Hubo un tiempo, antes del post modernismo, antes de nuestra época sin nombre, en el que el Arte era aquello que nos aproximaba a la trascendencia del alma humana. Suponía poseer alas y grandes vuelos.
Hubo un tiempo en que el Arte era una región inaccesible, privilegio de algunos tocados por dios o por el diablo, por ambos o por lo mismo.
Nos mostraban piezas sacadas de tiempos sin tiempo, presente manifiesto que recogía trozos del pasado y atisbos del futuro. Era enigma, era sensación sobrecogedora, era meditación, era introversión.
Ahora ya no.
Ya tiene rato que ya no.
El Arte es ahora Ocurrencia, no Idea.
Una bolsa de plástico colgada forrando un cuadro. Un montón de ruedas de bicicleta. Un avión dispuesto de tal forma que aparente ir en picada. Un sillón con salsa tomate chorreada. Un esqueleto animal con trazos en acuarela. Aparatos de televisión conformando columnas, rotos.
La ocurrencia de lo banal.
Hubo un tiempo en el que la Publicidad era la hija bastarda del Arte, del Gran Arte, se apropiaba de formas, de estilos, para acomodarlos a su conveniencia, ser atractiva y venderse.
Ahora es al revés.
La publicidad devoró al Arte. Y el Arte cree que es Arte Superior cuando ya no.
El Arte, por querer burlarse y criticar a la publicidad ha sido devorada por ella.
Ahora, lo que nos venden como Arte, Gran Arte, botellas de Coca Cola con orificios de bala, un auto aplastado, muñecas Barbie haciendo un 69...
Ahora, el Arte terminó burlado, y tiene menos chiste que la mejor publicidad.
Si el Arte es ocurrencia, le ha ido bien.
Si el Arte ya se trata de ser chistocito y burlarte de los que comprarn arte: lo logró.
Los Artistas de este Arte dicen que se burlan de la comercialización, de la producción en serie, y en su parodia han trocado en caricaturas de ellos mismos.
Eso sí, adoptan el look artista: melenas leonadas, barbitas, suéteres de pueblos indígenas, huaraches, o elegantemente vestidos de negro con las marcas más caras de la moda.
Si el Arte debe ser un reflejo de sus sociedad: lo logró.
Si el Arte hoy es el abaratamiento de la reflexión, la falta de reto y autocrítica, la autocomplacencia del chiste barato que pasa rápido y se olvida, ha tenido éxito.
Quienes se atreven a comprar estas piezas creyendo que están comprando Gran Arte son los primeros timados, pues dinero les costó.
Y si timar es un reflejo de nuestra sociedad y este timo manifiesta su operación en este circo que se ha vuelto el "Arte": sin duda debe sentirse muy orgulloso.
Pero, de trascendencia nada. ¿Eso qué es?
Una interesante sentencia dejan: el Arte es basura. El arte no es para perdurar. El Arte es para robarte.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.