Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Friday, February 27, 2015

La materia de la apariencia: Oscares y otras irrealidades


 La mayor ilusión que nos hemos echado cual encantamiento la Humanidad toda has sido aquella que sustenta toda validez de pensar y actuar sobre lo que llamamos La Realidad. Ilusión o engaño, tal como cada cristal en los ojos quiera verlo.

Atribuir nuestras acciones y procederes diarios a ideales o incluso a la imaginación detona muecas, miradas interrogativas mas mudas, amordazadas -pues bien que quisieran echarnos en cara nuestra inocencia o estupidez-, cejas levantadas, etcétera.

En este siglo la imposición es ser Real, ser concreto. Se premia lo que se aproxima a lo Real. Sin embargo, tan inasible y cambiante es la realidad como la fantasía. Tan hermanas a veces.

El hecho mismo de emprender una adaptación cinematrográfica de una vida real es en sí un acto de imaginación. Su resultado también lo es pues transmutar exactamente un suceso o una cadena de episiodios registrados como biográficos o históricos (o sea, reales) es también no real, imaginario o, para no hacer sentir que queremos cancelar su búsqueda: resulta en Otra realidad.

Y las Otras Realidades son, del mismo modo hechos imaginados. 

La realidad es entonces eso que vemos, lo que se muestra frente a nuestros sentidos. Pero su contenido esta conformado por una realidad que no es la que vivió el personaje que experimentó esos sucesos dignos de ser llevados ya sea a la pantalla grande o al libro.

Parafraseando a Camus, el único artista realista sería, si existiese, Dios.

Productos resultantes de un proceso creativo o imaginativo no necesariamente son fantasía o mentira. La manera en que se presenta una realidad sucedida al ser re-presentada anula la totalidad de una realidad sola. La realidad también ofrece posibilidades de interpretación. Estas pueden transcurrir dentro de un entorno aceptable o "realista", pero también pueden extenderse hasta regiones que podrían muy bien ser irreales y no por ello mentirosos. 

Por supuesto que hechos que trastoquen la visión de quien narra su historia (ya sea vertida en un libro o en una película), que se opongan a ella, pueden poner en entredicho "la realidad de las cosas", y dentro de esa realidad demarcada cuestionar su verdad o falsedad. 

La realidad no es necesariamente la Verdad 

Suponemos que aquello que nos muestran los diarios Es la realidad pues nos informa de lo que sucede en nuestro país de origen y en el mundo, nos cuenta "que es lo que esta pasando". 

Nos apegamos a ella con la conciencia de que es la realidad y que por serlo es un deber casi de confirmación humana (que no humanitaria) mantenernos pegados de esos hilos.

Al mismo tiempo y contradictoriamente, el deporte preferido de los reparadores del mundo, café o te en mano, es negar esa realidad. Estamos convencidos de que los diarios mienten, al menos los que no seguimos, esos mienten. Nuestro preferido no. 

En este punto me pregunto si no sería saludable repasar la lectura de aquellos diarios o canales televisivos que precisamente no seguimos porque pensamos que nos mienten. No de manera adictiva sino en ciertas dosis para aprehender un poco más de las enemil caras que nos presentan una misma Realidad. 

Por otra parte, al parecer aquello que se nos presenta como realidad y que, según nuestra percepción, es mentira y por ende no es la realidad, se ofrece de manera endulzada o cortés. Mientras que la realidad que se toma como verdadera replica a gritos, ahora muy comunmente, agresivamente en manifestaciones, marchas, y mensajes mediante las redes sociales.

Una película (muy buena, por cierto) se lanza al mercado como comedia cuando se trata de un drama: Birdman. La razones pueden ser muchas. Quizá la estrategia de mercado apostaba a enviarla como comedia para atraer más público a las salas y quizá por las probabilidades de obtener premios. Esto segundo lo dudo pues las academias tienden a premiar proyectos que en sus historias muestren el esfuerzo sobrehumano por vencer la adversidad. Aquellas actuaciones en las que el esfuerzo y (sobre todo) deterioro físico son fundamentales para contar la historia son las que más se premian. La comedia no se considera de un nivel de reto tan merecedor. Su condena es su propio género: la comedia no es seria.

Ahora no solo se revisa la historia narrada, si fue contada con el detalle o la emotividad necesaria, precisa, equilibrada, si fue verosímil, si toca los corazones o las mentes; ahora también pareciera concursar el drama que haya vivido el director en la vida "real". Por ejemplo, el director de Boyhood, a mí humilde parecer impuso más la campaña sobre el tiempo que le costó aguardar a que sus jóvenes personajes crecieran para volverlos a filmar que la consistencia o buen resultado de la película como tal. Me parecía que este tipo de esfuerzo, loable sin duda, pertenece más al campo de lo documental y no del cine. 

Ahora no sabemos si el actor esta actuando más fuera del set que dentro. Un ejemplo que ya esta rayando en lo patético, por no decir, caricaturesco, es Johnny Depp. Actor que otrora mostraba gran talento y que ahora es descaradamente un producto de venta indiscriminada. Si ese es su modelo de negocio y metas, no es cosa nuestra criticar. Lo que tocamos aquí es la materialidad de la apariencia: Un actor tipo Johnny Depp aparece en entrevistas o entregas de premios prácticamente disfrazado: sombreros de safari, lentes redondos (muy en boga para dar el toque pseudo intelectualoide), bigote y barba (sí, de pirata). Un disfraz que quiere vender cierta rebeldía (imposible de creer), los tatuajes (quizá en su tiempo realizados con propósitos no comerciales), pareciera que los consejos del equipo de "imagen" al "diseñar" el cómo "debe de verse" un actor o actriz llega a tal grado que les resta naturalidad. Por lo menos los que ya están rayando en la exageración, como el caso representativo que describimos. Estos actores tienen que actuar tanto en el set como fuera de él: es su trabajo.  Y nosotros, en nuestros fueros internos y externos, ¿no actuamos también? O ¿no deberíamos hacerlo? Caso aparte y dramático es el que están sufriendo las actrices. Mujeres que no han llegado a una edad en la que fuese imperativo realizarse alguna cirugía estética, cambian radicalmente su fisonomía. Ya no para preservar la ilusión de la juventud que se va y que nada ni nadie detendrá, sino el aspecto en si mismo. Ya no buscan continuar pareciéndose a sí mismas sino convertirse en otras totalmente. Irreconocibles, Uma Thurman o Renne Zellwegger, por presiones de sus agentes, porque no reciben la atención que desearían ellas del medio, cambian su fisonomía. Además del cruel tormento del juicio público, lapidándolas sin piedad, no es inconcebible pensar que no estan a gusto con ellas mismas, desde muy dentro. 
Pero, al final, ellas viven para estar expuestas a millones de miradas escrutadoras, inquisitivas...si fuese nuestro caso, ¿cuántos de nosotros estamos realmente agusto con nuestra apariencia física, no ya nuestra personalidad?

¿Deberíamos asumirnos concientemente actores en nuestro diario vivir?

Como siempre, cada quien lo asumirá como quiera, pero todos actuamos. Todos representamos un papel. No sabemos si sea bueno o malo. Pero en su entorno, tener roles ordena. Asumir roles impide que se desborde el caos. 

La sociedad de la Contradicción.

Desde hace años he escrito sobre esta paradoja que me ha perseguido durante toda mi vida, irónicamente redundante, la paradoja de la paradoja: la lucha con nuestras contradicciones y las del mundo. En estas entradas en mis blogs trato de ilustrarlas de manera accesible echando mano de lo que nos rodea y permitimos nos adentren día a día. 

Cuando nos reconciliemos con nuestras contradicciones, con nuestras mareaas y oleajes internos, podremos hayar, de algún modo, una camino un poco más tranquilo, menos tenso en nuestras vidas. La teoría de la Contradicción pasa por todo, acepta y rechaza todo, pero (sí, contradictoriamente) tiene sustentos clave, arropa aquello que considera sus valores inamovibles en lo más posible, pero no pierde la flexibilidad ni la apertura de miras.





















Tuesday, February 24, 2015

La educación buena y mala de las escuelas Starbucks



 Asistimos al siglo de la individualidad entre comillas, del individualismo entre paréntesis, un paréntesis que nos engloba, nos encarcela, nos resguarda. 
Con el advenimiento y fulgor de los nuevos medios de información conocidos como las redes sociales, aparentemente demostramos con más ahínco nuestro ser únicos casi como reto, como afrenta. Porque sucede que nos sentimos más dentro del círculo cuando aparentamos preferir estar fuera. Como la contracultura, que quiere estar fuera de la cultura sin poder jamás salir de ella, así nos manifestamos. Nos pensamos como los únicos rebeldes, los únicos que entendemos, los únicos despiertos.

Pero existe un ejemplo patente de cómo "lo externo" nos puede conformar, de cómo estímulos atractivos, conceptos de comunicación bien resueltos -pues nos proyectan la imagen de lo que deseamos ser- no solo nos venden una imagen o apariencia, un lifestyle sino una educación. O quizá, mala educación.

Para aterrizarlo directo:

Starbucks te ofrece un trato más que amable, amigable. Los vendedores anotan tu nombre en un vaso desechable, te preguntan a qué te dedicas y si eres parroquiano, te expresan lo mucho que te echaron de menos, ¿por qué no habías venido? Si te dicen tu nombre y te extrañan, te sientes bien. No hay nadie que escape de ese regalo al ego. Y no esta mal.
Ni siquiera es mi punto decir que sea malo o bueno lo que se plantea en esta entrada, simplemente se observa lo que es. Mientras un decadente (y no en términos estéticos) Macdonalds puso en boga el, "buenos días, Amigo", Starbucks te llama por tu nombre, creo que ni tu madre. Y es una grata sensación.

¿Cómo quieres tu café? o comencemos a maleducar a la gente

MI punto es el siguiente: en verdad las personas necesitamos límites.
Al principio nadie entendía que rayos era un Venti, porque el grande parece mediano y por qué el chico se llama Alto. No importa, en pos de sentirte en un estatus superior, aprendes. 

Ahora no solo la gente sabe y "canta" con autoridad que podría emular a un gran conoisseur de vinos, cómo desea sea preparada su bebida: venti, latte con soya, extra foam, shot extra de expresso, etc, etc.

Darte tantas opciones podría echarte a perder.

Quizá no a ti, pero sí al entorno. Ahora te puedes quejar sin más que la bebida no es de tu gusto, no la aprueba tu exigente y azucarado paladar. Pero no obstante eso, ahora la gente, que antes acataba al pie de la letra lo que se le daba y cómo se le diera, exige no pide, que bajes el volumen de la música de fondo o que la quites. Para que otro arribe más tarde y se queje del mutismo y pida la música. El público consumidor ya se puede quejar airadamente de que no se acumularon sus puntos, de que el internet no funciona con la rapidez requerida. Cría cuervos.

Siempre alguien traspasará los límites si eres extra hospitalario

 Un nuevo mal se cierne o se gesta en los Starbucks: los que van a aplastarse cómodamente por más de ocho horas diarias sin pedir ni un café simple.
Aquí es donde cada cual debería ajustarse a aquello que se supone fue su educación de casa, a la honradez que debieramos cultivar nuevamente a la menor oportunidad y que ahora, erróneamente, le llamamos honestidad: tienes internet gratis, no compras nada, nadie te exige nada, ¿es honesto? Correctamente expresado: ¿eres honrado?

Existen cafeterías en los Estados Unidos que al notar este virus han cambiado los papeles: ahora te cobran por hora y puedes tomar algunas tazas de café americano "gratis".

Algo tendrá que hacer la famosa cadena. Y lo han comenzado a implementar: de cuando en cuando, cortesmente, un emplado de la cadena se acerca para preguntar al referido abusivo si "se le ofrece algo más". Una manera muy educada de decir: no has consumido nada y vienes a ocupar un asiento muy cómodo para usar el internet.

Más allá de eso, a lo que vamos con esta entrada es a la relativa facilidad con que se pueden trastocar los usos y costumbres de una sociedad mediante la filosofías de servicio que desarrolan las marcas comerciales: todos queremos un estilo de vida en el que te sirvan, en el que tú te sientas superior. No falla. Más aún en una sociedad en la que esta de moda ser "trendy", "chic", falsamente de "clase alta", aunque no tengas un céntimo en el banco y eterna deuda con tus bancos. Aún poseyendo mucho dinero, la clase no proviene de ahí, como comúnmente se cree.


Es más sencillo educar para la flojera


 Cuando se vive en un mundo en el que se privilegia lo fácil, lo más rápido, lo más cómodo. Donde la noción de disciplina, de honradez y rectitud han pasado a la historia y son motivo de mofa, ¿cómo restituir el orden si es que esto puede ser llamado un desorden de valores?

¿Es malo tener cosas más cómodamente? Quizá no. Sin embargo, habría que reflexionar si un poco de esfuerzo, un poco de dificultad para lograr las metas (de preferencia "legítima dificultad", si es que pudiese existir) no abona al carácter sólido de un ser humano.

Hoy en día los jóvenes se sienten más agobiados que nunca teniendo a su alrededor un sinfin de comodidades. Me refiero a jóvenes que viven en casa y que tienen cubiertas las necesidades básicas. Pues aquellos que viven o sufren carencias, para un lado u otro, forjan sin fallo un carácter más contundente y de mayor fortaleza.


La escuela Starbucks de la comodidad

Naturalmente no culpamos a la cadena por ofrecer un argumento de venta deseado y bien desarrollado. Es el consumidor el borrego al que se le duerme y doma con frases hechas y convenencieras como "el cliente siempre tiene la razón". En los medios informativos bien que te van guiando para que sientas indignación si ellos lo sienten (aparentemente) dependiendo de la noticia y cómo la presentan. No tienen empacho en decir: "Al final usted es quien tiene la razón". ¿Por qué en todo caso tendría que tener la razón una masa dispar y con bagajes tan distintos y desnivelados? Háblame bonito y estaré contigo. O como canta la canción, "miénteme más que pago a mi maldad de ayer".

Para que la sociedad pudiese "componerse" (quizá esta bien y el abismo al cual nos dirigimos dichosamente pudiese ser la solución final y necesaria: caos o inmortalidad) tendría que presionarse un inexistente e improbable "restart"; hacer una tregua total: Esta bien, comencemos de nuevo: yo te respeto a ti, tú me respetas a mí. Cero señalar, cero recriminar, es borrón y cuenta nueva...

Cómo corregir las cosas 

Es una cantaleta que de tanto que nos la venden los políticos en sus listas de buenos deseos ya nos harta pero si se cumpliese de verdad ayudaría mucho: la educación.

La educación que comienza en la casa, donde los padres, ellos sí, podrían bien tener un botón de restart en sus vidas: el nacimiento de un hijo. Por ellos, se supondría un volver a comenzar o redefinir comportamientos, conductas, costumbres, alinearse, como dicen: mejorar.

Es difícil, es complicado, da flojera, no hay tiempo...sí así es..y sin embargo es humano y es posible.

Que no se quiera hacer es otra cosa.

Mientras tanto, viva la escuela de maleducados Starbucks. En el pecado llevamos la penitencia.


p.d. Y curioso: en otros restaurantes quizá no hagas eso porque de inmediato te requerirían que compraras algo. Y seguro te sentirías ofendido. Oh, humanidad, somos contrariedad.



Saturday, February 21, 2015

A punto de violencia




When you believe in things you don´t understand and you suffer/superstition ain´t the way- Stevie Wonder
Quien aprende mucho se olvida de todos los deseos que lo llevan a la violencia- Nietzstche

Tendemos a olvidar, o quizá no lo sabemos, que el hombre (el ser humano) siempre se haya a punto de la violencia.

De pronto nos explicamos en alguna cena que esto se debe a nuestro ser primitivo que nunca nos ha abandonado.

Sin embargo, nos escandalizamos (o aparentamos estarlo) cuando somos informados sobre algún acto calificado como de barbarie. ¿Por qué nos sorprende?

Quizá la solución podría abrirse si volviesemos a reconocer nuestra inherente naturaleza salvaje yaciente. No para justificarla gratuitamente, sino para no olvidar que esos códigos que llamamos costumbres, reglas sociales o de urbanidad, aquellos protocolos oficiales o ritos funerarios tienen su razón. 

Las denostamos actualmente, las tachamos de insinceras, de hipócritas, pues se supone que hoy en día todos tenemos que desenmarcararnos y manifestarnos tal cual somos, hablar las cosas como son, decir lo que pensamos.

La realidad es que cada día nos encaminamos en pos de aquello que somos. Nadie sabe cabalmente qué o quién es. Hay atisbos. Siempre asaltan las dudas y estas buscan ser disipadas o mitigadas meditante el alcohol o el exceso en el consumo de almentos, generalmente procesados y de calidad pobre.

Los ritos tienen un fin: representar un proceso que conduzca a un fin saludable o inicio promisiorio.

El rito de las pompas fúnebres tiene como fin realizar esa representación para que los vivos puedan manejar y trascender de manera saludable la pérdida. El muerto muerto esta, es cierto. Y solo queda ahí su imagen detenida de esos otros ritos o representaciones que millones de seres humanos requieren para hacer más vivible o soportable la existencia: aquellos realcionados con la creencia en un ser superior.

Incluso si no se quiere creer en un dios, existe el otro dios (al final estamos condenados o bendecidos, como se quiera ver, en el casi eterno diálogo con Dios). 

Con los rituales mitigamos la desesperación de no saber, de no tener certeza.

Existen teorías sobre el origen del universo, existen religiones que narran el origen del hombre. Hasta han vaticinado cómo terminará todo. Pero la realidad es que no tenemos certeza. 

Si tuviesemos La certeza muchos problemas hubiesen sido resueltos y el constante oleaje del ser humano contra el ser humano quizá se calmara.

El Hombre (como se distingue en mayúsculas para referirnos a todo ser humano) no puede evitar conflictuarse y conflictuar.

El conflicto también es enigma. ¿Por qué razón peleamos? Porque no estamos de acuerdo. Porque dentro de nosotros quisiesemos que todos estuviesen de acuerdo con nosotros. Peleamos porque no podemos convencer de otro modo al otro. Peleamos para vencer.
Convencer es vencer.

Ese conflicto también se manifiesta en las dudas que provocan incontables noches de insomnios a quienes se empecinan en responder a esos por qués inefables: 

¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿A dónde voy?

El Hombre es el eterno adolescente. Siempre se toca la herida para dolerse. Ya no, como quisiesemos, para recordarse que es humano y falible y mortal; si no para someter al otro, de palabra, obra u omisión, como una forma inconsciente de descargar su frustración de no saber, de no dominar el porvenir ni el origen.

Dominio. El ser humano vive por el dominio

Vive por él o muere o lo evade. Quienes tienen arraigada la enseñanza de la madre (de esas que ya no se ven mucho) de no atacar a los demás, de respetar al próximo; quienes estan atrapados en ese correcto ser sufren un conflicto al haber sido educados para rechazar la noción de dominio: No debes confrontar a los demás, no tienes por qué, no se debe dominar a los demás, no debes ganar.

Esto lo veo mucho en mi pueblo mexicano. Es como si nos hubiesen desconectado ese cable: no debes sentirte ganador ni serlo. Si lo evitas mejor. Vencer es malo, es pecado. Hay que sufrir estoicamente. Hay que ser estoico y aceptar el divino dictado. Si tu existencia es penuria se debe a que tu pecaste y debes someterte.

Pero hoy en día, ya cuando han transcurrido miles de años luego de que el Cristo pisara la Tierra, también podemos urgar un poco más dentro y aceptar que también el ser doliente y sufrido tiene sus ventajas.

Abjuramos del vecino del norte pero adoptamos sus manierismos de lenguaje como quizá sucedio en el porfiriato, en todo el mundo en ese tiempo cuando Francia era el centro del mundo. Todo el mundo quería, debía, era, irremediablemente, "afrancesado".


Yo recuerdo que los mexicanos jamás pronunciábamos "te amo" a nuestros hijos o padres. Mucho menos en voz alta y menos frente a extraños. Dirán que es locura mía pero ese cambio sucedió gracias o desgraciadamente a un programa de televisión llamado Big Brother. En él éramos testigos de abrazos entre hombres, besos en la mejilla entre hombres (cosa que antes jamás, jamás se veía), y "te amos" a los amigos, a los padres que veían el programa, a los hijos. Desde esos días, ahora los mexicanos pueden, podrían tener la libertad de expresar un "te amo" sin sentirse afeminados o débiles. 


Las series de televisión y películas yankis nos enseñaron a ver a los padres que se encargan de los bebés, con todas sus dificultades, los pasean en la carreola rodeando el parque, dan la mamila. La cultura norteamericana nos enseñó a dirigirnos a los niños con un saludo: "Qué hay, ¡campeón!". Pero, contradictoriamente, queremos rechazar todo lo norteamericano. 

Una cosa es sus nefastos gobiernos republicanos (dominantes, cerrados, quasi-fanáticos religiosos mas millonarios) nos causen la legítima repulsión (quisieran desaparecer a nuestros compatriotas de su país ignorando que son un soporte ya vital para su economía y diario andar) y otra es que tachemos con el mismo plumón a todos los norteamericanos.

La contradicción de los nacionalismos: creados, nacidos artificialmente, pues los países son una creación. Y sin embargo, a veces a nuestro pesar o nuestra alegría, necesarios. Pues serán una invención humana pero hay pueblos que han sido negados a habitar esas tierras que también sienten como propias. Con toda su arpillera de paradojas los países son necesarios y ningún pueblo debe ser negado a tener su propia tierra, su hogar. *La contradicción de los nacionalismos los abordaremos más tarde.


Delimitaciones, fronteras, clasificaciones, cajones: separaciones

Entre más clasifiquemos más nos separamos. La cuestión es que en ciertos casos esas líneas son necesarias. Porque el ser humano tiene y tendrá siempre la tendencia a "pasarse de la raya".

Clasificar es nombrar. Nombrar es necesario para darle orden a las cosas. Pero en esencia nada tiene nombre, todo es un conglomerado abigarrado, mezclado. 

Nombrar clasifica, pone en orden, pero si no se ve con eso que llamamos criterio (cada vez más difuso) la clasificación troca en estigmatización, en discriminación. Resulta que alguien considera en ese orden de cosas que unos son superiores (generalmente el que se le ocurrió la gran idea) y otros son inferiores.

En el principio fue el Verbo: en el principio no estaba la nada. Primero fue la nada, luego el todo creado. Un todo creado inclasificado y engarapiñado. Después vino la designación de las cosas, y por eso la luz se llama luz y las tinieblas, tinieblas. Se separa lo que parece distinto, se separa para ser, para que cada cual conviva y se tenga propio y quizá único.

Lo que hemos nombrado es solo eso y es todo. Alguien, algún poderoso aburrido podría muy bien dictaminar que desde la fecha tal por cual las sillas ya no se llaman sillas sino mesas. Las mesas serán llamadas ventanas. Al principio, crearía hilaridad, confusión...y después...después todos aprenderían y estarían muy a gusto llamando a las sillas mesas y a las mesas ventanas.


Inevitablemente clasificar crea una separación: niega la igualdad

Y he aquí otra contradicción de nuestro tiempo. Implementable en un afán más político que social o humano (los políticos son expertos en desbaratar al lenguaje y violarlo como todo lo que llega a sus manos), las nuevas clasificaciones criminales como la de "Feminicidio" subrayan el hecho de que no solo matar es malo sino que matar a una mujer es peor. Lo paradójico es que en este mismo tiempo muestran un esmero casi enfermo  para meternos en la cabeza que estan luchando para que "todos seamos iguales".

Al crear el término "Feminicidio" se separa el homicidio de cualquier hombre al de una mujer. Se infiere que matar a una mujer es más grave que a un hombre. ¿Será? 
Bajo este principio de discriminación a la inversa no estaremos lejos de otra etiqueta, la de "infanticidio", que supone entonces ser peor que matar a un hombre y aún más denostable a una mujer.

Si quisiesemos comprender en dónde radica la superioridad de la mujer o su mayor importancia que la del hombre para tener su propia clasificación de muerte por homicidio, las razones no serían porque puede ser igual de talentosa, igual de profesional que un hombre, sino en sus cualidades biológicas y culturales (muchas de las cuales la mujer misma rechaza ahora): 

Porque es mujer, porque la mujer es madre o lo será, porque "de ahi provenimos todos", porque la madre es la que nos cuida, nos alimenta, nos educa, nos protege, ve por nosotros. Y si nos ubicamos en México, un adicional: porque la virgen de Guadalupe (alter ego de la virgen María) es la madre de dios, de Jesús.

¿El siguiente paso será que entonces los hombres tengan que "luchar por sus derechos"?

Quizá. Pero falta que suceda un cúmulo de acciones antes. En primer lugar porque sigue siendo hecho de todos los días y una sí criminal costumbre el maltrato al que son sometidas millones de  mujeres en el mundo (que la mujer lo permita o no, sería muy simplista y desconsiderado dilucidar en esta entrada). 

Aún falta mucho para que la mujer sea, sin atisbo de duda, que puede emprender los mismos cargos de naturaleza intelectual (y muchos físicos) que un hombre. 

Que gane lo mismo que un hombre en iguales circunstancias. Que sea respetada su presencia física en cualquier lugar.

Que se respete su decisión de ser o no madre. Incluso en la decisión del aborto, sobre el cual tengo una opinión que quizá no sea aplaudida por las feministas a ultranza, pero independientemente de ello, yo no soy mujer, y me queda claro que esa decisión final, corresponde a la mujer. Lo cual no implica que el hombre, la pareja o miembro de la familia no este presente y se involucre si ella solicita una opinión o apoyo. 

Nueva contradicción: La mujer lucha por los derechos que le habían sido negados por siglos y al mismo tiempo quiere mayores consideraciones y preferencias. 

Las feministas a ultranzas y las mujeres que simplemente tienen el privilegio de ser mujeres (porque eso sí, siempre serán más misteriosas y hermosas que los hombres, gracias al cielo que existen) deben de meditar, reflexionar mucho sobre estas contradicciones que, en ciertas circunstancias pueden o deben matizarse o intercambiarse según el caso, y en otras asentar muy bien si en verdad se quiere asumir la responsabilidad total de tener un trato igualitario.
 


Thursday, February 19, 2015

Otro mes sin noticias





 Al parecer he dominado por fin el arte de brincarme banners, encabezados, videos, notas, tuits que refieren desgracias, penas, muertes, devaluaciones, fraudes y todo ese conglomerado de heces que gustosamente devoramos todos los días. Bueno, yo no tanto ya.

 ¿Qué nos impele a seguir esas noticias sueltas en tono de alarma, siempre desencajadas, siempre en boca de los jinetes del apocalipsis de los medios masivos? ¡Mirad, infieles, el final ya se viene! ¡Ahora sí esta es la buena: moriremos aplastados pero con dignidad, luchemos aunque nos ignoren, gritemos aunque nos callen, sigamos deprimiéndonos y deprimiendo al prójimo pues este es el reino de la desesperanza y tu lo consumes y tu lo respiras, oh, prójimo, hermano mío, mi traidor, mi conejillo, mi enemigo compatriota!

 He cumplido otro mes sin abrirle mis poros a las noticias de índole trágica, alarmista, fatalista, las que ya conocemos. Esas que nos "informan de lo que sucede en México y en el mundo para poder decidir".  Sigo sin comprender que nos quieren decir con aquello de "para poder decidir" Decidir, ¿qué? ¿Si nos pegamos un tiro de una buena vez? Tamaño problema: nuestros familiares teniendo la pena de hallar nuestro fétido cuerpo luego de semanas, confirmar que sí, que éramos nosotros, nosotros los débiles, los que nos fuimos por la puerta falsa, los que no soportamos la mierda, los que no aprendimos a nadar en ella dichosamente, que no aprendimos a saboreárla en nuestras bocas y tragarla sin reclamo.

En fin, dejemos el tono melodramático ya característico de los medios y de los escritores "comprometidos". Yo he estado si no a gusto, muy en paz. Alejado del bullicio y de la falsa sociedad. Dedicado a releer a mis héroes. Esos si te narran el mundo con ojos díafanos, reflexivos, sin deseo de espantarte pero sí de hacerte reflexionar. Corrijo: sí he estado a gusto.

No es posible irse al otro extremo y cerrar las puertas al mundo que esta y que es. Lo que sí es posible y que me propuse ejercitar es una dieta de medios. Me pregunté muchas veces, ¿por qué esta necesidad de "saber" qué está pasando? Ahora que han transcurrido más de tres meses desde que emprendí mi escalada a la montaña transparente, de pronto me vienen recuerdos de las noticias que me impresionaron y que no podía creer, con todo y todo, que pudiesen suceder en mi país. No lo ignoro. De hecho mis libros (por ahí extraviados en el underground)  siempre, irremediablemente, me adentro en las contradicciones humanas, en los ires y venires del país en el que nací. Pero estaba agotado de tanto melodrama, injusta dislocación que los medios ejercen sobre los que sufren en carne propia las obsenidades de las luchas entre los cárteles, federales y demás.

Quería recuperar mi centro, quería reflexionar y no nada más criticar. Que la crítica me gusta más que sea ponderar y equilibrar a señalar y gritonear. 

El alarido y el ladrido es lo que impera hoy en día en mi país. Y al decirlo caigo en la red de todos los "preocupados", de los "indignados", de los que "ya despertaron". No lo ataco. Solo pienso que la gran mayoría de ellos solo se han montado en el carruaje, han seguido la caravana circense, para ponerse el letrero de "activista" sin hacer en realidad mucho más que tuitear groserías y mentadas de madre.

En fin, ¿ven? No te deja ese huracán, te succiona, te traga. Alejémonos.

La dieta de medios se sostiene en la idea de que revisar el camino propio, las acciones y los dichos es, al final, la única senda posible. Requiere sinceridad y voluntad, se requiere disciplina. Y no a todos los mexicanos se nos dan estos atributos. De hecho, los denostamos. Le lanzamos cargos inusitados a quienes vemos firmes en sus objetivos, ordenados, cumplidos. Ya ni hablar de los raros especímenes que aún ostentan la honradez como una cualidad obligada en el ser humano. Siempre he vivido en constante revisión de mis actos. Quizá sin éxito, me he esmerado en corregir o mejorar, según mis entenderes, aquello que debería dentro de mí. Al final el actuar personal siempre afecta al de la comunidad. 

Ser lo más entero posible para uno mismo repercute en consecuencia hacia todos los demás.

La creación del mundo comienza con la del mundo propio, el interno, el que no discrimina sueños, ideales, proyectos y acciones concretas. El despertar y el sueño de la mano cediéndose el lugar cuando les corresponde.

Me he detenido placenteramente en Camus. Y gracias a esa estación en la que aún me encuentro revisitando tantas páginas que pudiese enmarcar, he vuelto a Nietzsche y de este a Sartre. Sin orden cronológico, como se ve, retrocediendo (¿o avanzando?) a Plinio. Todo mi entendimiento de ellos ha variado, se ha matizado, se ha ensanchado. Estas reflexiones las vertiré en un pequeño escrito. 

Aunque no estoy escribiendo un nuevo libro como tal, estoy escribiéndolo al irlo pensando, hilándolo en mi cabeza. 

Porque el escribir comienza con el pensar, el imaginar, el recabar, investigar, proponer caminos, alternativas...disfruto mucho de ese proceso.

De hecho, contrario a lo que yo pensaba, cuando el éxito se ve más que lejano y quizá improbable, ese éxito que significa que te puedan leer más ojos, que te publique una casa que comprenda hacia dónde vas (ja)....bueno, en fin, justo en eso, luego de bajar de peso y sacarme tanta azúcar depresiva, me percato de que disfruto más de escribir. 

En realidad tengo un par de proyectos por ahí andando, pero los abordo sin esa obsesión de que ya tienen que salir, ¿por que tendría que salir ya?  ¿quién los leería al final si no yo? Y luego esa cosa rara que le pasa a los escritores: cuando escribiste un libro difícilmente lo vuelves a abrir. Te abruma, porque solo ves lo que el libro te echa en cara de falta, de incompletud, se ríe de ti y te muestra sus hojas manos abiertas llenas de párrafos que requerían más trabajo, de frases estúpidas, de adjetivos que no iban...en fin...

No me clavo en ello. 
Y sin embargo sé que llegará ese momento. Quizá antes, justo antes, de que cruce el umbral de mi muerte.
No importa.

Estar atento a las noticias cada media hora, cada diez segundos, en cada teléfono o móvil, en la página de internet, en la televisión, es la forma de tormento más sofisticada y sutil que jamás se haya creado: hacerte sentir mal, hacerte enojar, deprimirte, desmoralizarte.

Paradójico es que necesitamos saber, necesitamos la información. No sería sabio eliminarlo. Solo, de vez en vez, darse una vacación de medios masivos, de internet, y sobre todo de noticias, es un alivio. Es reparador.

Porque, adivinen qué, vuelves ¡y resulta que todo sigue igual!
Han cambiado un nombre por otro, un fulano por otro, una vieja por otra, una organización por otra, pero todo sigue exactamente igual. Tú ya no eres igual.

Y solo hay que cuidarse de no caer en el retrete, dentro de ese remolino, donde todos se señalan mutuamente mientras fuera de ello, ignorantes felices, desentendidos los que detentan el Poder comen manjares en platos de oro y plata, y viajan, y tienen más hijos, y amantes hombres y mujeres y animales, y no les importa, ni piensan en ello, y duermen bien.

Yo carezco de una posición de poder. Ni la quiero. Ni la he anhelado jamás.
Yo anhelo los lujos conocidos lujos (a menos que sean los libros y música). No me vendría mal una casa con un amplio jardín solo para tener muchos perros. Pero no ando urgido de ello. No me entusiasma acumular objetos "de valor", ni "bienes raíces", ni autos, ni tarjetas de crédito. Hasta ahora no las he necesitado.


Yo quise ser astronauta. Viajar. Y creo que lo soy. Y creo que lo he hecho.

Practica la dieta de noticias: te rejuvenece. Por lo menos te sientes mejor. 




 





El problema con la amistad




 La amistad es un problema. Los problemas surgen del enigma, de la no respuesta. Los problemas son preguntas donde hay que urgar para hallar una respuesta o varias.

La amistad es un concepto. Es una idea. Y como idea se recobra, se intensifica, se evapora y puede volver a constituirse.

En un primer momento podemos pensar que la amistad necesita de contacto. 
Tanto físico como virtual, hoy en día no es tan difícil tener y mantener una amistad. Pero es indispensable el contacto, el intercambio.

La amistad para ser necesita compartir intereses en común. Marcadas diferencias, contrario a lo que se piensa, no ahondan en una amistad sino que la van distanciando. Se pueden tener diferencias, muchas, pero el tronco fincado de la amistad esta construido por el afecto, la afinidad. La visión en general del mundo es similar y compartida. Se estrechan lazos porque se tienen valores comunes. Valores que se llevan a cabo diario. Formas de ser, gustos, proyectos. Si no se tiene esto la amistad languidece.

La amistad siempre tiene de qué hablar.

 Cuando te reúnes con una vieja amistad y la conversación no teje enredaderas que comiencen a elevarse, la amistad ya no existe. Hay cortesía. Hay consideración ante ese ser enfrente que alguna vez tuvo el rostro de amigo.

E insistimos, a veces, en mantenerlos, porque nos dijeron que así debe de ser, que cuando él o ella lo necesite "ahí estaremos". Pero sin intercambio no hay amistad, y con lo que se queda uno es con el agradecimiento por la amistad que fue y, en efecto, estaremos ahí cuando el otro u otra lo requiera. Porque alguna vez pusiste el corazón ahí, y confiaste, y pensaban igual o similiar, y se emocionaban con la salida del nuevo álbum, con la lectura de un autor admirado.

Si no compartes algo ya, la amistad ha dejado de ser.


Los tipos de amistades

En realidad la única amistad que existe es aquella que comparte noticias (gratas, no solamente quejas), la amistad da, no guarda, no se resguarda. La amistad, en efecto, se va alimentando, porque necesita agua como la planta, como una mascota requiere alimento y el constante cariño en el pecho o en la cabeza.

La amistad no busca atender, atiende.
La amistad no busca escuchar, escucha siempre.
La amistad siempre tiene un hueco en la apretada agenda. Es más, no es de huecos, la amistad tiene un lugar privilegiado en la agenda apretada.

Solo hay un tipo de amistad: aquella relación que se mantiene física o virtualmente, porque constituye una necesidad el compartir ese mutuo interés o gusto.
Desde la copa hasta el dominó, desde el mismo colegio de los hijos hasta un concierto, desde la música hasta las lecturas, desde la profesión hasta los viajes.
Algo ahí, algo en la vida cotidiana tiene que coincidir con aquel o aquella que llamamos amistad. 
Si no, no es.


Cuando sabes que ya no tienes esa amistad


Cuando comienzas a percatarte que solo tú eres el que envía la bola y no te la devuelven. O te la devuelven tarde y de prisa porque "están muy ocupados", "tienen mucho qué hacer". La respuesta desconsiderada y estúpida del que cree que tú no estás ocupado y no tienes nada qué hacer

Cuando uno se queda en soltería y el otro se casa. Existe el mito (no erróneo del todo) de que si juntas al soltero o a la soltera con los casados puede haber problemas. Los solteros son visto como aves de rapiña, "se acostaría con mi mujer", "me quitaría a mi esposo". Esto ya hace pensar en otros temas como, ¿qué tanto esos matrimonios se aman y se son fieles? ¿qué tanta confianza se tienen como para evitar esas paranoias? Pero es harina de otro costal.

Cuando "tienen que buscar un hueco en su apretada agenda", amigo, amiga, ya no hay amistad entre ustedes.

Porque no hay nada que compartir.

Porque los intereses son otros.
Porque es cierto que la gente cambiamos.


Ponte del otro lado

¿No te pasa que te agotas de solo ser una cara con oídos? Hay amigos que solo buscan usarte de bote de basura. Una vez es comprensible, una etapa difícil es razonable que suceda pues de eso se trata la amistad. Sin embargo, cuando te percatas de que solo estás de oídos y no de boca. De que jamás te toca el turno de hablar de tus cosas. No tienes una amistad, tienes a alguien que se esta aprovechando de tu inocencia.

¿Cuántas veces no te ha cansado el amigo que de pronto, de la nada, te busca y es extrañamente afectivo, te comparte cosas sin ton ni son o sin una razón específica, pregunta por ti, aparenta estar interesado en lo que te ha sucedido...y de pronto...te pide dinero?
Si es una relación cultivada, que ha seguido teniendo contacto, que ha tenido intercambio, es lógico y legítimo pensar y actuar cuando un amigo se encuentra en dificultades. Para eso estan los amigos. 
Pero cuando había estado desaparecido, que no sabías si estaba vivo o muerto, y aparece con ello. No tienes una amistad, tienes ha alguien que esta conciente de que tú lo estimas pero esa persona no te tiene ninguna consideración pues no se atrevería así de la nada a pedir algo.

¿No tienes el amigo que solo te contacta cuando desea "compartirte" sus logros? Ya tiene un mejor trabajo, gana más (por consiguiente quiere decirte que más que tu), tiene una mejor casa, su negocio esta creciendo como la espuma...y no recuerda que a penas tu te estas levantando de un desfalco emocional o material. Ese no es un amigo, es alguien que sabe que tu lo estimas y es placentero, mientras se progresa, desplegar sobre alguien las alas del poder. Todos ansiamos tener esclavos, parafraseando a Camus.

¿Existe la amistad?

Se dice que la amistad no existe que es una idea. Incluso una idea comercial. Ambas son y no son correctas.

Se dice que la amistad no es sino interés. Pero se malinterpreta o hay confusión.
Es verdad que para que exista una amistad se tienen que tener intereses en común, lo cual es muy diferente a que uno tenga el interés de sacar provecho del otro. Lo segundo no es amistad, lo primero sí.

Lo interesante de la amistad es que compartes gustos, afinidades, pero existe una línea y ley invisible que te autorestringe de querer sacar provecho de lo que podría convenirte de tu amigo. Ni siquiera te pasa por la cabeza pedirle un favor si no es en verdad necesario o urgente. Es más, una real amistad se esforzaría mucho, tendría que estar atravesando por una situación de veras apremiante para inclinarse a pedir un favor. Estas situaciones son clave para valorar qué tanto ese amigo me estima y me considera que ha tenido casi que humillarse para pedirme algo, apenado por ello, casi pensando que te faltaría al respeto. Y la, no magnanimidad, sino la simple respuesta del amigo que tiende la mano y no piensa en nada más que ayudar. No le viene a la cabeza el pensar en su situación superior, puede hasta sentir cierta incomodidad por la humildad y esfuerzo con que el amigo pide ayuda. Claro, porque para eso es la amistad cuando un amigo esta en dificultades. Mas son actos excepcionales. 

Una amistad no se basa en la ayuda mutua. Se basa simplemente en el placer de compartir afinidades y discutir las diferencias sin traspasar la línea del respeto al otro.

Las diferencias son, a la luz de la casa de la amistad, son nimias: un color, una marca favorita, un equipo deportivo, quizá una inclinación política. Depende de qué tan fuerte es el lazo de afinidad que une a esos amigos.

La amistad sí existe pero vive en la calle, sin hogar.
La amistad es rara, muy rara.
La amistad, en la mayoría de las veces, es temporal. Uno de los amigos o amigas se queda atrás, el otro sigue conociendo. Así es esto.

Si ves a alguien rara vez, si no te interesa verlo o conversar con él, no tienes una amistad. Lo cual puede ser triste pero no debe de culpar o sentirse culpable, así es la vida. Entonces, si alguna vez alguien de la nada te llama para saber cómo estás, simplemente es eso. Si insiste, quizá él no haya comprendido que tú ya tienes otros intereses y que ya no es tu amigo. 

Cuando ves a alguien de manera esporádica no es que sea tu amigo, es el recuerdo de la amistad que fue.












Wednesday, February 18, 2015

La nueva fuerza Grosera de la Mujer



She takes just like a woman, yes she does
She makes love just like a woman, yes she does
And she aches just like a woman
But she breaks just like a little girl.-Bob Dylan


No lo comprendemos cabalmente o no nos detenemos a reflexionarlo: ¿porque hoy en día las mujeres hablan -como decían las abuelas- como rieleros?

Se contrapone su esfuerzo de pertenecer a una clase alta aunque no se posean los recursos económicos. La actitud que se muestra en la ropa, en los accesorios (baratos o caros), en el peinado. Quiere proyectar lo que las revistas dictan: estilo, distinción, elegancia.

Y si algo se contrapone a esa definición es la vulgaridad. Y la vulgaridad comienza y termina precisamente en el uso del lenguaje.

Nuestras jóvenes, que cursan desde la secundaria hasta una carrera profesional, no tienen empacho en espetar de sus lindos labios "chingas a tu madres", "no mames", "vete a la verga", sin reparo. ¿Es eso ser Elegante? Sin duda no. 

Resulta que la Contradicción entre querer demostrar con todo lo que se tenga a mano que se es distinto, elegante e incluso intelectual (sea lo que quiera significar) y la manera de conducirse una mujer en público mediante florilegio de peladeces es más que obvia hoy.

¿Por qué?

Inmersos en la gran confusión que se ha tornado la defensa de los legítimos derechos de la mujer, el incuestionable trato igualitario que merecen en el ámbito laboral, el respeto a sus decisiones, se encuentra también una suerte de machismo a la inversa: porque soy mujer tengo que mostrarme fuerte como me dicen que soy, como siempre he sido, solo que viéndome lo más hombruna posible.

Esto no tiene que ver nada con la prefrencia sexual. Es una actitud en el medio laboral que se derrama a los círculos sociales, en las plazas públicas, centros comerciales, donde atestiguamos un despliegue masculino en quienes antes tenían como virtud ser delicadas.

Quizá sea un nuevo mecanismo de defensa. Si la mujer se muestra delicada y dócil en el ambiente laboral o incluso en cualquier otro ámbito de inmediato será objeto de abuso, falta de respeto u obstrucción.

La dificultad radica en hallar el punto de equilibrio.

Pues la mujer exitosa de hoy y más inteligente no es quien troca en actitudes masculinas reflejadas más sencillamente mediante el lenguaje soez o procaz (la insolencia ya es una virtud o valor oculto pero bien manifestado hoy en día) sino aquella que mantiene su femenidad y esa astucia tan femenina de llevar a cabo aquello que planea y siempre logra.

Ha sido un error interpretar que "detrás de un hombre hay una gran mujer"

Constituye una verdad que en algún momento recobrará su verdadera significancia. La cual nada tenía que ver con la inferioridad de la mujer sino en su única astucia para guiar al hombre en los momentos decisivos.

Hoy en día continuamos dependiendo o buscando los hombres el consejo de la mujer pues su mirada, precisamente, es distinta a la nuestra. Y su intuición es más afilada.

Es irremediable que la mujer "tenga que comportarse como hombre" en ciertos cargos usualmente dispuestos para los hombres. Pero no agrega valor a una mujer el hecho de que se comporte con los "elementos malos" de un hombre fuera del ámbito en donde tiene que "mostrarse fuerte".

Apariencias, porque físicamente la mujer tiene mayor resistencia que el hombre, su umbral de dolor es más alto. Quizá a los golpes no le gana a un hombre. Pero cada uno tiene sus fortalezas y con ello, sus complementos.

Muy en mis adentros siento que la mujer se ha traído más problemas a su vida. No niego que el reconocimiento de sus derechos como iguales a los de los hombres era ya se había tardado en llegar, aún falta por aterrizar mucho, la cuestión cultural también es clave. Sin embargo, es la feminidad, ese "algo" indescriptible que tiene la mujer para conducirse precisamente la fortaleza más grande que posee. Y no se refiere a únicamente el área de la seducción. Que no se mal entienda.

Es una astucia nata que la mujer ha ido desplazando para favorecer el acto externo de "verse fuerte". Recalco que es comprensible porque hay un temor a verse precisamente vulnerable. 

Las campañas en pro de la mujer han pecado en reafirmar esa noción de vulnerabilidad femenina. Al hacerlo cancelan la virtud única de la mujer y la meten en un embrollo del que solo surgen más conflictos internos. Lo difícil de asimilar es que la mujer posee tanto la virtud de ser frágil, dócil y sensible; como resistente, imbatible y resuelta.

Al caer en extremos la mujer ha arrojado al diván de sus inseguridades su ser sensible, su ser fragilidad.

Si tiene esas virtudes ahora desechadas es porque solo la mujer podría conciliar esos contrarios de acuerdo al momento, lugar, situación que viva.

Tampoco quiero caer en dogmas en los cuales se piensa que el hombre no puede ser sensible porque seria afeminado (aunque esa parte sin duda proviene de la región femenina del cerebro pero que se confunde con orientación sexual erróneamente), ni que el hombre puede ser educado y respetuoso sin dejar de ser varón.

Hoy en día prevalece la agresión como virtud.

En mis escritos sobre mi Teoría de la Contradicción he escrito largamente sobre ello. Aquí ofrezco extractos, ideas sueltas, que espero no se vean inconexas.

Hoy en día los valores han cambiado. Se han transpolado. Han cambiado su lugar por aquellos que eran antes vistos como "malos" "bajos".

Asistimos al siglo de las contradicciones en pleno precisamente porque no las reconocemos como tales:

Los hombres no pueden mostrarse hoy atentos, educados ni cultos porque de inmediato son catalogados como homosexuales. Esto, cierto es, siempre se ha visto como un rasgo femenino pero no significa preferencia sexual, la cual, como fuera tendría que ser respetada.

Lo cierto es que los hombres (hablo concretamente en mi país, México) todos los días continúan siendo expuestos ante la afrenta de "verse putos": 
Estoy más que convencido que incluso los intelectuales, por serlo, académicos o escritores, tienen que entrar al rito del futbol cada domingo para tener un acidero masculino. Si no les gusta el futbol emerge la sospecha ya no de femineidad sino de homosexualidad.

Prevalece la idea de comprobar la virilidad sosteniendo varias relaciones al mismo tiempo. En psicología esto era signo irrevocable de una posible (no que sea en todo caso) homosexualidad oculta, velada o no reconocida. Patología edípica o de Don Juan,"necesito reafirmar mi virilidad porque dudo de ella."

La mujer hombruna

La mujer manifiesta su inseguridad irremediable (¡cómo no tenerla luego de tanto embate contínuo contra ella en todo plano!) manifestando una nueva coraza, una fácil de adoptar: comportarse como hombre para verse fuerte, invulnerable. 

La mecánica inconciente y más simple es adoptar el lenguaje que es más identificado con el varón. No que la mujer nunca pronuncie un improperio, sucede que ahora se trata de mostrarlo a los cuatro vientos, también sin tapujos. Expresarme con groserías me presenta como libre, como dueña de mí, "puedo decir lo que me plazca y qué". Además de la expresión de libertad está el reto.

La actitud, sobre todo, en las jóvenes de hoy, no es solo que se expresen con un innumerable repertorio de groserías para aderezar sus narraciones, sino aquella que muestra afrenta, reto.

Los jóvenes de hoy no quieren cambiar el mundo: solo se quejan de él.
Y se quejan de él "expresándose". Esta expresión pasiva se ha convertido en un acto de rebeldía que ellos ven como una real manifestación insurgente y simplemente queda en la pasiva ilusión de lo que anhelan ser o hacer.

Ya no tienen como impulso la acción sino el decir. Decir es expresar y si me expreso porque no me lo permiten, soy rebelde. Pero hasta ahí. La rebeldía se queda en un acto de justificación y en deseo de aceptación alrededor, mediante los nuevos medios de información vía internet o celulares.

La mujer agresiva 

De entrada, herederos de una mal traducida palabra anglosajona al español, Agresiveness, aquello que antes era visto como un defecto ahora es una virtud.
En este mundo hay que ser agresivo para lograr lo que se quiere, se nos predica.

Contradicción: por un lado escribimos que extrañamos los valores humanos y por el otro practicamos lo contrario, aquellos que son los nuevos valores humanos, uno de ellos: la agresión.

Una mujer ya responde, es "respondona", y critica de entrada todo, a veces sin tener argumentos, igual que los hombres. Es humana al final.


La contradicción englobada de la Mujer.

Sí, la mujer tiene en sus manos un problema contundente. Si no se muestra "agresiva" como los hombres, será descartada o ninguneada o rechazada.
Por otra parte, una mujer con tal erupción de hombría choca con el hombre que busca a la ama de casa, la que cuide a los niños, la dócil, la tierna, la sensible.

Muchas saltan de inmediato y denostan el hecho de ser amas de casa, de cuidar a los niños...lo ven de entrada como un defecto. Cuando siempre ha sido una de las virtudes más bellas y sacrificadas de la mujer. Tan contradictorio es que esas que se quejan entran en conflicto cuando sus carreras profesionales estan en riesgo al decidir tener un bebé.

¿Hay salidas? ¿Existen mujeres que "se ven" mujeres y al mismo tiempo han tomado posesión de aquello que les pertenece simplemente por ser no mujeres sino seres humanos pensantes y con ideas? Sí.

Los ejemplos externos, aquellos que vemos en artistas, políticos, estrellas de cine, puede ser útil.

Sin duda serán ejemplos raros, pero que manifiestan un tenso pero bien logrado equilibrio entre la mujer que "debe ser hermosa, y frágil o delicada" con la mujer que para triunfar deber "verse fuerte y agresiva".

Un buen ejemplo es la actriz y directora de cine, Angelina Jolie. Jolie es líder a leguas, es resuelta sin duda, pero también emana de ella una feminidad seductora, tanto sexual como intuitiva, una inteligencia clara y sólida para emprender sus actividades como profesional. Cualquiera lo pensaría dos veces antes de no mostrarse respetuoso ante una mujer como ella, además de deslumbrado, si valora lo que una mujer es en su todo. Hillary Clinton es otro gran ejemplo de astucia e inteligencia desde la femeneidad, sin demeritar fortaleza y delicadeza. Salma Hayek o Thalía son otros ejemplos de mujeres con una gran astucia femenina, inteligencia en sus ámbitos profesionales y al mismo tiempo no abandonan todo aquello por lo cual un hombre se rinde ante una mujer, además de la obviedad de la belleza física.


Madonna personifica la quintaesencia de la mujer masculinizada. Es más testosterona que nada. Como Margaret Thatcher es un hombre sin pene. Como excepciones que no son ejemplo, por lo menos en lo que queremos dejar claro aquí.