Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Tuesday, May 10, 2011

Madre solo hay una y varias

Que si es un día comercial, que si no, que si hay que celebrar a la madre todos los días en lugar de ponerla a cocinar, barrer, planchar, lavar; bla, bla, bla. La cosa es que hoy es ese día y festejamos su presencia o su memoria.

La madre nos cobija y nos asfixia, nos motiva y nos reprime, nos recompensa y nos reprende. Siendo adultos dicen que terminamos casándonos con una imagen de nuestra madre (¡qué horror! y qué perturbadoramente edipesco).

Querrámoslo o no, nuestra madre es nuestra madre. Si nos la mientan los podríamos matar. Nadie mienta a nuestra madre, nadie nos la mienta o se lamentará.

Nuestra imagen ideal de la madre es que es buena y protectora y que siempre estará con nosotros. Esta se contrapone muchas veces con aquella madre a la que nunca podemos complacer. Siempre falta algo, siempre en algo hubo un error. Y así vamos toda nuestra vida, dice Freud, tratando de reparar el daño, nuestra eterna culpa, buscando a la madre en otras mujeres para reinvindicarnos.

Sucede también que repetimos el esquema y nuestros odios, que no podemos demostrar a nuestra progenitora, los dejamos caer sobre la novia o la esposa. El ciclo sin fin.

La madre es una mujer y una mujer es, hasta donde tenemos memoria, un ser humano. Cometen errores, son falibles. Una madre no nace sabiendo y sin embargo es para nosotros la más sabia.

Hay madres cabronas y hay restos de algunas que aún son la abnegación andando.

Hay madres teresas de calcuta, hay madres que no tienen madre, hay madres desnaturalizadas y madres que son mamacitas.

Todos a fuerzas, desde el más humilde hasta el más soberbio, tuvimos madre. Hasta Jesucristo o el Buda, tuvieron madre.

Con eso nos han tenido sojuzgados a los mexicanos por eras enteras. Con eso terminaron por conquistarnos, más que los conquistadores, los evangelistas: Mírala, es tu madre, híncate de hinojos.

Madre solo hay una. Y sin embargo, pareciera que caímos al mundo sin una.


Sí, por qué no celebrarla. Nos dio la vida, decimos. El sacrificio de andar cargando un ser que dará más lata y descalabros que satisfacciones debe ser, sin duda, reconocido. El grito, los alaridos a punto de dar a luz debe ser premiado; la paciencia, el dejar de tener una vida para dedicarla a otro ser, tiene que ser valorado. Y ellas bien podrían evaluar su historia, en dónde están paradas y hacia dónde querrían dirigirse.

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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.