Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Thursday, December 15, 2011

SER O NO SER: MANIFESTANTE



A veces los calificativos delimitan demasiado. Cuando leemos la palabra "manifestante" nos imaginamos jóvenes o contingentes enojados dispuestos a ser escuchados a como dé lugar. Y Sí. Pero no significa que vayan en pos de guerra.

Se sabe que se está al límite porque se provoca al poder a tal grado que podría surgir la represión. Pero un manifestante, alguien que protesta, no tiene como fin buscar un confrontamiento de tal magnitud. ¡Se sabe débil en comparación! No se puede hacer mucho frente a bombas lacrimógeno, pimienta, rayos láser paralizantes, de shocks eléctricos o más allá, las balas.

Es claro que se quiere provocar esa atención porque ya ha pasado un tiempo en que quienes demandan ser escuchados han sido ignorados.

¿Cómo te sientes tú cuando en una discusión la otra persona se vuelve y no te da la cara? Hay una erupción que sentimos efervecer desde las entrañas. Es difícil contener el grito. Más el golpe.
Pero por eso uno alza la voz.

Cuando se dice "alzar la voz" es precisamente eso: ¡escúchame, te quiero hablar!
El poder oye pero no escucha.





Lo que sucedió este año fue en los hechos la definición de la revuelta: la erupción espontánea de un conjunto social que está cansado de pedir que se le haga caso. Que quiere ya que las cosas cambien. Transformadores, los llama Anthony Giddens.

Aunque falta mucho por analizar de manera más distante y por separado, pues cada movimiento en el mundo tuvo sus motivos y generadores específicos, aunque luego se hayan vuelto ya revolución, esa que ya es estrategia y táctica, lo primero fue la explosión del ser, el impulso de los sentimientos inconformes.




Por ello se dice que la revoución tiene mucho que ver con el amor. La revuelta más bien. Esa oleada imprevisible que azota con todo sin medida, ya incontenible, que ignora su propia razón mas que la lleva intrínseca para manifestarse en fuego. El amor es revuelta. Y por eso luego baja sus aguas y toma su cauce, como un río.

Una revuelta es oleada, es embate momentaneo. No dura. Una revolución se conforma de una serie de levantamientos, de oleadas. Por ello una revolución está prevista para llegar e irse una vez alcanzada la tranquilidad. Luego se ve si se lleva a cabo lo exigido, lo aclarado, lo acordado. Hasta la siguiente revolvedera de las cosas.

La revuelta o la revolución buscan echar abajo una edificación que ya es obsoleta. La reconstrucción viene después.





Es como el manotazo de Dios cuando dice, ya basta, esto no funciona, comencemos de cero, comencemos de nuevo.


Este año ha sido muy intenso e interesante. Nos deja mucho qué reflexionar como humanidad, como planeta y particularmente como país.



En el caso de México, me deja perplejo la cantidad de Méxicos que tenemos. Y como, siento, prevaleció la indiferencia.

El movimiento de Sicilia en realidad no convocó un número masivo de personas como en otras partes del mundo. En realidad fue mínimo. Básicamente las personas directamente afectadas por sus muertos debido a la lucha contra el narcotráfico del gobierno y un puñado de solidarios. Tampoco decimos que hayan sido pocos y menos que por ello haya sido menos importante. Solo vemos que en la mayor parte del mundo fue la clase llamada media quien protagonizó las protestas masivas. Aquí en México, la clase media, en su mayoría permaneció pasiva.





No es ilógico: quienes no se sintieron afectados fueron, en efecto (que no digo obviamente), aquellos que no han perdido su empleo ni sus privilegios, aquellos que no contaron muertos en su familia debido a esa guerra, aquellos que se enfrascaron en su mundo. No es condenable, es sintomático.

Las clases llamadas bajas en México tampoco se sintieron tocadas por lo que el movimiento de Sicilia exigía. No se solidarizaron. Pese a que esta violencia nos toca en muchas vertientes, el desempleo en el país ha sido de los más terribles, la economía no ha crecido y un largo etcétera.





Hay momentos en que me siento defraudado por mi gente. Nos quejamos demasiado los mexicanos y somos conformistas. A veces me parece que estamos contentos con tener una televisión conectada en la casa (pequeña, grande, no importa de qué material construida), una coca cola y algo para comer.

Siento que no tenemos el más mínimo anhelo de crecer. Una actitud que no es nada cercana al ascetismo o a una filosofía de lo poco. Simplemente nos consideramos poco y poco exigimos.


Solo hasta que nos toque directamente haremos algo. A veces siento que desconfiamos demasiado y sin embargo dejamos todo en las manos de dios.



Sobando nuestras diabéticas panzas nos quejamos (sin dejar de mirar la televisión): "Todos son iguales", "Nunca pasa nada", "Ya pa qué", "Que chinguen todos a su madre".  Y ya.


Yo firmemente creo que ni siquiera nos sentimos tan apabullados por ese fantasma de violencia que tanto nos remacha la televisión y los medios de información. Cuando le preguntan a alguien en la calle responde con lo que tiene. Y lo que tiene es lo que le dice la tele: Sí, la violencia, la inseguridad.
Pero nada más.



Si alguien lo viese con otros ojos podría decir que en lo profundo de lo profundo los mexicanos son sabios: en realidad saben que nada va a cambiar. Y mejor hay que vivir o sobrevivir con lo que se tiene. Dios proveerá. No decimos que sea esto correcto o no. ¿Qué es lo correcto? Porque ¿de verdad cambiarán las cosas luego de las manifestaciones en todo el mundo y en México? Siempre está la posibilidad, eso que llaman esperanza. Pero esta sola se queda quieta. La esperanza es pasiva: espera. La tiene que activar un motivo, un acicate, una herida.




 De cualquier manera, pese a que se sienta que todo está en contra, de que no hay solución, de que todo está acabado, hay que seguir. Hay un impulso dentro que al manifestarse te hace sentir vivo y que estás participando en la creación de tu mundo. Sin que el fin sea la violencia. Solo diciendo, señalando, manifestando, exigiendo: ESCÚCHENNOS


   Suena a lugar común, pero es una verdad: una protesta efectiva es que desde la propia casa uno intente hacer las cosas mejor. Esto sin que se convierta en un pretexto para presumir una conciencia o superioridad especial frente a los demás. Simplemente es lo que se tiene qué hacer. No es ningún privilegio, ni dote especial, ni don, ni talento ultraterreno. Solo es lo que finalmente puede ayudar, y decimos así, ayudar a convivir.



    Aunque digan que no se necesita leer para dirigir los destinos de un grupo o de un país yo difiero totalmente.

    Como señalara Carlos Fuentes haciendo referencia a un personaje político que ahorita no viene a cuento traer aquí, la lectura, el conocimiento, te debe ofrecer un panorama de tu alrededor, del mundo. Si no tienes la mínima preparación de los temas que serán los que tendrás que manejar día a día, ¿cómo pretendes dirigir algo a un lugar?

    Saber de lo que hablas. Entender el mundo, al menos, saber qué pasó antes. No repetir el pasado. Y si hay que repetirlo conocer las posibles consecuencias y ramificaciones.

   Que uno no puede andar al garete por la vida, sobre todo si dependen de ti otras personas. Una sola, tres o millones.





    La primera revolución debe comenzar desde uno mismo. Sin exageraciones. Si se desea, como propósito de ser mejor. Debemos comprender que no tenemos más remedio que interactuar con los demás. Nos relacionamos unos con otros. Todos.

    Una manifestación al mundo puede ser desde una nueva dieta que adoptas, un peinado distinto, una clase que nunca habías tomado, una banda que jamás habías escuchado o que antes te reventaba.

    Una manifestación comienza desde que te haces de cosas nuevas.

   Todos somos manifestantes de nosotros mismos. Y en ello va nuestro mundo, nuestro futuro también.




Las redes sociales me parecen la forma más pacífica, limpia, ecológica y sensata de pelear por algo. Sí funciona. Mucha gente no lo cree, pero sí funciona. Está funcionando.

Parte de estas revueltas en el mundo fueron generadas, planeadas y monitoreadas por los mismos manifestantes desde sus twitter y facebook.



Amnistía Internacional lo ha hecho durante años y ha funcionado: escribir, mandar mails, cartas, escritos, también sirven para pacíficamente exigir algo concreto, justo, humano.

Pulsemos nuestro botón de activado.







Tú, ?qué piensas?

¿Cuál es tu manifiesto?

1 comment:

  1. adjunto un link de otra aproximación a este tema

    http://urtherevolution.blogspot.com/


    las fotografías provienen de la página de LA REVISTA TIME y este link

    http://lightbox.time.com/2011/12/14/person-of-the-year-2011-revolution/#64

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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.