A veces es conveniente transportar un tema a otras zonas, tratar de plantearse la situación desde otro punto de vista, estar del otro lado del espejo para ver qué sucede, qué nuevas ideas o interrogantes podrían surgir.
Es inevitable: no tenemos más remedio que abordar el tema que se ha convertido en el único tema durante ya casi seis años de un gobierno conservador, ultra conservador; dirección en la cual se está dirigiendo todo el globo. Cuando cursaba la carrera universitaria, una amiga me dijo la nefasta pero cierta teoría: "Gabriel, todo se irá acomodando hacia la ultraderecha. Es un movimiento mundial. Se trata de que haya cada vez menos clase media. Los pocos ricos y los demás, pobres." Me reí de su teoría de la conspiración. Ahora no me hace ninguna gracia. Dominan el mundo los viejos (aunque sean jóvenes) con las ideas viejas de moralidad y con la opresión que conlleva.
Bajo esa luz, ponemos estas preguntas, más que aseveraciones, sobre la mesa. Buscamos encontrar una o más vías de comprensión, si es posible de distensión. Y no hacer (trataré) lo que hoy en día casi todos los intelectuales, periodistas, pseudo periodistas (la mayoría de estos solo se dedica a leer notas de un telepronter en la televisión o sus hojas en la radio) están haciendo: hablar con palabras incendiarias, quejas puras sin ningún intento reflexivo.
Para reflexionar hay que estar en paz. En llamas es imposible, solo logramos prender más bosques en vez de apagar los incendios que ya no nos dejan ver de tanto humo negro.
Intentemos pues...
¿Por qué pareciera que cada vez hay más y más seres humanos (no lo olvidemos, seres humanos) arrojándose al yugo de las sustancias que tienen como fin expulsarse del mundo que insistimos en llamar real?
¿Cuál es la razón o razones que impelen a un hombre o a una mujer, a un joven o una jovencita a viajar a otros mundos, atmósferas o sensaciones para perderse, para no encontrarse?
¿Quién en honor a su verdad está viviendo esta vida, este mundo, sin ningún tipo de "ayuda" externa que lo transporte fuera de este mundo? ¿Quién en verdad no tiene un gancho que lo empuja a evadirse? Nadie, casi nadie.
Hoy en día el número de personas obesas crece exorbitantemente: la comida, el azúcar como un medio para "levantarse" porque todo a nuestro alrededor y nuestro interior nos parece aplastar.
Hay quienes fuman como chacuacos, hay quienes beben. Hay quienes no salen del gimnasio y las consabidas "vitaminas" para ponerse más ponchado. Hay quienes no prueban bocado. Pero, todos, todos sin excepción vivimos, existimos, día con día agarrados de algo...porque si no podríamos estallar, podriamos no soportarlo más. Todos movidos a extremos. ¿Por qué?
Se toma a la ligera, se toma como un argumento sensiblero de novela rosa, pero todos buscamos un amor y cuando no lo tenemos o nos deja, nos deshacemos, nos perdemos. Dependemos del otro. Dependemos de nuestra idea (sembrada o no, cultural o no, natural o no) del amor.
El futuro es incierto. El futuro hoy en día no existe. El futuro como el amor, en estos días en que ya se acabó el mundo, no tiene cabida. Todos estamos en pos de algo y cada vez pareciera más difícil lograrlo.
El solo hecho de pensar que será difícil lograrlo es un impedimento. Hoy suena lógico, incluso imperativo. Pero, no hace mucho el que las cosas fueran difíciles suponía que el premio sería el más jugoso y duradero. Hoy no. Hoy si no es fácil es estúpido.
También está el hecho de que millones de personas están fascinadas con la fama. La fama corta o larga, momentánea o eterna, pero nunca antes una civilización pendía del hilo de la fama como ahora.
Todos queremos ser reconocidos. Pero ahora también conocidos. Para muchos es ahora más importante ser lo último que lo primero.
Justo cuando es más complicado lograr las cosas existen medios electrónicos que nos podrían facilitar el camino. Pero, algo nos impide querer ser.
Se ha menospreciado el hecho de que las personas "se evadan de la realidad". De inmediato son condenadas, son ninguneadas y tomadas por cobardes. Y de nuevo, ¿quién en medio de esta presión no busca "algo" para poder seguir adelante?
Hasta los más poderosos tienen una dependencia. Nosotros tenemos el ejemplo (secreto a voces) de un líder que cierra oficinas a las cinco de la tarde para dedicarse a huír sumergido en el alcohol.
¿Por qué está socialmente permitido "evadirse" con una cerveza o tequila pero no con otra sustancia evasora/deshinibidora? Es una cuestión simplemente económica. No tiene nada que ver con la moral ni con la salud. Lo que pasa es que sale más barato que alguien se quede sin piernas o mejor que se mate en un accidente automovilístico por venir bajo los influjos del alcohol que por haberse metido una grapa.
Pero, sostener toda esta situación y aborrecerla o tratar de cancelarla solo por esta justificación no es suficiente. El problema está ahí, sigue ahí latente latiendo en cada nuevo joven que no ve mañanas.
El ejemplo más terrenal no es ni siquiera el empleo o la situación económica en sí mismas (razones ya muy considerables de por sí), el ejemplo más terreno es el desamor.
Cada vez más seres humanos que no tuvieron el cobijo de la madre o que vivieron en mitad de guerras sangrientas entre el padre y la madre, sufren las consecuencias y las propagan. Cuartitos minúsculos donde a penas subsiste una familia, donde los hijos oyen llegar al padre ebrio violar a su madre. Donde el padre viola a la hija. Donde son testigos de que la madre, en venganza, se acuesta con el compadre o el lechero. ¿Por qué? Porque no recibe amor. El desamor es cabrón: se venga destrozando todo a su paso. Así es, círculo vicioso. ¿Pero, hemos hecho algo realmente importante por acabar con esto? ¿Acabará esto a punta de pistola? O podríamos comenzar a ser más concientes de nuestro pesar diario e intentar trabajar en la esperanza, trabajando para que menos personas caigan en este hoyo ya inmenso y sin fondo. La sociedad se cruza de brazos o voltea la cara. Es como no aceptar que se tiene un hijo o hija homosexual (y no que esta sea una enfermedad).
El aproximarse a este dilema del siglo sin consideración, sin tener en cuenta de que estamos hablando de seres humanos, la mayoría que no tuvo de otra, en verdad, que no tuvo alternativa y que antes de matarse con una daga se mata en vida, es andar un camino donde ese humo que no queremos admitir, que está ahí nublándonos la vista, nos hará caminar muy lento, si no es que retroceder.
Las medidas para apagar las consecuencias se ven espectaculares pero duran poco. Dura poco su impacto.
Porque millones de personas han vivido en carne propia y dentro de su propia casa actos de agresión indecibles. Golpes, asesinatos incluso dentro del mismo seno familiar, por celos u odio, todo ello ya los inocula ante la espectacularidad que quiera vender un gobierno.
Los gobiernos se escudan en encuestas. Las encuestas son únicamente referentes, pero las exponen y la gente las ve ya como la verdad última. Cuando mil veces hemos comprobado que depende de quién contrate son los resultados que verán reflejados. Existen excepciones incuestionables en las que ni siquiera se necesitan mediciones para darse cuenta de la preferencia de la gente.
¿Cómo aplastar a un grupo de personas, a un ejército de personas que no se guían bajo las reglas? ¿Cómo terminar con lo que finalmente es para ellos un negocio?
La gente les tiene temor pero también hay cierta simpatía. Hemos llegado al colmo casi surreal: el hampa se ve más honesta que los gobiernos.
Grupos terroristas del Medio Oriente o las organizaciones del hampa italiana, japonesa, rusa y mexicana se ven respetables porque "no dicen mentiras", tienen el poder y el dinero.
Para la percepción de la gente: los gobernantes mienten. Ellos no. Cumplen lo que prometen, así sean devastadoras promesas.
La gente, el ser humano, a pesar de todo ama la verdad, ama lo que siente es la verdad. Las mentiras siempre hieren. Y la percepción es más potente que la realidad: ahí está la intocable televisión.
Cuando es imposible erradicar la gigantesca sospecha de que los propios gobiernos no son socios sino empleados de esas organizaciones, cuando hemos llegado a pensar que las cabezas que llevan las riendas de este país son solo sirvientes de aquellos. ¿Cómo creerle a los gobiernos?
El utilizar armas contra armas contribuye más al ruido que a la reflexión. No es que no se deba combatir, no es que se deba dejar libre el camino. Los enfrentamientos entre esos grupos persistirían. Pero es absurdo hacer oídos sordos, es loco querer cegarse. Dialogar no significa estar de acuerdo. Es más importante preservar la vida humana. Pero, no se ve así. Gracias a los medios, los gobiernos se han enredado en su premisa de que dialogar es claudicar. No es así. Y tarde o temprano, como se hizo antes, irremediablemente, se tendrán que sentar a dialogar.
Pero la soberbia actual impide desdecirse. No lo hará, aunque hayamos visto algunos su cara de terror cuando en una ceremonia de los Niños Héroes sonaron unos cañonazos y al señor se le esfumaron los colores y seguro se le hubieran caído los pantalones. ¿Eso es tener la sartén por el mango? Él sabe que también tiene jefe. Como dijo el Bob Dylan, "you have to serve somebody, everybody has to serve somebody."
Se dice que siempre debe ser condenable la violencia, pero los gobiernos consideran violento protestar. Si un grupo corre a un politiquillo de una universidad, todos los políticos se unen para "condenar el acto". Claro, porque saben que los siguientes podrían ser ellos. Hipocresía.
Lo que ha pasado hoy en España, donde el gobierno desaloja a protestantes de la Revolución Indignada, es atroz. ¿Cómo no moverse un paso más hacia lo no pacífico cuando hacen eso? Provocar debería considerarse también un delito. Se castiga al que cayó en la trampa pero no a quien la tendió.
La gente reacciona. El pueblo mexicano ha demostrado en su historia misma que es noble y generoso, que es paciente y que se sacrifica. Para su propio bien y mal. El pueblo español, además es valiente y no se anda con tontería cuando le tocan los cojones. Ojalá le caiga un rayo de luz al señor Zapatero y atienda lo que son más que naturales, lógicas y urgentes demandas.
Estamos en un tiempo en que no solo ha sido algunos añitos de opresión, ha sido casi nuestro sino.
Hablaremos de esto en otro momento: los periodistas y los medios de información (mal llamados de comunicación); baste por ahora señalar que hasta incluso aquellos con una actitud crítica ante las acciones de los gobiernos, han contribuido a esta atmósfera de intranquilidad que no es del todo cierta. Así es, no es del todo cierta.
Es un experimento que vemos pero que no concientizamos. Pongamos como ejemplo la Boda que se publicitó tanto en Inglaterra. Todos los medios se volcaron para hacer transmisiones acatarrantes sobre el quehacer, vida y obra de los lejanos novios artificiales. Originarios de un país que muy poco tiene que ver con nuestra idiosincracia, personajes con los que no habíamos tenido ninguna referencia ni lazo emocional de ningún tipo. ¿Se sintió el mismo clima oscuro que insiste en vendernos la tele y sus secuaces? No. ¿Con la beatificación del papa Juan Pablo II? Tampoco.
Cuando juega el inefable equipo de fútbol mexicano, de pronto, milagrosamente, todo ese clima oscuro se disipa y no existe maldad, y nadie está triste, y todo está bien (por lo menos no es tan negro como nos lo ponen. Y luego con los conciertos de U2. ¿Es real esta atmósfera tanto como la otra? Es relativo, ¿verdad? Así es. No es totalmente de un lado o del otro. ¿Por qué esa insistencia en querer ponernos mal?
La gente de bajos recursos ha tenido que convivir, ha tenido que aprender a sobrevivir con el crimen. Muchos sufren porque sus propios hijos o padres pertenecen a esos grupos. Muchos juniors se dedican al crimen "por diversión", nada más que aquí, muy sabrosos, son encubiertos por los influyentes padres. ¿Hay que condenarlos gratuitamente a estos y los otros? ¿Dónde están las promesas que durante años y años han hecho los gobiernos? ¿Dónde está eso de que la madre siempre ve por sus hijos? Hay madres criminales, hay mujeres malvadas también. Esa imagen casi intocable de que es el tiempo de la mujer y de que ahora, hoy más que nunca, no se le debe tocar ni con el pétalo de una opinión es desorbitada. Quien en realidad rige el país es una mujer. Y nadie ha podido moverla ni la moverán. Gracias a ella y sus instrumentos pudo obtener la presidencia la persona que ocupa la aún sempiterna silla. Y a causa de ella y sus hilos tendremos un nuevo ejecutor, un nuevo empleado.
Tendríamos que tener una aproximación más compasiva con los seres humanos que han sido atrapados por algún yugo. Osea, tendríamos que ser más compasivos con nosotros mismos.
(Continuaremos ensayando todo esto. Existe un punto de vista muy interesante acerca de la revolución indignada en España. La comentaremos.)