Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Tuesday, December 31, 2013

Nosotros, girando en la inercia como grumos de café




Cierto es que cada quien mira el mundo desde sus ojos. Obviedad que por serlo nos ha impedido comprender su significado. Quizá alguna vez lo comprendimos y lo olvidamos. 

Un joven filósofo se aventura a escudriñar una filosofía no revelada y resulta que Anaxágoras o Aristófanes o los pensadores del antigüo Japón o la India ya la ha expusieron de manera ejemplar.

¿Somos hijos de la copia? ¿Somos clones, ya no de los antigüos, sino de los modernos? Somos hijos de Marx y Freud, de Kant y Schopenhauer, de Picasso y Pollock, de los Beatles y los Rolling Stones. Somos hijos de Poe y de Baudelaire.

Schopenhauer hizo la crítica del pensamiento Kantiano. Crítica y afirmación. El procedimiento se acentúo hasta fines del siglo XX. 

En el siglo XXI, luego del fin del mundo que no fue, o que sí fue y del cual no nos percatamos, giramos en torno de los centros gravitacionales que han dejado esos cerebros. En una inercia semejante a aquella que experimentan los grumos de café dentro de la taza una vez que la cuchara movilizó el agua.

Ya tiene tiempo entonces que la noción de novedad, de lo nuevo, ha dejado de existir. Por lo menos en una acepción pura. Y aún dudando de que haya sido alguna vez pura. 

Novedad y originalidad parecieran fundirse y haberse disuelto. ¿Qué significa la originalidad ahora? ¿Qué significa lo nuevo?

Dentro del ámbito publicitario todo es suceptible de trocarse en nuevo nuevamente. Se renueva la envoltura, el empaque, se reavivan los colores o se modifican las tipografías. ¿No realizamos nosotros la misma operación?

Y con la pregunta sobre la noción actual de lo nuevo y la originalidad viene la del libre albedríó. ¿No podríamos afirmar que vivimos la época en la que el libre albedrío ha rebasado sus propios lindes si es que alguna vez los contuvo?

¿Es posible afirmar que quienes se dedican a mercar con mercancías, denominadas por unos ílicitas, ejercen su libre albedrío en la más extrema manifestación, pues la mayoría está expuesta cotidianamente a verse las caras con la muerte?

A esto agregaríamos más interrogantes: ¿qué significa ser hombre, en su contexto de virilidad potenciada a límites que la contradicen y rozan la homosexualidad? El contacto inevitable, físico y simbólico, con las pistolas. La obsesiva urgencia de poseer incontables mujeres. Probar la hombría al extremo, desde su raíz animal, cazadora. ¿Qué significa esta exposición de conductas que no cesa de machacarnos la prensa?

En ese aspecto pero también en el cotidiano, en ese que yace tranquilo tras las sombras de los estatutos sociales implícitos. ¿Cuál es la función del hombre en una sociedad donde la mujer reclama y conquista cada vez más posiciones laborales iguales a las del llamado sexo opuesto? Lo cual nos conduce a preguntar de inmediato sobre lo que significa ser mujer ahora. 

Conceptos entremezclados, acepciones equívocas. Los esfuerzos por dilucidar estos enigmas han sido hasta ahora velados o superficiales. Hoy en día vivimos la ascención de la verborrea y la opinión como sustituto de la reflexión paulatina, pausada, lenta. 

La reflexión lenta es aquella que se toma el tiempo para escuchar su alrededor, compara y atrae lo pasado e imagina el futuro. Esta reflexión no es común hoy en día. De hecho, no tiene tiempo de ser pues aquí domina la inmediatez. Y con esta, la explosión emocional, el prejuicio, que nace de la cerrazón de oídos. 

Estar cerrado, estar solo listo con una respuesta como la mordida agresiva que lanza un perro en señal de defensa, es lo que estamos viviendo y manifestando.

Porque se ha trastocado el significado de la palabra Crítica. Porque la idea de rebeldía se ha convertido en ejecución publicitaria. Todos quieren ser alguien. Todos quieren la fama, el dinero, los premios. Todos "se expresan": gritan, blasfeman, ofenden. ¿Soluciona en algo esta libertad de expresión? Desahogo, válvula de escape, es la olla exprés que le sirve más a los poderosos que a los poseídos. 

¿Cuándo se había visto tal avalancha de premios alrededor del globo?
La sed de reconocimiento a toda costa, pese a que no pocas veces el esfuerzo que presupone no existe. 

Se aparenta con la indumentaria y con el grito. Es claro que la indumentaria puede o no corresponder a quien la porta, por eso es un disfraz casi infalible dentro de la muchedumbre que compite por ser lo que desea ser sin esforzarse en ello. Desgranar un rosario de ofensas o señalamientos contra equis o zeta privilegiado otorga el título de activista, de luchador social. ¿Es el único requisito que se solicita?

No se trata de tachar. Nos preguntamos, ¿qué significa todo esto?
Como siempre, la respuesta es tan clara que la atravesamos sin percatarnos.

La sociedad, se dice, exige. Exige soluciones: exige respuestas. Pues la respuesta que no soluciona algo no es respuesta.

Y hemos cesado de preguntarnos dentro de ese silencio que, una vez experimentado y saboreado es como un oásis pacífico. Hemos cesado de preguntarnos con los ojos cerrados que ven hacia dentro. 

Hemos cesado de preguntar.

¿Por qué?



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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.