Desconozco si en todas las épocas los individuos hemos sido quejumbrosos. No hay duda de que nuestro tiempo está marcado por ello. Vivimos para quejarnos. Nada nos parece. Aparentemente.
Hay quienes alguna vez llegamos al risco de la exageración y derrumbados en la depresión nos atrevemos a anhelar la muerte. Con sinceridad algunas veces, muchas otras no.
Todos tenemos incontables razones para no apreciar nuestro mundo. Huelga repetirlo. De pensarlo hasta siento náuseas...¿a qué?
Enumero al vuelo algunas cosas que afirmo extrañaría mucho si muriera antes de mi tiempo (porque cuando la Muerte sea la que venga por mí yo, flojito y cooperando...incluso dispuesto). Cuando llego a sentirme triste o mejor dicho deprimido intento pensar a conciencia de las cosas que uno no vería ni disfrutaría si estuviese muerto.
- Se perdería uno de la capacidad que tenemos los seres humanos de construir y de destruir. Es fascinante como nos esmeramos por hacernos la vida de cuadritos, y ¡seguimos vivitos y coleando!
- Me perdería de contemplar a las mujeres que veo en las calles mientras camino. No hay paisaje más maravilloso que una mujer hermosa. Me perdería de ver su cabello ondeado por el viento, de la fragancia que despiden cuando pasas junto a ellas. De esa satisfactoria sensación que nos permitimos cuando ella pasó y volvemos el rostro (a veces discretamente, a veces inevitablemente descarado) para verificar si tiene un hermoso trasero y las piernas...
- Me perdería de ver labios. Me encantan los labios carnosos en una boca pequeñita. Y hallar labios así no es común. Así que, cuando los encuentro en una mujer que viaja en el transporte público es toda una experiencia.
- Me perdería del cabello largo de una mujer. Me encanta el negro azabache lacio. Cuando lo tienen abundante y bien cuidado es fascinante.
- Me encantan los pies bonitos. Unos pies pequeños de mujer pueden encender mi imaginación tanto como sus nalgas.
- Las mujeres que tienen una cintura diminuta y caderas bien formadas son todo un acontecimiento. Y anoto que hay algunas que se me han quedado grabadas para toda la vida y jamás les dirigí la palabra, simplemente las vi en una plaza comercial, caminando en un jardín, en la calle.
- Las mujeres femeninas (porque sí, ya no hay muchas, ahora todas son muy machas), las mujeres femeninas y con esa astucia e inteligencia femeninas me inspiran temor y una arrebatadora atracción.
- La mujeres de tez blanca como la nieve o aquellas morenas profundas, son un viaje.
- Esa parte en la región del coxis de una mujer cuando aparecen o se marcan dos orificios es de lo más espectacular que puedas hallar en una mujer.
- No recuerdo el nombre exacto ahora pero hay una región casi celestial de la mujer que es bellísima: esa ventanita que se forma entre la parte superior de los muslos y justo debajo del pubis. Que en efecto podrías aplicar el ojo como si fuese una mirilla es fascinante. Y también, tesoro raro de hallar.
- Me perdería de la música. Hay tanta música que disfruto tanto. Siempre la música me ha salvado, me ha acompañado. Extrañaría mucho la música.
- Me perdería de leer. Hay tanto tanto que releer y tanto que no he leído. O tanto que leí de una manera hace años y que cuando ahora vuelvo a hacerlo descubro cosas totalmente distintas y me sorprendo de lo que pensé de mí, de la obra, de la vida. Me perdería de los libros.
- Me perdería del aroma que despide la loción que me encanta. Me encantan los olores ricos.
- Me perdería de ver mis películas en la madrugada. Me encanta ver películas en la madrugada. Mis películas favoritas, vueltas a ver una y otra y otra vez.
- Me perdería de ver a mi sobrino, del acontecimiento maravilloso que es convivir con él.
- Me perdería de las conversaciones tan enriquecedoras con mi hermana. Me perdería del asombro que despierta en mi una mujer tan entera, tan poderosa y bella.
- Me perdería de ver lo que viene. Me encantan las novedades tecnológicas.
- Me perdería de conocer a ese alguien que a lo mejor, en algún lugar, me está esperando a mí.
La contemplación, fascinación y misterio de las mujeres hermosas, mis libros, mi música, mis películas...no puedo perderme de todo ello.
Y aún hay más razones. Pero siempre me recuerdo o me vienen a la mente estas.
Cuando llegue el día en que me tenga que ir, porque así ha sido designado, sé que me llevaré conmigo, en la alforja del alma, todo eso que me ha fascinado contemplar del mundo.
Y tú, ¿cuáles serían tus razones? Pero, en serio, no nada más enumeremos...ay, pues mi familia, mis hijos, nononoonono, en serio: ¿qué te produce gran placer? ¿Qué sería aquello que te haría soltar el gatillo, bajar la espada, o dar dos pasos atrás antes de arrojarte al vacío? Porque todos tenemos algo que adoramos, que no es tan difícil obtener, y que nos puede salvar: esas son las razones para vivir. Esos placeres.
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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.