Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Monday, March 2, 2015

El futuro próximo de la Madre






Es un futuro evidente, ya visible si se le mira con detenimiento. El futuro del concepto de madre ya no es el mismo que se tenía hace dos generaciones.
A la madre ya los hijos no les llaman mamá sino por su nombre de pila, "Oye, Raquel", "Hola, Camila". Y esto es solo la muestra que se ha pasado de largo. Llamarle con el nombre de pila a la madre reduce la distancia de autoridad, se busca (si es que fuese conciente) una cierta igualdad. Esta, no se da sino lo contrario: el hijo se impone a la madre al igualarse.

Si por algo es (y muy pronto en pasado imperfecto, "era") preconcebida a la madre como lo más valorado dentro del entramado social se debe a que se le atribuyen virtudes que nadie más puede poseer: sólo la mujer puede ser madre. Manifestación del poder de la naturaleza, al mismo tiempo horroso y cautivante. Se nos intruye a llamarlo un milagro. De cualquier forma es un hecho que si no tuviesemos el bagaje científico y cultural, no me explico como no sentimos un horror desquiciante. La cultura ayuda a mitigar ese suceso. Y nos repetimos hasta el cansancio, durante toda la vida de ese ser que se denomina hijo, que se trata de un milagro, es más: de una bendición.

En el exterior, en el reino de las apariencias y de lo correctamente político (eso que incluso los que reniegan utilizan para salir bien librados y que esta entrada del blog da testimonio de no ir por ese río), la mujer alaba el ser madre, incluso denosta y casi excomulga a la mujer que exprese su deseo de no querer serlo. Se le condena, se le rechaza: no puede ser, ¿dónde dejó el instinto natural materno?

Lo cierto es que el llamado "instinto materno" es ya hoy en nuestros tiempos más un producto de la cultura que del llamado genético. En algún momento lo fue, por supuesto, pero las cosas han cambiado. Ahora no se ama al hijo porque el gen materno lo dicta y expresa de generación en generación, ahora se Debe amar al hijo porque se es madre. Ya no es lo mismo.

Esto sin anotar que la mayoría de los embarazos son no deseados. Aquí entraríamos a otro punto muy debatible que tiene que ver con la decisión o no de la madre en clausurar la vida inminente de ese ser. Etapa en la que se encuentre no puede evadirse el hecho inrrepatible de que ahi hay un futuro ser, el proceso se inició. Eso, aunque mucho se quiera y justifique, no se puede negar. Y no se niega, la madre volcará la consecuencia de ese hecho de diversas maneras, la mayoría ocultas y psicosomatizadas. Pero eso corresponde a otra entrada.

Si por un momento nos quitamos el traje de lo políticamente correcto, de la mala interpretación, si evitamos juzgar y observarlo a la luz de lo objetivo podemos darnos cuenta de que:

Ser madre se esta convirtiendo más en un problema que en un milagro maravilloso y anhelado.
Las madres de hoy ya no son tan madres: o lo es la nana, o la guardería o quien le de las clases extras de esto o el otro.
La madre de hoy busca la manera de evitar hacer las labores que eran propias de una madre: cambiar pañales, prepararle la comida, ayudar en las tareas...
Sobre todo estos rasgos se notan mucho en público: las madres se encuentran por allá en su mesa tomando café mientras los niños corretean entre las mesas del restaurante. Gritan, chillan, sin que las madres hagan nada.
Ellas mismas lo expresan sonoramente: "yo no estoy para cambiar pañales". Como que el instinto materno queda resuelto como inexistente, ¿no es así?

Pero lo contradictorio es que el cuerpo, la biología, les hace jugarretas pesadas a las mujeres pues llega un punto en su vida en que se deprimen por no ser madres. Esto, en efecdto, es una manifestación del organismo que reclama la utilización de sus aparatos, en este caso el reproductor. Pero es también un desbalance hormonal. Y pasa. 

La angustia que vive la mujer es que en esos momentos afloran más los sentimientos de culpa anteriormente depositados por su propia madre. Aflora el reclamo "de la sociedad", reclamo, juicio y condena: no me verán bien porque no soy madre. 

O sea que se tienen hijos por error o por orden social, ya no por un deseo interno, anhelado de la mujer.

Niños de menos de diez años aún despiertos un domingo a las doce de la noche, jóvenes que ya se abren paso en su vida con un revolver en mano, niños y jóvenes que vomitan groserías en lugares públicos y a todo volumen sin la más mínima educación...¿dónde está la madre? Esa que cada diez de mayo se celebra como el pináculo de la devoción y el sufrimiento?

Hoy en día la mujer, con legítimo derecho claro está, ya no quiere sufrir.
Se dirá que la situación económica no ayuda a que puedan ser las madres que las abuelas fueron en su momento. Es cierto, pero también lo es que muchas mujeres lo han tomado de pretexto porque, eso sí y hay que subrayarlo como la hermosa y ejemplar excepción: hay por ahí mujeres, las menos, que sí se las arreglan para estar con sus hijos en todo. Que ven la manera de levantarse alistarse y alistar a los hijos, de desayunar juntos, de prepararles la comida, de volver del trabajo para llevarlos a alguna clase, pero revisan con ellos las tareas por la tarde, checan que se laven los dientes y para concluir el día les cuentan un cuento. ¿A cuántas conoces que sean así? Seamos sinceros: no es la mayoría.
Entonces, ¿dónde quedó el instinto materno? No existe o ya está mitigado por la cultura.

El ser madre en la acepción que todos idealmente tenemos de ella sería por lo tanto la manifestación de amor más grande que existe. Porque es devoción, entrega absolutas. ¿Has visto esto botando por doquier? No.

Por otra parte, ese insidioso insistir de todos los que dicen defender los derechos de la mujer, la mayoría, solo ha logrado hasta ahora dimanar más a unos de otros, y a ellas mismas. 

No negamos que deben respetarse los derechos de la mujer, que mucho falta para que tome su lugar dentro de la sociedad como debe de ser, con el respeto e igualdad en términos legales y económicos. Pero hemos entrado en una profunda contradicción: 

La madre que valoramos es la que se sacrifica por sus hijos. Sí, pero lo hace porque esa entrega es resuelta y sin reproches, total. 

Lo más contradictorio: festejan cada año a la madre, es la fecha en que los restaurantes no se dan abasto, aún antes que el 25 de diciembre, ahí van todos a rendir homenaje. ¿Qué piensan realmente las mujeres que ven ese sacrificio como un acto de ignorancia?

Reconocer que esa persona que estuvo con nosotros a pesar de nosotros mismos, de nuestros berrinches y criticas, es la que nos dio forma y fondo, en efecto, las raíces, la substancia. Lo que uno haga de si mismo es otra cosa, si tu madre estuvo ahí, vio por ti, aunque no haya tenido una profesión u oficio, ¿no es en verdad uno de los valores más altos aquel que ejerce esa mujer en tu vida? 

Es legítimo que la mujer busque su propio destino por ella misma, sin influencia de la pareja, de sus amigos y amigas, de su pasado, hasta de su propia madre. Ya no es sorpresa que la mujer puede ser tan honesta y destacada en el ámbito profesional como también puede ser corrupta y chueca, como cualquier ser humano sin escrúpulos. Pueden ser ya iguales a los hombres. Sin embargo es justo y necesario preservar el reconoconomiento a las verdaderas madres, cuando lo biológico es ya lo que menos importa, sino la conciencia de entrega hacia ese ser que en primer instancia no pidió arribar a este turbulento planeta.







No comments:

Post a Comment

Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.