Desde la LUna

Tu planeta llamado Tierra (¿por qué no le pusieron Agua?) se ve de la siguiente manera...bienvenid@

Wednesday, January 29, 2014

Matrimonios: ¿mejor entre amigos? y la contrariedad del "amor de tu vida"



...¿Y si se nos inculcase que venimos a este mundo a estar solos, a aprender a estar a gusto con nosotros mismos y que las relaciones interpersonales son interacciones que no tienen como fin "quedarte con una sola persona para toda la vida"?

Que se nos enseñara que sin duda nos toparemos con un alguien o varios alguienes que sentiremos nos impactan algo dentro de nosotros mismos y que ello lo relacionamos con el flechazo al corazón y que será válido permitirnos perdernos en el abismo de eso que llamamos enamoramiento sabiendo que esta etapa dura un suspiro a lo largo de nuestra existencia en la tierra...

Sabemos que hay religiones fuertemente arraigadas en ciertas sociedades y que estas dictan que la pareja debe persistir en su unión hasta la muerte. Incluso está penado por el divino separarse. 

Es irrebatible que si se ha concebido a un bebé es obligatorio hacerse cargo del vástago y proveerlo de casa, vestido, sustento y educación para que un día pueda valerse por sí mismo. Pero, ¿es realmente necesario que la pareja que lo concibió tenga que subsistir bajo el mismo techo?

La vida real nos muestra que se ha trastocado en gran medida esa religiosa y cultural disposición: cuántas parejas no conocemos que ya no se aman, que han apagado la llama de la pasión con los años, con la cotidianeidad, con esa "familiaridad" que los convierte, poco a poco, más en enemigos (si va mal) o en hermanos (si todo va bien). 

Hay sobrada evidencia que nos lleva a pensar que la pareja puede continuar durante toda la vida, si así se comprometieron, si va acorde con su fe y convenciones sociales, pero que las relaciones íntimas se van desvaneciendo hasta llegar a la rareza. 

Muchas parejas permanecen "juntas" porque existen lazos que van más allá de los hijos o incluso del amor: compromisos económicos (quizá han levantado una empresa juntos), compromisos sociales (quién es dependiente económicamente no sabría qué hacer si se separara de su pareja). Lo vemos tal cual, como realidades que son, sin pretender calificar o juzgar. Precisamente despojarnos de todo juicio sería el objetivo de esta entrada.

Por ejemplo, una pareja algún día, algún tiempo se amó. Luego de algunos años la llama ya se apagó. Pero hay una vida juntos, hay una historia. ¿No es lógico decidir permanecer juntos si el trato es amistoso y si hay más variables a considerar como el bien de los hijos, los lazos materiales que existan? 

Hoy en día se alienta a la separación casi inmediata si ya no existe sexo en la relación. Por supuesto que si la pareja no se lleva bien, no existe cordialidad entre ellos, mucho menos respeto, es más que recomendable optar por separarse. Pero, también es posible que las parejas que permanecen "sin esa pasión" no estén fingiendo ni siendo hipócritas (nos apresuramos a juzgar porque no se separan). Podría ser una decisión muy madura también. Si ambos están de acuerdo.

Las parejas que, digamos, aparentan estar felices y que insisten en proclamar su inalterado amor en Facebook, y ya no tienen relación como pareja, ya no hay relaciones íntimas, y sobrellevan la situación es porque uno de ellos o ambos tienen un escape fuera del matrimonio. Él, ella, tienen encuentros íntimos con otras personas. Se sospecha, a veces, se está en la certeza mas no se aclara nada. Tal vez no hay nada que aclarar.

No queremos ni sonar cínicos y alentar el cinismo, solo imaginamos otro panorama. Otra forma de llevar un matrimonio que es común pero es también criticado.

Si nos basamos en que justo cuando el amor y la pasión se apaguen es necesario separarse, ¿no pecamos de ser demasiado inocentes? El fuego pasional se apaga con el día a día. Ese otro que antes era un misterio a resolver, una novedad inquietante en cada encuentro, se torna lo más común y corriente. La desnudez diaria, compartir la misma cama, se comparten olores desagradables, alientos poco gratos, movimientos intolerables en el lecho (patadas y demás), ronquidos...la individualidad en uno de los momentos necesarios de todo ser humano: el dormir, descansar y recuperar la energía, queda truncada.

Así que no puedes dormir a tus anchas, no descansas, y obviamente, ni ganas de tener sexo con esa persona al lado de la cual te conoces de pe a pa...se torna aburrido.

En lo personal descreo de los "tips" en los que se busca "reencender la llama". De plano, cuando ya no hay fuego ya no hay. 

Las parejas pueden sobrellevarlo imaginando que están con una estrella de cine, fantaseando con la secretaria, con el hombre que fue a reparar el lavabo. Pero no se dice. Es un paliativo para poder encenderse y tener relaciones con la pareja. 

Hay quienes han sugerido que una pareja con ya bastante trecho andado podría experimentar eso: jugar a que uno es fulano y la otra sutana. Generalmente el enamoramiento se esfumó hace años, pero hay quienes pierden la serenidad y se sienten ofendidos y lo que se enciende es el celo y no la pasión. Contradictorios que somos.

Es cierto que se requeriría de un grado de, llamémosle madurez, para saber que esos juegos son para encender de nuevo la llama entre la pareja. Es indudable que si le dices a tu pareja que vas a imaginarte que es la dependienta que viste en la mañana o una actriz exótica, te gusta, has imaginado o imaginarás que estás con ella. ¿Quién aguanta?

Hay contadas parejas que cruzan el umbral de estos juegos eróticos para entrar al intercambio de parejas real o incluso "darse un tiempito" mutuamente acordado, en el que se prometen no confesarse qué hicieron pero se intuye que es con el propósito de, si se desea, si se tuvo la oportunidad, tener una relación extramarital eventual, tal vez pasajera y sin raíces. 

Generalmente, si realmente se toma como eso, y realmente se acordó mutuamente, y no se guardan como cartas de rencor en el futuro (qué reto), apacigua las aguas del matrimonio en cuestión e incluso pueden vivir muchos años más juntos. 

Y si alguien se siente ofendido...entonces aún hay restos de un amor, de ese amor enterrado por el tiempo...

La cuestión es: ¿realmente sigo amando a esta persona?

En lo personal, siento que cuando estás con la intensidad de amar a esa otra persona no te pasaría por la cabeza compartirla con alguien más. No lo sé. Hay quienes lo hacen y argumentan amarse con locura. Ya serán ellos con sus pensamientos y convicciones. Puede ser.

Tal vez, una forma de matrimonio no es aquella en la que te casas "con el amor de tu vida" sino con alguien que, además de haber metido la pata de haberse embarazado, se comparte un lazo cordial...digamos: una amistad.

¿El matrimonio no tendría que ser más entre amigos que comparten mismos gustos dejando en segundo término la atracción sexual?

Sé que decimos que los amantes que buscan permanecer juntos mediante el compromiso del matrimonio deben de ser amigos. ¿Qué tantos de verdad lo son en el principio?

Encrucijadas. Divagaciones. 

Porque...¿cuántas parejas casadas cuando son interrogadas por separado, en un momento de urgente sinceridad confiesan haber encontrado o vivido "el amor de su vida" y la mayoría de las veces no es aquella con la que se casaron?

Casi siempre "El amor de tu vida" quedó fuera de tu vida. Fue inalcanzable. No se logró. Fue una relación que denominamos intensa. Mezcla de agresividad y ternura, de sentimientos no definidos totalmente: a veces celo, a veces posesión, a veces ternura, a veces comprensión. "El amor de la vida" casi siempre fue el imposible. El que se vivió en una etapa pero jamás se concretó en lo que pensamos es la definición del amor real: el matrimonio. Nueva contradicción. 

La mayoría se casa porque aguardan al chamaco, porque ya no hubo de otra. Otros se casan por un enamoramiento temprano, a veces muy joven, que nubla la razón e impide vislumbrar que casarse tiene más de obligaciones que de placeres.

Yo tuve alguien a quien, siento, pienso, amé con verdadera locura. Locura de verdad: desmedidamente, cometiendo error tras error tratando de convencerla de que eramos para ambos. Un amor que veía por su bien, que incluso toleraba indiferencias y groserías. No contaré aquí la historia para no aburrir al amable lector, pero al paso de los años mi cerebro concluyó que ese no fue el amor de mi vida porque hubo más dolor que placer. Simplemente porque al final, con todo lo que haya prometido e ignorado de sus promesas, su irse y volver cada que a ella le placía teniendo la absoluta certeza de que yo estaría ahí para ella casi hincado de hinojos, no se quedó conmigo. Pero mi corazón se fue con ella, su solo recuerdo me cimbra en momentos, trastocó mi futuro con otras relaciones, modificó mi visión de relaciones pasadas: me cambió. Me mató. Yo renací por mí no por ella. Y aún así y con todo nunca jamás se ha comparado con otro sentimiento tan devastadoramente encendido que haya sentido jamás. La amé absolutamente, con todo y todo. Sin restricciones, sin medida. Ahora, ya pasado, desde hace mucho comprendido, hay una parte de mí que se siente feliz por haber experimentado eso, por haber amado a una mujer de esa manera tan estúpida, tan abierta, tan entregada. Me dí totalmente. Y fue mi decisión conciente. Incluso se lo dije: Yo decidí amarte así. 

Lo que a veces, en ciertas noches, me atormenta es que no supe realmente cuál fue su Verdadero sentimiento hacia mí: yo estoy cierto que hubo un amor inconmensurable hacia mí...pero igualmente enorme fue una especie de odio que descargaba sobre mí sin piedad...y en igual proporción, a veces una indiferencia incalculable. Esa duda, me la llevaré a la otra vida, consumiéndome...esa llama jamás se ha apagado.

Lo cual no significa que no haya yo proseguido con mi vida. Suena contradictorio. 

Después de ella, mis enamoramientos no han sido a tal grado intensos. No porque no lo quiera sino que simplemente yo sí encontré (o ella me encontró a mí porque yo no la busqué, ella llegó) a un ser que reunía todo lo que yo podría adorar, bajo las capas de su propia inseguridad, de sus incontables enfermedades auto generadas, de su pesimista actitud y su nube negra que no quería abandonar. Hay quienes nos desvivimos por alguien a quien nosotros creemos tenemos que salvar. 

Y nos dicen los psicólogos light que eso no es amor. Pero, ¿cómo muchos y muchas toleran y aún atizan más su amor siendo violentadas por palabra, obra y omisión?
¿No el amor es una mezcla contradictoria de odios, ternuras y placeres y misterios?
Todo nuestro bagaje de carencias y deseos, nuestra relación con la madre y con el padre influyen sí, en eso que cada quien denomina "El verdadero amor".

Al final, cada quien se da la cuerda que remediable o irremediablemente se quiere dar de acuerdo a su concepto del Amor.

¿No es común que nos atraiga quien nos rechaza? ¿No es común que nos sintamos atraídos por la fuerza gravitacional de alguien que nos maltrata?

Seamos sinceros. No nos estamos psicoanalizando aquí. Es simplemente nuestra verdad dentro de nosotros mismos.

El Amor es un conjunto se emociones. El Amor por si mismo no es nada o carece de fundamentos. Lo conforman varios ingredientes. 

Como afirma sabiamente Octavio Paz en su Llama Doble, parafraseando: "en el amor hay erotismo, pero no es el erotismo; en el amor hay amistad, pero no es la amistad, en el amor hay pasión, pero no es la pasión."

El Amor realmente no tiene definición. Es un misterio. Un misterio elusivo. Y nuestro "amor de la vida" (porque tiene que ser uno y no varios) tampoco sería eterno.


 




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Eres un lunático con pensamiento, GRACIAS.