpresa. 

En mi caminar y aprender intenté, me esforcé, quise conectar con los demás. Se dieron lapsos hermosos, otros muy duros, pero lo hice. Y el río de la vida me vuelve a arrojar a un lugar montañoso, con una cabaña cálida, sola, donde se oye el agua correr y se siente a dios pasar como el viento más tranquilo que haya sentido. 

2014 ¿hacia dónde ahora?



Cada año, en verdad me marco nuevos rumbos. Durante un año exprimo a más no poder aquello que me decidí explorar. A veces puede tomar más tiempo, eso sí.

Este año, me parece que culminó mi embeberme de las redes sociales, su cómo funcionan, su cómo reaccionamos ante ellos, su ir y venir. 

Me sirvió mucho para completar la información que requiería también para completar una extensa novela que finalmente nació y de inmediato fue arrojada a las virtuales llamas. Demasiado violenta, demasiado extrema. Excelentemente escrita (bueno, yo la disfruté mucho), pero demasiado ya de estar duro y dale con lo malo que pasa en mi país, México.

No porque se ignore, sino porque ya hay tumultos de escritores buenos y analistas sesudos que no nos dejan de bombardear con lo mal que están las cosas, con lo que tenemos que sufrir pasivamente por lo que pasa.

Me preocupa que el llamado a tomar conciencia sea factor de venta, y más aún, que el exhorto sea "toma conciencia, movilízate".

Con la última novela que escribí (la que está ardiendo) me di cuenta de que no sirve de mucho movilizarse, o que no es lo único que debería uno hacer. 

Este año decidí alejarme de una persona que adoré. Una niña que era noble, que en su mirada tenía una pureza estrujante. Se tornó en otra chavita que aparenta "hacer algo por el país", que "ayuda a los indígenas". Lo pongo entre comillas porque su ayudar era nada más ir de visita. Y luego pelearse en el salón de clase con los compañeros, en debates que dan tristeza: toda la verborrea ya acabada, hartante de los amargosos sesentaiocheros, toda la onda cubana que ya ni es, ¿a dónde se dirige esta niña? A la amargura.
Además, se volvió grosera y no escucha. Tenía la mirada lista para responder sin haber escuchado. 

Esa niña está en mi novela. Y esa niña buscaba una revolución nueva en México. Y en mi novela ocurre algo que pienso sería mucho lo que sucedería en la realidad.

Me agobió.
Me desilusionó.

Claro que son muchos matices pero no los voy a aburrir ahora. 

La cuestión es que los medios alternos como el twitter y el facebook son también escaparate de quejas, quejas y quejas. 

¿Desde cuándo la queja ha sido un procedimiento efectivo para "cambiar un país"?

Nos hemos quedado en la queja que se vuelve denostación.
En los foros de discusión de la página de Aristegui Noticias, por ejemplo, lees a personas que parecen anquilosadas en un pasado remoto, inverosímil, grosero. 

Terminologías pseudo comunistas, pro revolucionarias, ensalzando que la gente se levante en armas. ¿De veras saben de lo que están hablando? No. Porque es muy fácil ser revolucionario y contestatario y rebelde y grosero a control remoto, mandando mails, escribiendo blogs, y sí, yendo a caminar hacia el Zócalo.

Me parece que todo ello se ha quedado atascado en el grito inútil. Impotente.

¿Hay algo qué hacer?

Sí. Y lo escribo en esa novela de cenizas. No viene a cuento decirlo aquí.

Pero no es una solución democrática. Y quizá no sería la solución final.

La vida es encuentros y desencuentros.

El motor de la vida es la confrontación. 

Y de ahí nos salimos muchos que ya, tal vez signo de los tiempos y de la edad, decidimos que la solución única solo yace en uno mismo.

Nadie puede salvar a nadie
Hay millones que no quieren ser libres.

A lo largo de mi vida participé en organizaciones sociales. La mayoría terminó desilusionándome grandemente. Los propósitos que persiguen no son los que yo creí. Hay excepciones. Un par, tal vez.

En varias etapas, durante mi vida también vi con mis propios ojos y conviví con personas que viven en poblados alejados de la civilización. Me di cuenta de muchas cosas que te dejan pasmado.

Somos una amalgama de contradicciones. Las contradicciones nos conforman, siempre lo he sostenido. El chiste no es negar las contradicciones sino vislumbrarlas, darles su peso y discernir cuáles nos llegan más para mejorar, para quitar, para modificar. 

Es increíble que los seres humanos nos limitemos tanto en el pensamiento y se tache de incoherente a alguien que convive y abraza sus contradicciones. 

No, aquí tienes que ser azul o rosa, rojo o azul. Pero nada de combinaciones. Nada de mezclar.

Racismos de ideas, de creatividades, de sentimientos.

¿Por qué nos limitamos tanto?
Porque es más cómodo. Y tampoco está mal. Lo malo es atacar a quien no es como nosotros creemos debe ser.

Si "tomar conciencia" es marchar, estar enojado, siempre a punto de estallar, o saltarse las bardas o los torniquetes del Metro. Yo no estoy de acuerdo.

Pero es trendy ser así. Es trendy el pasamontañas, es trendy "llevar la contra"...pero viviendo en casita con todas las comodidades.

O siendo un intelectual amargado que con su amargura simplemente pone su escudo de "no me muestren cosas nuevas, yo aquí en mi rincón".

¿Para eso sirve leer? Si es así, entonces leer seria algo muy venenoso: te vuelve amargado. Un viejito de 18 o de 50.

Lo que uno pueda hacer tiene que ser concreto, constructivo, y muchas veces se delimita por la actividad que uno hace diariamente:

¿Es uno amable con los demás?
¿Paga uno sus deudas?
¿Abusamos el cliente o del conocido o le cobramos lo justo?
¿Le devolvemos el libro o el disco que nos prestó?

¿Respetamos a nuestros semejantes?

¿Sabemos escuchar?


Para mí, el 2014 representa poner en pausa una lucha que no se ha logrado concretar hasta ahora, que me ha costado años, años, pero que es tiempo de dejar en paz...por un momento.

Para mí, el 2014 es un año muy personal y reservado. En el cual ya estoy poniendo en práctica lo poco o mucho que he aprendido como ser humano.

Y admito que hay situaciones que me hartan y que mi tolerancia significa alejarme de esas personas porque de plano no hacemos conexión. Yo creo que se vale. No nos agredimos y dejamos que cada cual siga su camino.


Siempre tendremos desilusiones.
Y siempre hay que volver a confiar.  

El próximo año para mí será de mucho menos noticias, mucho menos peleas ni conflictos.

Intentar estar agrediendo hasta con las quejas en las redes sociales. Queremos paz y nada más estamos quejándonos de lo que nos hizo una pareja, del amor, o de la situación del país sin hacer de verdad nada para cambiarlo. Para cambiar nuestra situación.

Estar en paz es estar en paz
Buscar la paz es estar en paz

No digo que seamos santos o que seamos insípidos. Claro que es sabroso discutir, intercambiar ideas, estar en contra de algo o alguien...pero eso no significa agredirlo, sino escucharlo más. Tratar de entender por qué esa persona piensa así. Y si de plano no hay concilio bueno, todo en paz. 

No podemos ser otros de la noche a la mañana, pero, el estarnos vigilando es de veras, comenzar a estar concientes.

Concientes de nosotros.

De nuestro cuerpo, de nuestros pensamientos, de nuestra imaginación.

Mi continuar por ahí es mi propósito para el año que viene.


Que tengan un maravilloso año. 



( mi queja de la queja o cómo le hacemos para no quejarnos tanto)





Wednesday, December 4, 2013

No country para los Coen o cría fama


La película de los hermanos No country for old men (2007) genera tal desconcierto que los críticos no tienen otra que aprobarla. No se atreven a declarar que es lo más malo en cine que se ha hecho en muchos años.

Si un estudiante presentase ese guion lo más probable es que fuese expulsado de la academia de cine y de las incoherencias.

Aclaro que soy fan de las películas de los hermanos Coen, que son un punto referente inevitable y muy grato. Se atreven. 

Quisiera, quise, quisiera otra vez, pensar que con esta película quisieron atreverse más. Pero mis entrañas me dicen lo contrario. Pareciera una película que les encargaron y que ellos aceptaron porque con ese dinero podrían hacer esa otra película que sí sienten en el alma realizar.

El guion está basado en la novela homónima del gran novelista Cormac McCarthy. La película prueba que la literatura es para leerse, que jamás una novela podrá adaptarse al cine. Lo que se adapta es la historia no su literatura. Y con McCarthy sucede en algunas novelas que son muy fragmentarias, muy dignas de leerse y maravillosas de imaginar pero que no son factibles de llevar al cine. Simplemente es otro lenguaje, son planetas diferentes.

Anoto que recién el novelista se lo acaba de probar a sí mismo con el fracaso de la adaptación que hizo de una de sus novelas "El abogado del Crimen" (Ridley Scott, 2013). Con puro actor famoso y de primer nivel, un director legendario, el mayor fracaso de Scott hasta ahora. También siento que ahí alguien poderoso dijo, "échatela y con la lana pues ya haces Prometeo 2".

Me van a crucificar pero el hecho de ser un gran escritor de novela no significa que igual sea para un guion de cine. Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez escribieron guiones más bien mediocres para cine, y sin embargo son gigantes de la literatura. Carmen Boullosa es la que ahora recuerdo sí posee ese talento de transportar una novela suya al lenguaje de las imágenes, y de una manera sorprendente. Su adaptación para "Las paredes hablan" (2013) fue extraordinaria. Pero ese guion tuvo que haber estado en las manos de un director experimentado. Por ello, la película no pasó la prueba. Sin embargo, el guion constituye una clase de cómo se hacen adaptaciones magníficas. Hay un sinfín de consideraciones pero eso obliga a otra entrada en el blog.

Cuando vi por primera vez "Sin lugar para los inocentes" (o "...para los viejos", como la tradujeron en algunos lugares, más exactamente) salí molesto. Seamos sinceros:

La película es aburridísima, no tiene historia, los actores todos son menos que zombis (pues estos, ya hemos visto, tiene hoy en día tanta vida que no hay comparación), la actuación de Bardem es equis. Es uno de los mejores actores del cine, no hay duda, y tiene un puñado de superiores y más retadores trabajos que este donde le hace de imbécil. Como el papel de Brolin, otro idiota (pero es quién trabaja mejor en esta cosa).

Durante la película, mientras no dejas de arrellanarte en la butaca, tratando de disculpar a los Coen, tratando de no sentirte timado, te empiezas a preguntar:

A ver, ¿pero por qué carajos el tipín no huye de plano a otro estado por otro medio de transporte, a chaleco tiene que ser en un auto prestado y que no puede tomar porque no localiza a su compadre una vez que le telefoneó (solo una vez)?

A ver, ¿por qué hacer actuar a Bardem tan inanimadamente que Michael Myers (Halloween) le gana cuatro veces en la transmisión del terror ¡y trae máscara!?

A ver, a mí que carajos me importa la aburrida vida del comisario interpretada por un siempre con cara de aburrido (pero cuando le atinan buen actor) Tommy Lee Jones?

Una persecusión tonta de asesino tras el que le robó su lana por una tranza de drogas, una persecusión ni siquiera absurda, tan solo tonta y aburrida, del comisario que va a dos por hora dilucidando lo que mi sobrino de 6 años habría concluido también y en menos tiempo.

Y un largo etc.

Y ojo; si durante una película te gana este tipo de cosas y se apodera de ti una inacabable cadena de preguntas, la película, señoras y señores, fracasó.

¿Cuál es la maravilla? ¿Dónde está el genio? No lo hay. Lo que pasa es que ante unos realizadores ícono no tienes de otra más que sonreír (a fuerza también) y decir, "No, bueno, es que tú no entiendes el transfondo psicológico..." No nos hagamos: no lo lograron. Y es más, parece que lo hicieron con flojera y burlándose o de quienes les pagaron para hacer esa peli o de su público.

Traté de ir más allá. Pasaron los años y estaba súper rebajada en Sanborns. Les quise dar otra oportunidad, porque dije igual que todos, ¡Son los Cohen! Ganaron el Oscar por esta película, debe de estar buena, no la vi bien, debe de ser no genial pero estar buena...

Que la veo con toda paciencia y de verdad buena voluntad.

Ahora la puedo ver pues para pasar el rato mientras tuiteo o hago mi tarea de alemán.

Es mala.

Fui todavía más allá porque no podía creer yo que todos los grandes críticos la alabaran con un OH infinito...que me voy al menú y veo el Makin of.

¿Les digo algo?

Yo no siento esa pasión ni gusto de los Coen cuando hablan de esta película. No siento lo mismo que te transmiten cuando te platican de cómo visualizaron Fargo (que es maravillosa), aquí agachan la cabeza, ni siquiera se ven ellos, y dicen cosas que, de plano, si de veras piensan ellos que es así, pues estamos peor aún.

Fíjense:

Ellos afirman que es la película más violenta y sangrienta que han hecho. Tal vez, pero, pus, comparada con las centenas de películas allá afuera, es un paseo por el parque.

Ellos afirman que Barden es aterrador con su cortecito de idiota. Lo dicen carcajeándose (y siempre se están carcajeando, ya lo sé).

Ellos afirman que "cuando les propusieron hacer la adaptación de la novela". ¡Ah! Una película que no nació de la iniciativa de los Coen, sino una película por encargo y que, nuevamente, siento no recibieron con ultra entusiasmo.

No es que el final sea terrible: es que no hay final, es que no hay nudo, no hay trama. No se siente nada. No sientes la tensión de la persecusión, no sientes el miedo por el asesino, no sientes piedad ni enojo por el ladrón de ese dinero: dices a cada rato, reconózcanlo: pero qué pendejos son todos estos tipos: el asesino, hace todo un circo y teatro para matar a alguien, que de veras, de veras que parece que nunca vieron una película de horror los Coen.

Brolin es quien mejor sale librado, y actuando con nada, pero aún así te preguntas, ¿Cómo un vaquerito de quien se nos dicen insistentemente que es ex Vietnam, osea que sabe defenderse, osea que sabe matar, no hace nada por matar a ese cabrón del Bardem? ¿Cómo nunca le pasa por la mente, "duuuuh, creo que a lo mejor me seguirá hasta este hotelucho de mala muerte?

Y se ve que no saben nada de como opera el crimen en México, sobre todo en ese consabido tema de las drogas.

De veras, de veras, muy ex vietnam, si sabes que te volaste la lana de un cartel mexicano, ¿te vas a ir a hospedar a un hotelucho de paso y encima vas a ser tan pendejo de meter la maleta de dinero en el ducto del aire acondicionado?

De veras, de veras, todavía te vas a mudar a oooootro hotelucho de mala muerte, pos pa que no te encuentre un tipo que juran es "la encarnación del diablo".

No jueguen, si Bardem, con ese peinadito y su actuar de mono de ventrílocuo, es la encarnación del Diablo, ¡pobre Diablo!

Es mala. Es una muy mala película no solo de los Coen (que son maravillosos), sino del cine, de toda la historia del cine. 

Y ¡le dieron el Oscar a mejor película!

En fin, no habrá país para los viejos pero sí lo hay para los timados.





Tuesday, December 3, 2013

Vivir sin la política


No porque ya hagamos como que se acabó el año, pero me viene de pronto el deseo de hablar de esto: vivir sin la política.

Toda mi vida fui lo que le llaman un rebelde (ahora no se realmente que signifique pues en estos días se identifica la palabra con arrojar piedrones a cristales de tiendas y nunca hice eso), la oveja no negra pero sí perdida, extraviada. Me gustó perderme por años. 

Este año que está a punto de terminar, un año después del fin del mundo, decidí alejarme un poco, poner mi distancia de los programas de análisis político, la lectura casi obsesiva de La Jornada y demás diarios de otros bandos, jamás he visto a Joaquín López Doriga ni al del canal 13, el señor que es idéntico a Maduro, el presidente de Venezuela (presidente, brujo, clown, cómico...) y la tensión, casi como milagro, desciende o deja de presionar tanto.

Si de por sí los apuros económicos están a la orden del día, no comprendo aún por qué somos tan dependientes de las noticias. Nos han vendido muy bien el concepto de "estar informados para poder decidir."  ¿Decidir, qué? Quién sabe.


La cosa es que uno puede desligarse de todo tipo de noticieros (todos son de chismes, ya sea espectáculos, deporte o pollítica o la siempre bien recibida nota roja) y sentirse muy bien.

Puede sonar desconsiderado porque "no estoy enterado del sufrimiento de muchas personas". La cuestión es que estar enterado de una o centenas de desgracias no provoca que esas personas o sus seres queridos se recuperen o no. 

Tenemos una superstición arraigadísima en la cual sentimos de veras que estar enterado de una cosa así nos conecta y que nuestra reacción puede afectar a aquellos que la provocaron. Como las "vibras" que todos en México o en otro país amante del futbol dicen que transmiten (al parecer con la mente) para que el equipo gane. Todos sabemos el resultado.

Las vibras, la buena onda, combinado con el "estar informado" no resuelven nada.

Quienes ganan dinero sentados alrededor de una mesa para quejarse (más que para analizar) lo que hizo o dejó de hacer el Presidente o tal o cual político, les hace bien a ellos porque tienen un ingreso económico por hacerlo. ¿Nosotros qué?

Y sinceramente, no nos dicen algo que no hayamos nosotros discutido en un viaje en el Metro o desayunando.

Es cierto que hablar de política y deportes es entretenido: es la novela viva, es el verdadero Reality en el cual estamos todos inmersos. Sin control, sin manera alguna de resolver nada de lo que tanto nos aqueja. Se encienden los ánimos, se ha llegado a matar por una discusión de esas. Mientras los poderosos, chiquitos o grandes, siguen recogiendo el dinero con pala.

Es cierto que los medios de información masiva tienen mucho que ver en arrojar esos polvos mágicos, pero quienes también colaboramos somos nosotros.

Echar culpas es muy cómodo. Incluso hoy en día hasta ha llegado al colmo de ser sinónimo de "intelectualidad". Actores que supuestamente detestan la televisión "comercial" o la Tele a secas, se forjan una imagen intelectualoide y "comprometida" la cual les genera buenas ganancias. Todo es dinero. No es novedad.

Esto no signifique que existan artistas realmente comprometidos, pero no se ven tan fácilmente. La mayoría usa ese concepto para venderse. Y no tiene nada de malo venderse. Solo habría que aceptar que los o nos beneficia.

Novelas que se venden como "el reflejo del México de hoy" van a vender más, aunque sean la reproducción de un diario de nota roja (¿qué diario no es de nota roja ya?)y ganarán muy bien.

Entonces, piensa uno: ¿a mí en qué me beneficia? Tan solo en hacerme sentir mal la avalancha de malas noticias, de que esto está mal, de que lo otro está peor. Ayer escuché a un académico, al cual admiro y respeto mucho, que cierra su intervención anunciando, casi con la espada en llamas, "esto es el anuncio de lo que viene, y será peor."  Sea o no verdad, ¿a mí en qué me ayudó? 

¿Estuve mejor informado? Es parte de lo mismo, ya lo sé que las cosas están mal.

¿Me ayudaron a decidir? En mi caso sí. 

La dosis de noticias debe ser mesurada. Si uno abre los diarios cada siete días se percata de que no ha pasado casi nada de lo que no hubiese pasado antes. Los nombres cambian pero en una semana aún capta uno la conmoción, si es que uno desea un baño de aguas negras.

Si se trata de un personaje realmente, pero realmente grande, es inevitable que no lo sepas sin tener que ver tu móvil o encender la radio.

Ese demonio sin cabeza de miles cabezas que llamamos Sociedad y de la que formamos, irremediablemente parte, nos empuja a sentirnos mal por no sentirnos mal como los demás.

Jóvenes que son manipulados por su comprensible malestar ante el estado de las cosas, al que entrarán tarde o temprano, se manifiestan de las maneras más ineficientes.Pero, dentro de la sinceridad que parece hallarse dentro, también se encuentra ese imán llamado "la imagen". Si se es rebelde esto equivale a decir que se es mejor. Todo buscamos destacarnos, elevarnos por encima de los demás, no está mal. Pero hoy en día fingimos que somos mejores. Nos ponemos el vestuario del que se nos hace superior, con una actitud grosera, altanera generalmente, negando todo como tic de que se es muy culto...pero ¿en verdad? Casi siempre es solo la apariencia. 

Se está "en contra" con toda una moda de máscaras, pasamontañas, paliacates, un amor inexplicable por los indígenas (sin verdaderamente ayudarlos, o  sin indagar si ellos quieren ayuda. Veánse bien a estos protectores y pareciera que se sienten salvadores. ¿No sería una actitud llamada a reflexionarse, cuando la mayoría de ellos pretende instaurar un mundo "socialista", cuyo significado verdadero no han comprendido cabalmente?)...La apariencia


Somos los esclavos o servidores de la Apariencia.
Y sincera o no estamos vestidos con ella.

No lo juzgo. Solo señalo que sería sano percatarno de ello. Meditarlo muy bien. 
Y ayudarnos a no exaltarnos tanto en batallas que solo al final siguen ayudando al poderoso y nos siguen deprimiendo a nosotros.





Quejarnos de si la tele nos controla o no, de que si la publicidad nos dicta qué hacer o no...bueno, ¿qué no tenemos libre albedrío? 

En mi caso, que he aprendido, a fuerza de haber pasado por esas etapas de manera muy sincera y entregada, tratando de involucrarme en causas justas, asociaciones que dicen defender las causas justas, caminar, marchar, gritar, protestar, levantar el puño... de haber sufrido desilusiones igual de intensas de esos mismos, ahora pienso que, si puedo ayudar, busco que sea la manera más eficiente para mí y procuro no hacerle publicidad, a menos que a los que intento ayudar de veras les ayude...y no a mí, a mi  imagen de altruista revolucionario.

Todo hoy es fama o dinero. Y generalmente si logras algo de fama, vas por el dinero.
Tampoco está mal. La cosa es, ¿por qué no lo aceptamos? ¿Cuál es en verdad la esencia de eso diabólico que queremos desterra y negamos mientras tuiteamos en nuestro nuevo iPhone y vestimos lo más trendy?

Yo he sido en esta vida muchas cosas, he sido casi todos, creo que he vivido muchas vidas, a veces no lo creo, a veces hasta parece de novela. Pero sí.

Vivir sin política hace muy bien. Sin esa política que nos echan encima, ustedes saben a cuál me refiero. Sin esa política de la cual nosotros somos la carne del asador...si queremos, si nos dejamos. A diestra y siniestra, solo sirve para deprimirte. ¿Te quieres sentir así?

Yo no.