Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Friday, January 31, 2014

Consejos para el próximo suicida



Si has contemplado la posibilidad de concluir tu vida por propia mano he aquí una primera lista de consejos que, si bien no son prácticos, quizá podrían ponerte a pensar un poco más sobre tu decisión que, en caso de llevarla a cabo y resultase, sería sí irreversible.


  1. La decisión de partir de este mundo es tuya y solo tuya. Así que sería recomendable que dejaras organizados tus efectos personales así como, en la medida de lo posible, adeudos de todo tipo. A menos de que una de tus causas sea el endeudamiento económico.
  2. Esfuérzate en pensar en aquellos que dejas y tienen un lazo imposible de romper: los hermanos, los hijos quizá...para que les evites la pena, incomodidad e impacto de encontrarte tumbado y de manera por demás desagradable para con ellos. A menos de que estés pensando en quitarte la vida para castigarlos. De cualquier forma, ¿no sería mejor irse bien? ¿A qué dejarlos con ese último y feo espectáculo? O sea, efectuar el rito en un lugar lejano, que la partida comience con la intensión de que jamás te encuentren en mal estado. Por otra parte, es cierto que si no es posible hacer eso y transcurren los días no será lindo lo que dejes de ti.
  3. Procura dejar dispuesto tu testamento. No tienes que tener las incontables propiedades, desde tus objetos más insignificantes (porque es claro que ya ninguno tendría un valor importante para ti) hasta si deseas que tu cuerpo inerte sea incinerado o sepultado. A estas alturas se vería muy mal pedir que tus restos fuesen depositados en el mar Egeo o bajo un Cerezo. Seamos coherentes hasta el fin...literalmente.
  4. De preferencia, evita dejar notas culpando a alguien a menos de que tú estés asumiendo no tu culpa pero sí la responsabilidad de lo que estás haciendo. Probablemente una carta o nota tranquilizadora. El asunto es contigo. Con nadie más. Incluso si te vas porque esa persona rechazó tu amor y tú la amas más allá de la vida, lo sabio sería no escribir te amos ni poner el nombre del sujeto en cuestión. Recuerda que te estás quitando la vida por tu imposibilidad de comprender ese rechazo. Si lo haces por hacer sentir mal a las personas, sea cual fuere la razón, tú, yo y toda la humanidad sabe que no les va a afectar seriamente al cabo de unos días. Es cierto: la vida sigue aunque no quede nadie vivo sobre la Tierra.
  5. Oye, ¿qué tal si la nota suicida es dirigida a las autoridades o al vecino que, obligado por el olor insoportable, se vea en la urgencia de tumbar la puerta. A esa persona puedes rogarle que cubra tu cuerpo inerte con la frasada que dejas a tu lado. En serio.
  6. Todo el reclamo que hayas tenido que hacer es sugerible que lo hayas hecho con bastante anterioridad. 
  7. Es posible que anticipando el evento comiences a divulgar que te irás lejos, que quieres que te incineren o sepulten: procura pensarlo con detenimiento y entonces ser consistente con tus deseos para que no parezca "un grito de ayuda". Déjalo previamente escrito.
  8. Un día, déjale a alguien en quien confíes un sobre con las copias de los documentos (testamento, el pago de la urna o de la quema, etc). Con eso de verdad estás probando que tan listo estás para partir.
  9. Es cierto: un suicidio, cuando se realiza, es en mitad de un episodio tormentoso e impulsivo, en general. Aquí no se puede hacer nada. Mientras sean peras o manzanas, medita los puntos anteriores. Igual y te ayudan a darte un poco más de tiempo, igual y algo surge. Y si no: estarás aproximándote a la decisión razonada y no solo le estás dejando el control absoluto de tu vida a la desesperación o a la desilusión. No sería justo para ti.







Retirarse de la vida con nobleza



Quizá como antídoto, cuando estar vivo se vuelve un esfuerzo angustiante, sofocante. Cuando sientes que te oprime la influencia de la luna, cuando la desesperación ya es insondable, pienso en Mishima, pienso en Kawabata, en Rimbaud pienso también.

El antídoto, que de ninguna manera podría funcionarle a todo candidato al suicidio, es la reflexión de que uno no puede abandonar el planeta sin haber logrado algo. Algo significativo para uno mismo. 

Me parece que muchos de quienes contemplan la idea de retirarse de este mundo por cuenta propia, sienten que los intentos por "lograr" algo han sido infructuosos. Hay una tolerancia a la frustración más corta que los otros. Y está esa incomprensión e inquietud desesperante de no admitir que uno está en este mundo porque sí y ya. Que no habrá razón totalitaria y convincente.

Pienso: Mishima vivió en sí mismo la quintaesencia de su convicción artística: él decide acabar con su vida en un acto artístico. En un acto crítico, teatral, ceremonial, valeroso, humilde, tajante.

No es objetivo de esta entrada discutir estos interesantes puntos, los iremos desarrollando, sino observar que él toma esa decisión, através de innumerables episodios tormentosos, en plena conciencia y sobre todo, después de crear una de las obras literarias más trascendentales y bellas de la literatura. Después de explorar todo lo habido y por haber concerniente al culto del cuerpo (el sol y el acero), al amor, al erotismo (la vida y la muerte).

Yasunari Kawabata escribió más de dos mil páginas de belleza y sabiduría pura, como si hubiese llegado al mundo ya sabiéndolo todo. Es posible que haya topado con pared luego de haber construído un castillo de girasoles y aves para decidir retirarse por su propio pie.

Rimbaud se quita la vida de otra manera: se abandona. Se va lejos a no ser lo que intentó ser, lo que no estaba seguro si quería ser. Los tormentos ya lo poseían desde niño, la poesía fue en su juventud una manera de canalizar esas aguas vivas y salvajes...hasta que dijo, basta, ya no más. Decidió ser otro y matar al poeta. Muchos lo anotan como el rasgo poético más contundente que jamás alguien haya realizado. Me parece que Mishima hace algo similar. O sea que hubo una entrega apasionada (placer y tormento) y se derrochó lo más que se pudo hasta quedarse seco. Y sin haber encontrado la razón última del por qué vivir.

Vamos, que no podemos permitirnos retirarnos así del mundo sin haber construído algo. Lógicamente la desesperación que conlleva al acto irreflexivo, impulsivo de acabar con todo acabando con la propia existencia, pues no se concibe de otra manera el vivir, es resultante de intentos fallidos, pero es en esa zona antes del crepúsculo en el que, si la razón nos lo permite, podemos darnos otra oportunidad y aguardar ese momento que, lo más probable, se lleve a cabo en un tiempo no muy lejano. 




Cómo dejar este mundo



La idea de quitarse la vida se avecina como vientos enrachados. También en las últimas tenues ondas dentro del ojo lago de nuestra existencia.

Esa intensión o propósito se manifiesta desde la edad temprana como si uno hubiese llegado al mundo ya con un disgusto inexplicable.

El disgusto inexplicable, la incomodidad de habitar el planeta y la porción de tierra que tocó habitar genera preguntas, cuestionamientos. Detona a veces la sed del conocimiento con el irracional fin de conocer las respuestas. 

Luego resulta que las respuestas son insuficientes. El conocimiento más profundo revela la oscuridad cegadora del ser: existen razones que podrían justificar o hacer razonable el motivo de vivir en la Tierra. Y al mismo tiempo, contradictoriamente, abrazadoramente en su contradicción, como un mismo concepto, pre-lingüístico, pre-histórico, la razón última y primera es que no hay ninguna razón.

Clavarse en este enigma conduce a un desequilibrio que puede sobrellevarse o que ahonda en la desesperación de no saber y de no creer las razones que se han hallado para intentar explicar la dificultad que implica habituarse a vivir: el callejón sin salida.

Un ser que se quita la vida tiene tal fuego interior, se ha venido consumiendo a tal grado que respirar se hace intolerable.

El ser que se quita la vida no lo hace porque no quiera a la vida, lo hace porque no la comprende. Es la respuesta irreversible. La desesperación.

Hay suicidios ejemplares.

Cuando se nubla la vida, cuando la pesadez y el hastío es insoportable nada se puede hacer, nada se puede pensar. Hace erupción dentro de nosotros un volcán que se torna huracán de fuego. No hay manera de detenerlo. A veces siento que es admirable la resistencia de quienes atraviesan esas tempestades y arriban a un nuevo día.

Wednesday, January 29, 2014

Matrimonios: ¿mejor entre amigos? y la contrariedad del "amor de tu vida"



...¿Y si se nos inculcase que venimos a este mundo a estar solos, a aprender a estar a gusto con nosotros mismos y que las relaciones interpersonales son interacciones que no tienen como fin "quedarte con una sola persona para toda la vida"?

Que se nos enseñara que sin duda nos toparemos con un alguien o varios alguienes que sentiremos nos impactan algo dentro de nosotros mismos y que ello lo relacionamos con el flechazo al corazón y que será válido permitirnos perdernos en el abismo de eso que llamamos enamoramiento sabiendo que esta etapa dura un suspiro a lo largo de nuestra existencia en la tierra...

Sabemos que hay religiones fuertemente arraigadas en ciertas sociedades y que estas dictan que la pareja debe persistir en su unión hasta la muerte. Incluso está penado por el divino separarse. 

Es irrebatible que si se ha concebido a un bebé es obligatorio hacerse cargo del vástago y proveerlo de casa, vestido, sustento y educación para que un día pueda valerse por sí mismo. Pero, ¿es realmente necesario que la pareja que lo concibió tenga que subsistir bajo el mismo techo?

La vida real nos muestra que se ha trastocado en gran medida esa religiosa y cultural disposición: cuántas parejas no conocemos que ya no se aman, que han apagado la llama de la pasión con los años, con la cotidianeidad, con esa "familiaridad" que los convierte, poco a poco, más en enemigos (si va mal) o en hermanos (si todo va bien). 

Hay sobrada evidencia que nos lleva a pensar que la pareja puede continuar durante toda la vida, si así se comprometieron, si va acorde con su fe y convenciones sociales, pero que las relaciones íntimas se van desvaneciendo hasta llegar a la rareza. 

Muchas parejas permanecen "juntas" porque existen lazos que van más allá de los hijos o incluso del amor: compromisos económicos (quizá han levantado una empresa juntos), compromisos sociales (quién es dependiente económicamente no sabría qué hacer si se separara de su pareja). Lo vemos tal cual, como realidades que son, sin pretender calificar o juzgar. Precisamente despojarnos de todo juicio sería el objetivo de esta entrada.

Por ejemplo, una pareja algún día, algún tiempo se amó. Luego de algunos años la llama ya se apagó. Pero hay una vida juntos, hay una historia. ¿No es lógico decidir permanecer juntos si el trato es amistoso y si hay más variables a considerar como el bien de los hijos, los lazos materiales que existan? 

Hoy en día se alienta a la separación casi inmediata si ya no existe sexo en la relación. Por supuesto que si la pareja no se lleva bien, no existe cordialidad entre ellos, mucho menos respeto, es más que recomendable optar por separarse. Pero, también es posible que las parejas que permanecen "sin esa pasión" no estén fingiendo ni siendo hipócritas (nos apresuramos a juzgar porque no se separan). Podría ser una decisión muy madura también. Si ambos están de acuerdo.

Las parejas que, digamos, aparentan estar felices y que insisten en proclamar su inalterado amor en Facebook, y ya no tienen relación como pareja, ya no hay relaciones íntimas, y sobrellevan la situación es porque uno de ellos o ambos tienen un escape fuera del matrimonio. Él, ella, tienen encuentros íntimos con otras personas. Se sospecha, a veces, se está en la certeza mas no se aclara nada. Tal vez no hay nada que aclarar.

No queremos ni sonar cínicos y alentar el cinismo, solo imaginamos otro panorama. Otra forma de llevar un matrimonio que es común pero es también criticado.

Si nos basamos en que justo cuando el amor y la pasión se apaguen es necesario separarse, ¿no pecamos de ser demasiado inocentes? El fuego pasional se apaga con el día a día. Ese otro que antes era un misterio a resolver, una novedad inquietante en cada encuentro, se torna lo más común y corriente. La desnudez diaria, compartir la misma cama, se comparten olores desagradables, alientos poco gratos, movimientos intolerables en el lecho (patadas y demás), ronquidos...la individualidad en uno de los momentos necesarios de todo ser humano: el dormir, descansar y recuperar la energía, queda truncada.

Así que no puedes dormir a tus anchas, no descansas, y obviamente, ni ganas de tener sexo con esa persona al lado de la cual te conoces de pe a pa...se torna aburrido.

En lo personal descreo de los "tips" en los que se busca "reencender la llama". De plano, cuando ya no hay fuego ya no hay. 

Las parejas pueden sobrellevarlo imaginando que están con una estrella de cine, fantaseando con la secretaria, con el hombre que fue a reparar el lavabo. Pero no se dice. Es un paliativo para poder encenderse y tener relaciones con la pareja. 

Hay quienes han sugerido que una pareja con ya bastante trecho andado podría experimentar eso: jugar a que uno es fulano y la otra sutana. Generalmente el enamoramiento se esfumó hace años, pero hay quienes pierden la serenidad y se sienten ofendidos y lo que se enciende es el celo y no la pasión. Contradictorios que somos.

Es cierto que se requeriría de un grado de, llamémosle madurez, para saber que esos juegos son para encender de nuevo la llama entre la pareja. Es indudable que si le dices a tu pareja que vas a imaginarte que es la dependienta que viste en la mañana o una actriz exótica, te gusta, has imaginado o imaginarás que estás con ella. ¿Quién aguanta?

Hay contadas parejas que cruzan el umbral de estos juegos eróticos para entrar al intercambio de parejas real o incluso "darse un tiempito" mutuamente acordado, en el que se prometen no confesarse qué hicieron pero se intuye que es con el propósito de, si se desea, si se tuvo la oportunidad, tener una relación extramarital eventual, tal vez pasajera y sin raíces. 

Generalmente, si realmente se toma como eso, y realmente se acordó mutuamente, y no se guardan como cartas de rencor en el futuro (qué reto), apacigua las aguas del matrimonio en cuestión e incluso pueden vivir muchos años más juntos. 

Y si alguien se siente ofendido...entonces aún hay restos de un amor, de ese amor enterrado por el tiempo...

La cuestión es: ¿realmente sigo amando a esta persona?

En lo personal, siento que cuando estás con la intensidad de amar a esa otra persona no te pasaría por la cabeza compartirla con alguien más. No lo sé. Hay quienes lo hacen y argumentan amarse con locura. Ya serán ellos con sus pensamientos y convicciones. Puede ser.

Tal vez, una forma de matrimonio no es aquella en la que te casas "con el amor de tu vida" sino con alguien que, además de haber metido la pata de haberse embarazado, se comparte un lazo cordial...digamos: una amistad.

¿El matrimonio no tendría que ser más entre amigos que comparten mismos gustos dejando en segundo término la atracción sexual?

Sé que decimos que los amantes que buscan permanecer juntos mediante el compromiso del matrimonio deben de ser amigos. ¿Qué tantos de verdad lo son en el principio?

Encrucijadas. Divagaciones. 

Porque...¿cuántas parejas casadas cuando son interrogadas por separado, en un momento de urgente sinceridad confiesan haber encontrado o vivido "el amor de su vida" y la mayoría de las veces no es aquella con la que se casaron?

Casi siempre "El amor de tu vida" quedó fuera de tu vida. Fue inalcanzable. No se logró. Fue una relación que denominamos intensa. Mezcla de agresividad y ternura, de sentimientos no definidos totalmente: a veces celo, a veces posesión, a veces ternura, a veces comprensión. "El amor de la vida" casi siempre fue el imposible. El que se vivió en una etapa pero jamás se concretó en lo que pensamos es la definición del amor real: el matrimonio. Nueva contradicción. 

La mayoría se casa porque aguardan al chamaco, porque ya no hubo de otra. Otros se casan por un enamoramiento temprano, a veces muy joven, que nubla la razón e impide vislumbrar que casarse tiene más de obligaciones que de placeres.

Yo tuve alguien a quien, siento, pienso, amé con verdadera locura. Locura de verdad: desmedidamente, cometiendo error tras error tratando de convencerla de que eramos para ambos. Un amor que veía por su bien, que incluso toleraba indiferencias y groserías. No contaré aquí la historia para no aburrir al amable lector, pero al paso de los años mi cerebro concluyó que ese no fue el amor de mi vida porque hubo más dolor que placer. Simplemente porque al final, con todo lo que haya prometido e ignorado de sus promesas, su irse y volver cada que a ella le placía teniendo la absoluta certeza de que yo estaría ahí para ella casi hincado de hinojos, no se quedó conmigo. Pero mi corazón se fue con ella, su solo recuerdo me cimbra en momentos, trastocó mi futuro con otras relaciones, modificó mi visión de relaciones pasadas: me cambió. Me mató. Yo renací por mí no por ella. Y aún así y con todo nunca jamás se ha comparado con otro sentimiento tan devastadoramente encendido que haya sentido jamás. La amé absolutamente, con todo y todo. Sin restricciones, sin medida. Ahora, ya pasado, desde hace mucho comprendido, hay una parte de mí que se siente feliz por haber experimentado eso, por haber amado a una mujer de esa manera tan estúpida, tan abierta, tan entregada. Me dí totalmente. Y fue mi decisión conciente. Incluso se lo dije: Yo decidí amarte así. 

Lo que a veces, en ciertas noches, me atormenta es que no supe realmente cuál fue su Verdadero sentimiento hacia mí: yo estoy cierto que hubo un amor inconmensurable hacia mí...pero igualmente enorme fue una especie de odio que descargaba sobre mí sin piedad...y en igual proporción, a veces una indiferencia incalculable. Esa duda, me la llevaré a la otra vida, consumiéndome...esa llama jamás se ha apagado.

Lo cual no significa que no haya yo proseguido con mi vida. Suena contradictorio. 

Después de ella, mis enamoramientos no han sido a tal grado intensos. No porque no lo quiera sino que simplemente yo sí encontré (o ella me encontró a mí porque yo no la busqué, ella llegó) a un ser que reunía todo lo que yo podría adorar, bajo las capas de su propia inseguridad, de sus incontables enfermedades auto generadas, de su pesimista actitud y su nube negra que no quería abandonar. Hay quienes nos desvivimos por alguien a quien nosotros creemos tenemos que salvar. 

Y nos dicen los psicólogos light que eso no es amor. Pero, ¿cómo muchos y muchas toleran y aún atizan más su amor siendo violentadas por palabra, obra y omisión?
¿No el amor es una mezcla contradictoria de odios, ternuras y placeres y misterios?
Todo nuestro bagaje de carencias y deseos, nuestra relación con la madre y con el padre influyen sí, en eso que cada quien denomina "El verdadero amor".

Al final, cada quien se da la cuerda que remediable o irremediablemente se quiere dar de acuerdo a su concepto del Amor.

¿No es común que nos atraiga quien nos rechaza? ¿No es común que nos sintamos atraídos por la fuerza gravitacional de alguien que nos maltrata?

Seamos sinceros. No nos estamos psicoanalizando aquí. Es simplemente nuestra verdad dentro de nosotros mismos.

El Amor es un conjunto se emociones. El Amor por si mismo no es nada o carece de fundamentos. Lo conforman varios ingredientes. 

Como afirma sabiamente Octavio Paz en su Llama Doble, parafraseando: "en el amor hay erotismo, pero no es el erotismo; en el amor hay amistad, pero no es la amistad, en el amor hay pasión, pero no es la pasión."

El Amor realmente no tiene definición. Es un misterio. Un misterio elusivo. Y nuestro "amor de la vida" (porque tiene que ser uno y no varios) tampoco sería eterno.


 




Saturday, January 25, 2014

Atragantamiento por errata




Mi madre siempre nos decía a mi hermana y a mí, "Nunca salgas de casa sin un libro". 
La semana pasada sucedió que por vez primera salí de casa, mochila al hombro como acostumbro, pero sin un libro. Supuse que el viaje por la ciudad sería corto. No había necesidad de cargar con tanta chunche que suelo llevar en mi ya casi sempiterna mochila (oh, si ella hablara lo que contaría). Y sucedió lo que tenía que suceder.

Se abrió un lapso libre mientras aguardaba para la próxima junta. No tenía deseos de entrar a la internet (aunque en la computadora tengo varios libros digitales) y justamente lo que me vino a la mente fue, "no me traje un libro". No hallé otra opción. Así que, quedándome a tiro de piedra una librería "El Péndulo", decidí entrar y explorar. Encontrar un libro no muy caro para poder echármelo mientras esperaba. 

Encontré una edición bellísima de Moby Dick. Costaba unos 500 pesos. No podía permitirme el lujo ese día. Sepan cuántas ediciones he tenido de la clásica novela con la montaña de ballena que aún me causa mucha extrañeza, mucha intriga...me parece que aún no descifro total y cabalmente su significado entero.

En fin, el deambular entre libros es un ejercicio en sí mismo placentero. No tenía algún título en particular por encontrar. Eché un ojo en las novedades y no me enganchó nada en particular. Muchos cintos envolviendo libros en donde se nos declara la grandeza de tal o cual autor. Si sumaramos resulta que tenemos una sobrepoblación de genios literarios. No dudo que existe un oceano especial con cientos de escritores maravillosos, mas no creo que tantos se localicen en el tiempo presente. Salvo un puñado. Mi pobre entender la literatura, pero cuando me exclaman que X autor es "un Gran Escritor" de inmediato pienso en los verdaderos gigantes, esos que aún continúan siendo el punto de comparación para evaluar si otro autor posee esas latitudes. Según yo.

Me topé con Yasunari Kawabata. Hacía mucho que no lo releía. Es más, admito que había olvidado mucho de él. El elegido fue El rumor de la montaña. Eso sí, tenía una condición inalienable: quería leer algo bello. Tenía que ser un libro que de verdad contuviera eso que llamamos Literatura. Puerto seguro: Kawabata, el mentor de mi admirado Mishima. Imagínense.

Para mí, despojar de su prisión plástica a un libro es todo un rito. No acostumbro leer solapas o contraportadas (sobre todo en autores contemporáneos, pues suelen ser muy inventivos discursos de venta que luego te conducen a un enojo por engaño). En este caso tampoco lo iba a hacer pero en lo que me iba a un café mis ojos revisaron al vuelo el texto introductorio de la contraportada. Ahí sentí que se quedaba atorado un trozo de carne que estaba disfrutando tanto, esos trocitos que decimos "salieron malos" pero que te pueden amargar el banquete. Leo: "El anciano Ogata Shingo no consigue ganarse ni el amor ni el respeto de sus hijos, pero sin embargo puede oír el rumor de la montaña." Como si un delicioso caldo se te salara, como si encontrases nadando un bicho horrendo y asqueroso, me topo con la que yo pienso es una errata fatal: "pero sin embargo". La oración debió ser: "El anciano Ogata Shingo no consigue ganarse ni el amor ni el respeto de sus hijos, pero puede oír el rumor de la montaña." O sustituir el pero por el sin embargo.

Me recordó al común de nosotros mortales cuando oímos sin ton ni son "massinembargos" que son una afrenta a los oídos y hacen chocar algo en el cerebro.

No lo ataco porque yo mismo sufro constantemente de esa maldición. Por más que intentas revisar tus textos, es preferible contar con ojos ajenos que te señalen, mira, aquí hay una letra encimada, aquí falta un acento. Para eso ayudan mucho los editores. Y como vemos, también se les va la liebre. Lo que me extrañó muchísimo es que pareciera que quien redactó esta introducción dudara en usar "pero" o "sin embargo" y se le fueron ambas, o peor aún, que él o ella considere que es correcto. 

Se siente cierto desamparo porque luego son precisamente estas personas las que se dignan revisar tus manuscritos y he sospechado que más bien se dedican a ver en dónde te faltó una tilde o en donde te atreviste a cambiar una c por una s, para acto seguido escupirte con prepotencia (la mayoría de los que me he topado son groserones, hombres y mujeres) que tu obra no es publicable. 

Admito que darle vueltas a ello evidencia una herida no sanada dentro de mí. Pero, también debo decir que pensé en Kawabata. Me dije, "a mí me ardería la cara de vergüenza si el maestro Kawabata viese que cometí ese error en una de sus joyas de libros." Si me dio una pena infinita cuando le envié el documento digital de mi primera novela, Velouria, a una escritora que es una de las gigantas de nuestra lengua...afortunadamente nunca le echó un ojo. O a lo mejor sí y no quiso reprimirme...aunque es una muy buena novela y está escrita, con los entusiasmos resbaladizos de quien escribe una primer novela, pero con un aliento y buena forma, que me sigue encantando. Considero que ya escribo un poquito mejor. Y considero que ese primer libro es aún superior que muchísimo de lo que veo nadar en las montañas de títulos que se apilan cada semana en los estantes de Novedades...en fin...

Que todos cometemos errores.

No pude evitar enviar un atento mensaje a los editores. Aunque me parece que ya se percataron del error y lo corregirán en futuras ediciones.

Dejado ello atrás me sumergí en la lectura de Kawabata. 

Cuando uno tiene el privilegio de pasar la mirada en estas obras no tiene uno más remedio  que sentir un gran placer, una completud maravillosa. Y también, si hubo una época aciaga en la que uno quiso ser escritor (de oficio, de que tengas tiempo de veras, de que publiques y entres en el mercado y tal), es inevitable sentir un aironazo de humildad: esto sí es escribir, esto sí es Literatura. Kawabata.

Y cuando uno tiene en sus manos escritos como los de este monstruo de escritor, y leemos estupideces como las que espeta Paul Auster asegurando de Don DeLillo, no sé si casi pegando el grito, que no hay mejor escritor que él, o uno chasquea los labios, o piensa: o le falta mucho qué leer a Auster o...nada. Que si un escritor se precia de serlo y no se esfuerza en ser lo más preciso posible, pues yo pienso que uno está para el cesto de basura. Pero, cada quién. 

Pienso que eso es lo malo de estos días, en los que no hay escritor de estos tiempos que no traiga pegado el mote de que es "la revelación" o, más atrevido aún, que es "un gran escritor." Sobre todo cuando llegas con buena voluntad y te topas con cosas que de inmediato te detienen para contrariar a los sabios editores de hoy en día pensando: "Pues, este no se le acerca ni tantito a Kawabata" (y a una constelación de escritores que de veras nos elevan).

Hay de todo.

P.d. Moby Dick...esa edición que ví azul azul...volveré por ti.














Thursday, January 23, 2014

Razones para vivir



 Desconozco si en todas las épocas los individuos hemos sido quejumbrosos. No hay duda de que nuestro tiempo está marcado por ello. Vivimos para quejarnos. Nada nos parece. Aparentemente. 

Hay quienes alguna vez llegamos al risco de la exageración y derrumbados en la depresión nos atrevemos a anhelar la muerte. Con sinceridad algunas veces, muchas otras no.

Todos tenemos incontables razones para no apreciar nuestro mundo. Huelga repetirlo. De pensarlo hasta siento náuseas...¿a qué?

Enumero al vuelo algunas cosas que afirmo extrañaría mucho si muriera antes de mi tiempo (porque cuando la Muerte sea la que venga por mí yo, flojito y cooperando...incluso dispuesto). Cuando llego a sentirme triste o mejor dicho deprimido intento pensar a conciencia de las cosas que uno no vería ni disfrutaría si estuviese muerto.


  • Se perdería uno de la capacidad que tenemos los seres humanos de construir y de destruir. Es fascinante como nos esmeramos por hacernos la vida de cuadritos, y ¡seguimos vivitos y coleando!
  • Me perdería de contemplar a las mujeres que veo en las calles mientras camino. No hay paisaje más maravilloso que una mujer hermosa. Me perdería de ver su cabello ondeado por el viento, de la fragancia que despiden cuando pasas junto a ellas. De esa satisfactoria sensación que nos permitimos cuando ella pasó y volvemos el rostro (a veces discretamente, a veces inevitablemente descarado) para verificar si tiene un hermoso trasero y las piernas...
  • Me perdería de ver labios. Me encantan los labios carnosos en una boca pequeñita. Y hallar labios así no es común. Así que, cuando los encuentro en una mujer que viaja en el transporte público es toda una experiencia.
  • Me perdería del cabello largo de una mujer. Me encanta el negro azabache lacio. Cuando lo tienen abundante y bien cuidado es fascinante.
  • Me encantan los pies bonitos. Unos pies pequeños  de mujer pueden encender mi imaginación tanto como sus nalgas. 
  • Las mujeres que tienen una cintura diminuta y caderas bien formadas son todo un acontecimiento. Y anoto que hay algunas que se me han quedado grabadas para toda la vida y jamás les dirigí la palabra, simplemente las vi en una plaza comercial, caminando en un jardín, en la calle.
  • Las mujeres femeninas (porque sí, ya no hay muchas, ahora todas son muy machas), las mujeres femeninas y con esa astucia e inteligencia femeninas me inspiran temor y una arrebatadora atracción. 
  • La mujeres de tez blanca como la nieve o aquellas morenas profundas, son un viaje.
  • Esa parte en la región del coxis de una mujer cuando aparecen o se marcan dos orificios es de lo más espectacular que puedas hallar en una mujer.
  • No recuerdo el nombre exacto ahora pero hay una región casi celestial de la mujer que es bellísima: esa ventanita que se forma entre la parte superior de los muslos y justo debajo del pubis. Que en efecto podrías aplicar el ojo como si fuese una mirilla es fascinante. Y también, tesoro raro de hallar.
  • Me perdería de la música. Hay tanta música que disfruto tanto. Siempre la música me ha salvado, me ha acompañado. Extrañaría mucho la música.
  • Me perdería de leer. Hay tanto tanto que releer y tanto que no he leído. O tanto que leí de una manera hace años y que cuando ahora vuelvo a hacerlo descubro cosas totalmente distintas y me sorprendo de lo que pensé de mí, de la obra, de la vida. Me perdería de los libros.
  • Me perdería del aroma que despide la loción que me encanta. Me encantan los olores ricos.
  • Me perdería de ver mis películas en la madrugada. Me encanta ver películas en la madrugada. Mis películas favoritas, vueltas a ver una y otra y otra vez. 
  • Me perdería de ver a mi sobrino, del acontecimiento maravilloso que es convivir con él.
  • Me perdería de las conversaciones tan enriquecedoras con mi hermana. Me perdería del asombro que  despierta en mi una mujer tan entera, tan poderosa y bella.
  • Me perdería de ver lo que viene. Me encantan las novedades tecnológicas.
  • Me perdería de conocer a ese alguien que a lo mejor, en algún lugar, me está esperando a mí.


La contemplación, fascinación y misterio de las mujeres hermosas, mis libros, mi música, mis películas...no puedo perderme de todo ello.

Y aún hay más razones. Pero siempre me recuerdo o me vienen a la mente estas.

Cuando llegue el día en que me tenga que ir, porque así ha sido designado, sé que me llevaré conmigo, en la alforja del alma, todo eso que me ha fascinado contemplar del mundo.

Y tú, ¿cuáles serían tus razones? Pero, en serio, no nada más enumeremos...ay, pues mi familia, mis hijos, nononoonono, en serio: ¿qué te produce gran placer? ¿Qué sería aquello que te haría soltar el gatillo, bajar la espada, o dar dos pasos atrás antes de arrojarte al vacío? Porque todos tenemos algo que adoramos, que no es tan difícil obtener, y que nos puede salvar: esas son las razones para vivir. Esos placeres.


Estos son mis principios. Si no te gustan tengo otros.




Estos son mis principios. Si no te gustan tengo otros. - Groucho Marx



  1. No robar. No aprovecharte de alguien  o de alguna situación para quitarle algo. No autoengañarte de que "así se presentaron los hechos" y por eso, al final, hurtaste.
  2. No forzar el obtener algo, pero sí esforzarse con trabajo para hacer las cosas bien. 
  3. No aspirar a la popularidad o fama. Quizá aspirar al prestigio. Pero aún así no tenerlo como meta ni forzar las cosas para "los demás" te otorguen ese regalo.
  4. No buscar el reconocimiento. Debe llegar por sí solo y cuando menos se necesite obtenerlo. El reconocimiento es algo externo y ajeno, no puede formar parte de tu formación como hombre. De este modo tiene que venir a ti. No tú ir por él, y mucho menos a toda costa.
  5. Vigilarte y esforzarte por reducir cada vez más lo que signifique queja. Y si no se puede evitar pensar de inmediato en una solución para detener ese derrame que no sirve para nada.
  6. Tratar a tus semejantes con cortesía.
  7. No es mandatorio "tener" muchos amigos, ni buscar tenerlos.
  8. No es mandatorio tener pareja.
  9. Tener siempre presente que la muerte nos acompaña en todo momento. Pensar en ello, meditar en ello, tener presente que la única y última certeza es que nos vamos a morir tarde o temprano. Aceptarlo como lo que es: un acontecimiento natural. Tal cual.
  10. Esforzarte por aprender más lenguas. Tener una disciplina que temple más el carácter, la entereza y la nobleza.
  11. Siempre recordar que los principios que uno quiere practicar son precisamente porque somos todo lo contrario a ellos. O, en todo caso, estamos muy alejados.
  12. Esforzarte por platicar o comentar cosas que desemboquen en una conclusión que pueda considerarse si no útil, inteligente y constructiva.
  13. Evitar señalar. Evitar culpar. Evitar elucubrar y elaborar suposiciones aledañas a la crítica o al señalamiento.
  14. Antes de tachar a una persona de lo que sea o por lo que haya sido recordar que uno no sabe realmente cómo es esa persona ni cómo se dieron los hechos. Además de que la vida de los demás debe estar absolutamente fuera de nuestra incumbencia.
  15. Extraer de todo credo aquello considerado como positivo en ello.
  16. Tampoco exagerar y fingir con sonrisas artificiales que uno es la persona más feliz del planeta. No es cortés. No es cierto. Y es necesaria una dosis de sufrimiento o de aquello que sentimos nos ha negado la vida para poder sentir en verdad aquellos momentos que consideramos alegres.
  17. Ir minimizando poco a poco la tendencia a hablar de uno mismo. Puede sonar soberbio, puede sonar a inseguridad. No es cortés. Sobre todo si no te han preguntado.
  18. No insistir si alguien no corresponde.
  19. No insistir si algo no resulta como uno desea. Pero continuar trabajando con ahínco.
  20. Dormir menos. Hacer más.
  21. El hecho de que respetes la opinión o forma de ser del otro no significa que tengas que aguantarlo contra tu voluntad. Si estás en busca de un camino distinto es válido huir de personas o terrenos que pueden jalarnos a ese estado que deseamos abandonar. 
  22. Evitar dar consejos si no han sido solicitados. Cada quien tiene que vivir lo que tiene que vivir y lo interpretará con las herramientas, vivencias y referencias que tiene a la mano. Todo lo que tú quieras hacer para aliviar, ayudar o intervenir simplemente es una manifestación que tal vez signifique que te sientes superior a ellos. Evalúa si es así.
  23. No hay nada de malo en buscar ser superior a los demás. Pero no es correcto ni mencionarlo, mucho menos presumirlo. Son ese tipo de cosas que deben ser íntimas. Además de que suelen manifestarse en los hechos.
  24. Habla menos.
  25. Escucha. De veras esfuérzate en escuchar. No estés pensando, mientras el interlocutor habla, en qué le vas a responder. Evita estar al acecho para saltarle a alguien con tus respuestas sabiondas. 
  26. Ante cualquier caso preguntarte, ¿te consta? ¿De veras te consta?
  27. Ante cualquier cosa que digas, sientas, hagas, pienses, pregúntate de inmediato, ¿y yo? ¿Yo por qué tengo la urgencia de decir, hacer, o pensar esto? ¿Qué tengo yo de aquel a quien critico?

Thursday, January 16, 2014

La sombra de la intolerancia


La sombra de la intolerancia, o quizá de la tolerancia o mis exámenes de conciencia, entre estos barajeaba el título de esta entrada o... de mi vida.

Hablo a título personal para no insinuar que me oculto tras la masa y no hago frente a mis iniquidades. Suscribo esto en primera persona del singular porque es más difícil que hacerlo en la primera del plural ya que sonaría a "consuelo de tontos". 

A ver. Yo. Yo y mis iniquidades. Yo que no me ufano pero que luego digo que soy tolerante. Mentira: jamás he afirmado que soy tolerante. Me esfuerzo por serlo. Sí, me esfuerzo por serlo porque soy en esencia intolerante. Centenas de cosas me resultan insoportables ergo intolerables. Bien, mea culpa, aceptación. Ser sincero con uno mismo, "no te hagas guaje, eres esto y el otro, sientes esto y el otro." Difícil operación. Hasta parece que tartamudean los dedos sobre el teclado.

Si esbozara una lista a bote pronto (sin pensarlo antes, que si lo pensara ni la enumeraría porque aquello que no nos es grato debe ser callado, no debe manifestarse si se aspira a ser civilizado o eso que le dicen ser tolerante):

No tolero la gente maleducada. ¿Qué entiendo por eso? Aquellos que se estiran y bostezan como cocodrilos en un lugar público. Que se expresan a los cuatro vientos con groserías cada diez segundos o menos. Que se tira pedos en un ascensor o no los puede contener en el trayecto del transporte público.

Igual se incluyen aquí los soberbios, los prepotentes, los que tratan mal a la dependienta de la tienda. Tampoco tolero a la dependienta cuando es pelada y te hace jetas o hablan en murmullos incomprensibles.

No tolero a la gente grosera incluso cuando quieren ser muy agradables contando chistes rojos sin parar. Me gustan esos chistes pero hay quienes parece que tienen una urgencia por ser aceptados o admirados o ve tú a saber y lo único que hacen es contar chistes pelados.

No tolero que lleguen a mi casa sin previo aviso. Excepción: una emergencia que de veras lo sea.

No tolero a la gente que no paga a tiempo o de plano no paga y lo convierte en su política personal exitosa del ejecutivo "agresivo y astuto".

Si alguien no me devuelve algo que le preste prácticamente es eliminado de la lista de los conocidos frecuentados o amistades.

No tolero a las mamás que se estacionan en doble fila o que usan la prepotencia de ser madres y te avientan literalmente la carreola con el niño para que te quites.

Luego de la foto sigue la lista...








No tolero a la gente que no dice "Gracias" o "Con permiso" o "Disculpe".

Antes no toleraba la impuntualidad, ahora sí. No me gusta pero la tolero. Ya comprendí ese punto.

No tolero a los llamados "bocineros" del Metro (que debiera escribirse con mayúscula pues es su nombre propio). Así como a los vagoneros, y los que venden en los pasillos del Metro. Bueno, la realidad es que sí los tolero, no tengo más remedio. Pero, confieso que me caen muy gordos. Y entendiendo que muchos de ellos directamente no tienen la culpa porque necesitan ganarse la vida. Por eso escribo que lo confieso y acepto que me caen gordos con las salvedades. Y que, ni modo, por ello y muchas cosas más, los tolero. Los TENGO QUE tolerar.

Sigue la lista luego de la foto... 





No tolero que me llamen "güero" y de inmediato la mano extendida. Que crea la gente que tengo dinero. No me sobra. De verdad, ¡no tengo dinero! Y no soy güero: soy castaño oscuro. (Pero sí los tolero porque no les digo nada, me evado y a veces, muchas, si me tocan mi trinche corazón de pollo, les doy unas monedas...cuando tengo).

No tolero a la gente en las redes sociales que sube fotos de los lugares extraordinarios (tienen que ser caros) que visita, que solo lanza preguntas y seguro se vanagloria estúpidamente de que sus huestes le responden, pero él no se toma la molestia de corresponder y jamás responde. Esos que en su supuesta invisibilidad quieren dar a entender que "ellos sí están muy ocupados", cuando tampoco pierden momento para checar cuántos nuevos seguidores tienen. Generalmente los borro y los ignoro.

No tolero cómo los medios de información nos machacan duro y dale duro y dale lo terrible que está todo, lo pésima que es la vida, el fin del mundo, el caos...Apago ya la radio o cambio la estación. Hace años, en verdad años, que no veo los noticieros de Televisa y TvAzteca y otros por ahí. No acostumbro sintonizar las noticias en la tele. Y este año tampoco en la radio y he cesado de leer como idiota todos los diarios todos los días.


Luego de la foto...¿de lo que ha sido para una comunidad difícil de tolerar qué tolero yo? 






No me causa ningún problema tener junto a mí a un humano que la sociedad califica como gay, maricón, o una vestida. No tengo problema con que se besen. Tampoco me pongo a observarlos. Confieso que opongo cierta resistencia ante las mujeres lesbianas que se dejan engordar para aparentar muscular fortaleza, con cabellos recortados como antes era exclusividad del hombre, que además tratan a su pareja mujer como un hombre macho, siempre recalcándole lo mal que está en sus juicios, corrigiéndola, dando instrucciones. Sí, lo confieso pero soy tolerante.

No me causa problema alguno la gente que es vista según los canones actuales como fea o poco agraciada, Primero porque jamás me confundirían con George Clooney (aunque me agrado mucho y no estoy tirado a la calle) y segundo porque así simplemente no me causa ningún problema la llamada fealdad.

No me causa ningún problema las personas que presentan una aciaga deformidad. No me choca ver a alguien por su apariencia sino por lo que manifiesta. Esto no significa que no tenga compasión. 

No me causa problema si el humano se viste de equis manera o se droga o es pobre o es rico o es poderoso o es un don nadie. No me causa problema si es empresario, el presidente de la república, campesino o incluso soldado o policía auxiliar.

No me causa problema que alguien piense distinto a mí. Lo que no puedo tolerar es que te quieran convencer a fuerzas o te escupan que estás mal. 

No tolero la descortesía. 

Siempre mi primera aproximación es una sonrisa sincera y una mano extendida. Si la respuesta es franca descortesía de inmediato se apagan varios programas en mi ser y me tornaré seco pero respetuoso. Y confieso que si ando en mis días y tengo la oportunidad haré algún malabarismo intelectual para evidenciar su estupidez. Pero hace años que no lo hago. Al final me sentía yo mal porque no es algo que me cause placer.

No tolero a los hombres que golpean a una mujer Y tampoco tolero a la mujer que se deja maltratar. De plano, para no pelear porque hasta la golpeada te llega a decir que para qué te metes, que es su hombre y la puede madrear cuánto desee, lo evito, me desvanezco.

Antes no toleraba a los artistas que admiraba y resultaba que eran unas divas. Ya comprendí que caras vemos corazones no sabemos. Ya comprendí y si de veras es un David Bowie (conocido por ser poco humilde pero un genio) me quedo con su arte. Total no es que sea mi vecino.

Creo que en síntesis no tolero dos cosas: la mala educación y la descortesía.
Tal vez hasta son lo mismo.


Mea culpa. Yo, el intolerante.

Si uno tuviese poder la tentación de abolir lo que no nos gusta sería avasallante.



La tentación del Poder es avasallante, es como sentirse el mar picado con olas de veinte metros sin piedad arrasando con todo nada más por el hecho de que hay cosas que no son de nuestro agrado. Qué grandeza, rara grandeza, se requiere para ser un rey magnánimo, un humano con poder pero que se esfuerza por no extralimitarse en ese poder.

Desde niños ese gozo por destruir lo que hay a nuestro paso, imaginar que devastamos a miles como oscuras acequias, sin percatarnos realmente de lo que estamos haciendo, nos abraza probablemente durante toda nuestra vida. Las normas sociales, la ley, la instrucción moral (que antes era materia en las escuelas de México) y la educación en el seno familiar nos ayudaban a contener ese impulso por destruir al otro que con o sin razón nos causa incomodidad.

En las mañanas, ya desde las cinco y media o seis, puesteros de alimentos para engordar no solo instalan sus productos para la vendimia sino bocinas de tamaño atemorizador que colocan, ellos muy ufanos, frente al público (así ellos no reciben los altísimos decibeles) con una música que yo, salvo en raras excepciones, rarísimas, no encuentro disfrutable: cumbias, salsas, huarachas, mariachis, tex mex, corridos...voces agudas, cantantes que no cantan sino berrean, música que no es música...en verdad he pensado que si tuviese poder mandaría eliminar todo rastro de eso que ellos consideran buena música.  Un reto para practicar la tolerancia, osea el aguantar lo que no nos gusta. 

Sí, tolerar, no nos hagamos, es aguantar. No hay de otra más que aguantar aquello que no nos gusta porque si optásemos por combatirlo podríamos terminar en la cárcel o muertos.

Ciertos locutores en la radio que quisieras mandar al paredón. Todos los políticos y sus formas tan asquerosas de ser. Artistas presumidos o envidiados. Premiados según nosotros injustamente, inclinaciones sexuales, colores de piel, gente obesa.

Yo amanecí al año nuevo con una sincera repulsión hacia la gordura. Comenzando con mi sobrepeso me decidí bajar al correcto, sano y con ello aprender de nuevo a disciplinarme. Reconozco que encuentro muy desagradable a mujeres gordas que visten con mallones entallados con las lonjas desparramadas, las greñas mal entintadas y su vociferar peladeces sin ton ni son, porque ya son poderosas, porque la mujer tiene los mismos derechos de ser peladas y nada femeninas.

Pero el antidoto, nimio, viene cuando me esfuerzo en tratar de comprender o hallar razones: es que el pueblo mexicano sufre de obesidad por depresión, porque somos los oprimidos, porque somos adictos a las azúcares, porque la Coca Cola es el elixir adictivo que nos ayuda a soportar una jornada con esa azúcar que no podemos dejar. Porque el mexicano ama el pan y no quiere pensar en la auto contención. 

Porque no hay recursos económicos suficientes para comer sanamente hay que recurrir a lo más barato (lo más a la mano) es el pan, las tortas, las gordas, las quesadillas, los tacos. Porque no podemos evitar consumir fruta con toneladas de miel, crema chantilli. Hasta en los alrededores de los hospitales vemos un sinfín de batas blancas obesas engullendo grasas extralimitadamente...y fumando.

La droga de la azúcar, que se encuentra en casi todo alimento, incluyendo los Light, los Sin Grasa, incluyendo bebidas alcohólicas. Nos preocupa la marihuana y la azúcar va a terminar con los mexicanos en algunos años: diabetes, amputaciones, muerte. Sin hablar de las dolencias cardiacas.

Porque somos un país triste. Hermoso país pero triste país.

Me veo en el espejo y me digo: tú tienes sobre peso, ¿de qué te quejas? Y me fijo la meta de no ser así, de no ser como los demás, como la mayoría: México, el reino de los obesos. Ocupando más espacio en el Metro, en los autobuses, en la calle. 

Odio la obesidad por los pedos continuos, porque la gente no se inmuta de pudrirse en gases dentro de la cama y con pareja al lado, oliendo lo echado a perder, lo desechado por el cuerpo. No soporto ni mis propios gases. Por eso opté de nuevo por recuperar mi peso y en tiempo que llevo, voy para dos meses, me he librado de intensos olores desagradables en la medida de lo lógico. Yo soy de los que, cuando tienen la necesidad de soltar un gas se aguanta, como se puede aguantar defecar u orinar, hasta llegar a un baño.

La otra medicina para combatir mi intolerancia es pensar que son enseñanzas para mí, también que debo aprender a desconectarme y sentirme bajo un castaño solo aún en la mitad de la barahúnda.

La otra medicina es ese remordimiento que me asalta casi de inmediato: "Por qué me creo superior a los demás? Por qué esa insistencia en sentirme mejor que los otros? Lo sea o no, esa actitud, si se manifestara frente a la gente, es indigna.

La vida es la cuerda de Walenda, sujeta de los extremos de dos rascacielos, sin red de protección. Vamos meciéndonos con el reto de mantener el equilibrio y con varias pelotas malabareando. Las pelotas representan tus sueños, tus necesidades materiales, tus fracasos amorosos, tu enamoramiento nuevo, la familia, las pérdidas...

La mente debe estar en movimiento, lo está. No está quieta. Y es un deber estarnos vigilando constantemente.

Sé que para la mayoría de los seres humanos esto sonará a una locura.

Por eso no convivo mucho con ellos.

Y vuelta a mantener el equilibrio, siempre tambaleante.

Ay, Vida.

Wednesday, January 15, 2014

¿Por qué la estrategia del Gobierno vs Michoacán sí les funciona?



No se necesita una imaginación tremenda para visualizarlo. Muchos, quizá millones, que no son académicos ni periodistas, han expresado la verdad como si tuviesen los pelos de la burra en la mano. Incluso películas como "El Infierno"(Luis Estrada, 2010) expone de manera clara lo que realmente sucede en México y particularmente ahora en Michoacán.


Una imaginación no muy grande nos revela y dice:

Los grupos civiles que se armaron para alejar a la organización u organizaciones narcotraficantes que ahí operan estaban teniendo éxito.

Durante el sexenio de Felipe Calderón, este ordena (obedeciendo órdenes también) deplegar al ejército y la marina en la zona.
Pero la instrucción al ejército era únicamente despejar o desbloquear los caminos carreteros. Jamás existió ni ha existido orden de defender a la población o de ir tras los delincuentes.

Hace dos días, el gobierno federal, con Enrique Peña Nieto como presidente, dice que la situación en Michoacán es insostenible y decide enviar más soldados para acabar con la situación.

La situación real es la siguiente:

  • Quienes verdaderamente gobiernan o mandan son los grupos llamados Crimen Organizado. Dentro de estos no solo están los hasta afamados narcotraficantes y asesinos que nos presentan en los medios de información, sino también políticos de las altas cúpulas quienes trabajan para los altos capos del narco.
  • Estas llamadas organizaciones del crimen son básicamente empresas de talla global.
  • Estos, quienes son los verdaderos jefes de jefes, efectivamente ven que están perdiendo ante las comunidades civilies armadas, llamadas de Autodefensa. En efecto, la situación es insostenible y no tienen más remedio que ordenar al gobierno federal que a su vez ordene al Ejército y la Marina resolver el entuerto:  acabar con los grupos de autodefensa.
  • Un Dr. MIreles Valverde, después de un accidente en helicóptero se encuentra convaleciente mas en la conferencia de prensa que ofreció, leyendo casi con amargura e impotencia unas hojas que se presiente no fueron redactadas por él, con miedo, ya retraído, expresa su confianza hacia la nueva estrategia del gobierno e insta a deponer las armas (esto que después, casi de inmediato, en una declaración vía YouTube desmentiría pero sin tanta energía). Sus colegas líderes también bajan el nivel de su discurso combativo. Se confunden sus declaraciones entre que aceptan desarmarse y continuar vigilando. ¿Quién no lo haría si después de una "reunión privada" te "piden de la manera más atenta que dejes de moverle". Seguramente, fotografías de sus familias, etc. (Reiteramos que estas son imaginaciones, no se ha revelado hasta ahora que eso haya sucedido tal cual).
  • La estrategia del Estado sí está funcionando. Véalo usted desde la perspectiva de sus jefes: los Capos y altos empresarios. 
  • Claro que está funcionando: todos los medios se dedican a propagar el Terror. Nada mejor para el dominio que infundir miedo. Los medios de información, entre lo que se supone es su trabajo, ayudan también a las organizaciones de narcóticos ilegales a refrendarse.
  • Claro que está funcionando: los caminos carreteros, los accesos a las costas, la libre circulación de los transportes que llevan la droga a la frontera están despejadas. El negocio sigue fluyendo.
  • Claro que está funcionando: periodistas, escritores, población civil, atizamos el fuego con nuestros comentarios apocalípticos sin realmente ayudar a resolver el problema. Además, ¿cómo podríamos realmente ayudar a resolverlo? Tema de otra entrada, pero el recurso de ser agresivos y deshilacharse en Twitter y Facebook en realidad no ayuda a resolver la situación. La justificación de que "se concientiza" está ya desgastada.
  • No es "la guerra contra el narco" de manera tan grosera e insulsamente generalizada, no se trata de una guerra civil como tal. Pero sí existen dos guerras concretas: la primera, la del Ejército vs. Grupos de autodefensa. Y la segunda, la de las organizaciones de narcóticos ilegales que pugnan por lo que denoniman "la plaza".
  • La población civil como tal no está levantada en armas, son ciertos grupos emanados de la población civil y no son numerosos. La población está en medio como carne de cañón.
  • Felipe Calderón envió al ejército para custodiar que las cargas de droga arribasen a buen puerto.
  • Enrique Peña Nieto, ni diseña las estrategias, ni planea, ni ordena. Es, en efecto, la imagen, el maniquí que lee lo que le dicen que lean.
  • Es un absurdo y un mirar muy corto el afirmar que los grupos de autodefensa actúan como "Robin Hood". No tiene la menor gracia ni precisión.
  • Es no alarmante pero penoso como la mayoría de los intelectuales y periodistas están abordando este tema. Entre el alarmismo, la exhaltación apocalíptica, el paroxismo irresponsable y estúpido y hasta la ignorancia. Quien sabe si también tienen alguna espada de damocles sobre sus cabezas. 
  •  ¿Sería más sensato callar si no se tiene algo razonable que decir? Tampoco.
  • Para bien o para mal, la avalancha de opiniones desbocadas ayuda a acrecentar la sensación de temor en todo el territorio Tal vez medir nuestra supuesta necesidad de información y no concederle tanto tiempo a lo que ya supimos. En estos sucesos siempre existe una sombra de morbo que como otra droga nos incita a continuar dándole vueltas al tema. Generalmente aquellos que no estamos directamente sufriendo esta situación. 

Vale la pena que vean películas como Casino (Martin Scorsese, 1995) o la antes citada El Infierno, ahí viene todo. O vean de nuevo El Padrino.

No nos rompamos la cabeza. Esto es lo que es.

Claro que el Estado está haciendo bien...por el bien de los verdaderos jefes de jefes.



Oh, triste, triste país. 

Para información sustentada:
En las entradas de noviembre del 2013 de este Blog Lunático se puede encontrar un ensayo escrito por el académico y especialista Rodrigo Canales, quizá la aproximación más acertada, equilibrada y documentada sobre la situación en Michoacán. 

http://elbloglunatico.blogspot.mx/2013/11/como-resolver-lo-que-esta-sucediendo-en.html