Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Monday, September 30, 2013

La novela en llamas



Arrojar manuscritos a las llamas es parte del proceso. Varias aproximaciones, a veces llegas a las mil cuartillas o mínimo las 500, para releer las garrapatas y percatarte de que no va por ahí o no estás consiguiendo la textura o la atmósfera que te propusiste en un inicio lograr con una nueva obra.

Escribir se te da si tienes la capacidad y los conocimientos. Lo díficil se presenta cuando deseas explorar otras maneras de abordar tu propia escritura. Es el reto de derribar las barreras que inevitablemente tenías que levantar en lo escrito anteriormente. Porque se necesitan límites. Si una novela no tiene fronteras se torna un viaje sin sentido, se cae en la divagación, en lo confuso. Y una novela puede exigírle más al lector pero no significa que sea incoherente. Se debe leer sin que se noten los materiales con que fue construído ese cuerpo literario. Es como en la pintura, si al ver el cuadro notas más los trazos y el pase de los pinceles no lo lograste. La pintura debe de presentarse ante ti como un todo, como un ente sorpresivo, debe transmitir "algo", no la pericia con la que logró un rostro o sus claroscuros. Eso viene después. Es como las canciones: tú la oyes y te llega. Luego la analízas e intentas descifrar cómo lo hizo el artista.

Cada escritor se impone sus reglas para escribir un libro o toda su obra. Previo a la composición de un nuevo libro está el definir el tono, el ritmo, quizá el número de cuartillas. 

Investigar lo más posible sobre el tema, los lugares, los personajes; pero que no se refleje en la novela como un estudio académico. La novela tiene que entretener. No es un ensayo ni una investigación ciéntifica, ni un panfleto político. La novela, como la poesía, se debe al lenguaje.

Naturalmente los temas son los de un tiempo definido que pulsó y afectó a la humanidad en su suceder. Es inevitable abordar los asuntos que nos acontecen hoy en día si se quiere ser un escritor de su tiempo. Pero su escritura debe aspirar a ser clásica, en el sentido de ser atemporal. Novelas demasiado arraigadas a una moda sin tomar en cuenta la calidad del lenguaje tienen más posibilidades de morir más pronto. Primero es el lenguaje, el cómo se escribió lo que se escribió.

No falta nunca la avalancha de novelas o poemas "de protesta". Tienen mayor atención del público porque, con o sin su buena intensión, son moda y son "convenientes", pero rara vez la calidad de su composición prevalece. Al mismo Neruda le pasó cuando antepuso la protesta a la poesía en sus poemas. A veces es necesario, pero hay que estar conciente de ello.

Las razones por las cuales arrojé a las llamas mi última novela fueron, entre otras cosas, las siguientes:

* No me pareció de calidad el tono de algunos pasajes en los cuales los personajes "hablan como se habla en la calle" con el florilegio de improperios. No porque no use groserías, sino que sentí un abuso de ello y no le vi sentido desde el punto de vista literario. En otras palabras, para mí, el abuso de los improperios en una obra que pretende ser literaria denota una incapacidad para expresar esos sentimientos de manera elevada y precisa: eso es el lenguaje literario. Tomando en cuenta que debe ser claro, inteligible y con el tono del personaje.

* Me di cuenta que estaba repitiendo la misma manera de componer ejercitada en mi primera novela, Velouria. A pesar de que 13 novelas separan a la primera de esta nueva, probablemente el tema me condujo a ello. Se me hizo una señal de pereza continuar por una senda que ya caminé, con razón escribía con mayor velocidad. Me he comprometido a abordar de distinta manera la composición de un libro o de algún grupo de ellos, por el solo hecho de que pienso la literatura debe ser para el autor también un viaje a lo desconocido con las herramientas bien dispuestas a mano. 

*El hecho de desechar lo que tenía de la última novela sin duda ayuda pues te despejas de la inercia de "escribir como tal o cual", te ayuda a que te fijes en los errores y vicios que todo escritor tiene, para valorarlos y dejar algunos vivos (a lo mejor a eso le llaman El estilo los críticos) y corregir la mayoría.

*Cómo tiene razón Borges cuando dice que la escritura de un libro es más las sucesivas correcciones.

*También me alejo de la pantalla o autoobstáculo de decir que "arrojé a las llamas un libro" porque aspiro a la perfección, bla, bla, bla, Tal vez aspiremos a ella, pero hay que saber que no se logrará jamás la perfección y que esta es imperfecta. El devenir humano es maravilloso, aterrorizante, misterioso y parte de esa fascinación es el no ser perfecta. Que no significa no escribir bien.

*Trato de huir de ciertas construcciones verbales que están ahorita muy en boga. No porque no me gusten, sino porque mi personal misión autoimpuesta es la de contar las cosas de otra manera. Intentarlo. Esforzarse en ello. De una manera inteligente pero también grata. Que el lector que ama la literatura sienta esa delicia que es saborear un libro bien escrito, contando la misma historia que han contado todos los libros desde el inicio, pero de una manera original: auténtica.

*Apuesto mucho a la sinceridad en mis escritos. Me gusta mucho novelar pero no construir artificios. Todo lo que yo he escrito lo he vivido de una manera u otra. Este ingrediente lo mezclo con la imaginación. Su combinación produce libros que a mí me han gustado mucho.

(continuará)






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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.