Cuando leí por primera vez a Rimbaud fue más que un descubrimiento. Sus palabras me estallaron en el rostro. Parecía como si estuviesen atadas en la página y al momento de leerlas lo primero que se arrebataran a hacer era lanzarse con garras y uñas largas a rasguñarte, morderte y chuparte la sangre. La poesía de Rimbaud te succiona. Y una vez succionado te escupe con los restos de tu corazón malsano.
Gracias a Arthur Rimbaud reconocí la verdadera poesía. Antes la detestaba pues pensaba que era lo cursi, la rosa olorosa, el declamador, soy paquito. La odiaba. Tenía 13 años tal vez.
Pero Rimbaud, ángel furioso mas tierno, encanijado por saberse tierno, que te habla desde todas partes, donde no hay un punto fijo, me atrapó para siempre.
No son raras las ocasiones en que compruebo una y otra vez que sí, que es cierto, después de Rimbaud, Mallarmé, Baudelaire...la poesía abandonó este planeta. Se quedaron los restos.
Hoy trabajamos o leemos restos de la poesía quienes pretendemos componer un poema que tenga poesía (son distintas cosas). Corrijo: yo me excluyo. Mis poemas no lo son. Mis poemas son la exploración del lenguaje perdido de la poesía para encontrarla. Mis poemas son el andar en la caverna de las sensaciones ocultas, donde, si tengo suerto, he hallado los indicios de la poesía.
Afortunadamente para nosotros existen seres rarísimos que sí han escrito poemas con poesía después de los dioses: Octavio Paz, Marco Antonio Montes de Oca, Carmen Boullosa, Gilberto Owen, Lizalde, Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Jaime Sabines...
O Cummings, Joseph Brodsky, Seamus Heaney, Bob Dylan, Leonard Cohen, Adonis...no puede ser...me detengo mucho en enumerar grandes poetas...hay más por supuesto, pero son pocos considerando el territorio ya árido que es la Poesía- Poesía.
La poesía no tiene una función. Iba a decir que la función de la poesía es ser escasa, rara.
Juan José Arreola decía que la poesía era aquello que arrojaba el río en su desbordamiento. Era el desbordamiento mas no el río.
A veces me cuesta trabajo creerle a quien "se dedica a escribir poemas". Poemas tal vez, poesía quién sabe. Eso no está en las manos del poeta. Si la poesía llega es porque se le dio la gana o porque la antena del poeta es refinada.
Desde hace un tiempo (algunos años y luego de que escribí el libretto de Opera "El Mensajero con música de Químiq) continúe con un escrito libretto/guion/híbrido dedicado a Rimbaud, ahora reposa aguardando las segundas revisiones, ya quiero decir que está listo.
De Rimbaud he leído vida y obra. Y varias o decenas de obras dedicadas o basadas o que indagan o que profetizan o que especulan sobre el gran niño demonio, el ángel real de la poesía, el niño hermoso enojado con ser bello y perfecto y cabrón y soberbio y altanero, es fascinante, más que ello. El James Dean antes de Dean, el Morrison original antes del original.
Con Rimbaud me sucede lo mismo que cuando leo a mis grandes himalayas: "ya pa que escribo. N´ombre, esto no haría honor a Rimbaud." Pero cuando aterrizo y me calmo, agacho la cabeza en señal de agradecimiento y de humildad: la búsqueda de la poesía, hoy más que nunca, en contra de todo y todos, de los mismos bonches de poetas por ahí que no escriben poesía sino su currículum, es en verdad justa y necesaria.
En verdad es justa y necesaria.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.