Carlos Fuentes era un estruendo, su estruendo descendía en su voz llena de energía, de todas partes del planeta se le venían las ideas aguardando ser expresadas por su voz, dichas por esa energía de su voz.
Uno lo escucha, para oreja de inmediato, y es un placer entero: cultísimo enterado de nuestro pasado pero también del presente. Recuerdo en un programa de televisión, cuando estaba de moda Los Pitufos y el baile breakdance, el gran Carlos los mencionaba y tu decías, "este señor sabe todo".
Y bailaba con una gracia, lamento que no salgan más videos donde él baila. Un hombre de mundo en el mejor sentido de la palabra.
Yo supe de él cuando tenía trece años y un amigo, mayor que yo, me instruía en música y libros, me enfatizaba: "Octavio Paz es puto, Carlos Fuentes es el chingón". Yo no comprendía la oposición porque sabía que uno era poeta y el otro novelista. Pero, esa oposición me sedujo. Muchas veces aluciné en que Carlos Fuentes hubiera querido ser poeta y lo fue en Paz y Paz hubiera querido ser novelista y lo fue en Fuentes. Tienen más semejanzas que diferencias. Experimentar esto es fabuloso y es todo un deleite para quienes amamos leer.
Y no ponemos a uno encima del otro: los dos son nuestros más grandes titanes. Me atrevo a decir, más grandes que Alfonso Reyes, pero gracias a él así de grandes: superaron al maestro y esto es decir ya toda una hazaña.
Fuentes: fuente de inspiración para quien quiere ser escritor...pero sin copiarlo. Reto.
Nuestro segundo Nobel, sin duda, sin discusiones, Carlos Fuentes es uno de lo que me inspiraron a ser escritor: su pasión, el saber de todos lados, no nada más el amor/odio con su México, sino esa extrañeza por México, ese misterio que es tan fascinante y que se llama México. Y también su deseo impetuoso de saber qué estaba pasando en ese mismo momento en el mundo, caminante de la Tierra y conocedor y degustador de ella.
En Carlos Fuentes se ve al mismísimo niño que fue siempre (vean sus fotos en la exposición llamada Por EL Mismo en el Palacio de Bellas Artes, es gratis, es breve y te deja emocionado por el hombre: es idéntico de niño, idéntico, nada más pónganle el mexicano bigote): siempre quiso ser escritor. Hasta veo sus imágenes de infancia ya con la pose del escritor (pero jamás el escritor posado). Lo veo como Susan Sontag que decía: yo quise ser escritora porque quería ver mis pensamientos en forma de libro, me encanta la forma de los libros y por el ambiente y por el aura que rodea a los escritores. Pero Sontag al igual que Fuentes son (en presente) escritores de todo a todo.
Un señor admirado por los jóvenes que devoran sus novelas, la mayoría de sus libros son vertiginosos, portentosos, virtuosos, pero no pretensiosos. Este es un rasgo que es asombroso de Carlos: fue ambicioso pero jamás pretencioso.
Mente brillante
Que se le dio el don divino de escribir tan rico y tan sabroso y tan profundo y tan simple. Qué manera de captar y plasmar el habla cotidiana, la jerga y los barbarismos.
Qué manera tan chingona y fina de escribir groserías (Artemio Cruz).
Qué manera de interrelacionar historias y personajes en relatos que parecieran distintos. (Cantar de Ciegos)
Qué hiperimaginación (Cristobal Nonato/ Terra Nostra /Aura, etc).
Qué mente tan ordenada: mira que planear desde antes, más o menos, el nombre y acomodo de su obra toda. Yo, ya fan casi como ustedes con el futbol y sus equipos, buscaba como loco "Emiliano en Chinameca" o "Aquiles" y no estaban, no existían, no eran libros aún. Pero ya estaban cocinándose, forjándose como hierro, en la mente prodigio de Fuentes.
Fuentes, fuentes de tinta, chorros de luz, chopo de agua de luz, salto de oscuridades que imantan, resplandece lo otro y esto y nosotros.
Nuestro México hundido y soberano, poderoso y triste, de magias, de calamidades, de humanidad rara, de muertes miedosas y vidas cobardes, de vidas valientes y muertes dignas, Fuentes mundo, Fuentes generoso, amante de las letras, de su arte, de contar, de charlar, de compartir, porque nunca sentí en él un tono pontificante (que sí tenía Paz, y que también adoramos), Fuentes te compartía, te ponía en la mesa, pensamientos en voz alta,
genio y figura. Gran señor, sí caballero elegante, fino: el ideal del hombre mexicano culto macho, el macho bien (que no el bien macho), hombre-hombre, terreno e imaginativo que todos queremos ser.
existen las Obras Completas? Así como con Paz? Al parecer sí, en FCE
ReplyDelete